Primas al centavo.
Las primas ofrecidas a los jugadores de la selecci¨®n anfitriona presentan un aspecto curioso. Por pasar la primera ronda, 26.138 d¨®lares. Por llegar hasta los cuartos de final, 36.364 d¨®lares. Para alcanzar las semifinales, 40.909 d¨®lares, y por quedar campeones del mundo, 45.455 d¨®lares. Las cifras son tan minuciosamente computadas que uno no se extra?ar¨ªa si apareciesen con una propina de, por ejemplo, 47,5 centavos. Traducidas en pesetas representan unos 2,5 millones, 5 millones, 5,5 millones y 6 millones, sumando o restando alg¨²n centavo.
Gaviria, el revulsivo.
El presidente de Colombia, C¨¦sar Gaviria, ha anunciado su presencia en Estados Unidos para levantar los ¨¢nimos de la selecci¨®n que, contra todo pron¨®stico, perdi¨® por 3-1 ante Rumania en su primer encuentro. "Nos embarga la tristeza", anunci¨® Gaviria por televisi¨®n, "pero no debemos perder ni la fe ni la esperanza".
Abrocharse los labios.
Kjetil Rekdal, el autor del tard¨ªo gol noruego que sell¨® la derrota de M¨¦xico, fue el ¨²nico jugador que se neg¨® a realizar declaraciones ante los periodistas escandinavos. Se limit¨® a pronunciar cuatro frases y se despidi¨® a la francesa. Decidi¨® abrocharse los labios para embotellar su rabia por haber cedido el puesto a Jan Jakobsen y haber disputado s¨®lo los ¨²ltimos 12 minutos del partido.
El Espa?ol a Segunda.
Sorprendi¨® el grito de guerra emitido como saludo por periodista italiano. No lo profiri¨® por alergia al Espa?ol sino por el historial de su flamante fichaje, Florin Raducioiu. "Fich¨® por el Bari", explica, "y el Bari baj¨® a Segunda. Se fue al Verona, y el Verona descendi¨®. Le traspasaron al Brescia, y el Brescia se fue a la serie 13. Cuando lleg¨® al Milan el verano pasado, m¨¢s de uno se ech¨® a temblar". El goleador rumano conoci¨® su traspaso dos horas antes del partido ante Colombia.
Sablazo a los verdes.
Un grupo de 80 seguidores irlandeses se han quedado plantados en Saugus, Massachusets, tras haber pagado viajes que inclu¨ªan hoteles y entradas para los partidos de los verdes. Llegaron a Estados Unidos para descubrir que no ten¨ªan ni hoteles, ni entradas. Pagaron 250.000 pesetas por barba, pero vieron la victoria ante Italia desde un pub de Boston.
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