Lo cura el humor
La presentaci¨®n del ¨²ltimo libro de Mingote se convirti¨® en un vertiginoso coloquio
La presentaci¨®n el pasado lunes de 130 dibujos-Mingoterapia (editorial PPC, colecci¨®n El Libro del Buen Humor), del dibujante y acad¨¦mico Antonio Mingote, fue un acto modelo de causticidad lac¨®nica y risa en comprimidos efervescentes. En 20 minutos hubo cuatro discursos (el editor, los dibujantes M¨¢ximo y Chumy-Ch¨²mez, el propio Mingote) y se realiz¨® un vertiginoso coloquio con los asistentes.El p¨²blico que se acerc¨® a la presentaci¨®n era abigarrado y variopinto. Humoristas de escena como Tip y Coll; humoristas gr¨¢ficos como Gallego y ley, Pablo Sanjos¨¦ y el escritor Angel Palomino, atildados sacerdotes con alzacuellos, damas en olor a Chanel y liberalismo, actores, periodistas, pueblo fiel y alguna marquesa.
Antonio Mingote, caballero elegante, sosegado y aparentemente imp¨¢vido, no abandon¨® la compostura ante los elogios ni las risas.
M¨¢ximo abri¨® fuego: "Mingote es una instituci¨®n, un ministerio del humor donde trabajamos Chumy y yo, que somos sus disc¨ªpulos, aunque ¨¦l nos llame colegas. Es amigo de 124.000 personas. Varios millones m¨¢s son amigos suyos, entre ellos el Rey y Dios. Se sabe que Juan Carlos I disfruta cada ma?ana con la vi?eta de Antonio, y le sienta regio. Mingote pone todos los d¨ªas huevos de oro en el corral hispano". Chumy-Ch¨²mez, en rapto de lucidez y de cari?o, recalc¨® no s¨®lo la genialidad del acad¨¦mico, sino tambi¨¦n lo guapo que siempre ha sido. Record¨® aquella an¨¦cdota de la se?ora que se lo encuentra por la calle y le saluda: "C¨®mo est¨¢ usted, se?or Pichote?"'. Y ¨¦l, sin inmutarse: "Yo me llamo Mingote, se?ora". Y ella: "?Huy, qu¨¦ tonta, en qu¨¦ estar¨ªa yo pensando!". Tras breves y sustanciosos conceptos, Chumy remat¨®: "Y ya est¨¢. Ya me he cansado de hablar".
El autor -aromas de S¨¦neca, Epicteto, Erasmo y Baltasar Graci¨¢n- fue as¨ª de parco: "Para ser algo en el mundo hay que tener amigos que digan que uno es algo. M¨¢ximo y Chumy Ch¨²mez no son humoristas, sino intelectuales del dibujo. En cuanto al libro, me parece un abuso hablar de ¨¦l despu¨¦s de haberlo escrito. As¨ª que mi discurso ha terminado".
Un se?or con muy buena pinta le pregunt¨®: "?Por qu¨¦ algunos d¨ªas lo m¨¢s serio que publica Abc es el chiste de Mingote?". ?ste contest¨®: "Y yo qu¨¦ s¨¦... Pero creo que eso no es as¨ª". El dibujante y acad¨¦mico sugiri¨® que pidiera la palabra Tip, "aunque ya me lo ha preguntado todo". El humorista le inquiri¨® por la fecha de publicaci¨®n de su primer chiste. "No me acuerdo", dijo Mingote. Y Tip filosof¨®: "Me lo estaba temiendo". Chumy sab¨ªa el dato: cuando el acad¨¦mico ten¨ªa 14 a?os, en la revista Gente Menuda.
Tres figuras
Mingote, Chumy-Ch¨²mez y M¨¢ximo, tres primeras figuras del humorismo gr¨¢fico, dieron muestras de perspicacia, cautela e ingenio, virtudes fundamentales de su profesi¨®n: malabarismos para nadar entre dos aguas con independencia, chispa y ecuanimidad. "Mingote tiende al equilibrio, a la armon¨ªa, a la sensatez y a la buena educaci¨®n", dice Chumy en el pr¨®logo del libro. Concluida la, presentaci¨®n, se fueron a tomar bacalao con sus amigos.
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