"Te mato como sueltes a Barrab¨¢s"
Colombia no logra cambiar su imagen: antes, drogas; ahora, amenazas de muerte
El mi¨¦rcoles 23 de junio de 1994, d¨ªa que pasar¨¢ a la historia colectiva colombiana como uno de los m¨¢s tristes, amaneci¨® con nubarrones. Pocas horas del comienzo del partido entre Colombia y Estados Unidos, se supo que Pacho Maturana y su ayudante Hern¨¢n Dar¨ªo hab¨ªan recibido un claro mensaje desde Colombia. "Oiga, Maturana, escuche bien y anote. Para el mi¨¦rcoles ante Estados Unidos saque a Barrab¨¢s G¨®mez y ponga en su lugar al Pitufo De ?vila. Si no lo hace, es hombre muerto". Maturana presenta la dimisi¨®n y amenaza con volverse a Colombia, pero al final se queda y cumple con el mandato. Barrab¨¢s G¨®mez se sienta en el banquillo y en su puesto sale De Avila. Era el principio del fin.El asunto Barrab¨¢s viene desde lejos. Jaime Gabriel G¨®mez, de 35 a?os, se ha convertido en los ¨²ltimos meses en el punto de cr¨ªtica m¨¢s fuerte hacia Maturana. Salvo en Medell¨ªn, su lugar de origen, la presencia de Barrab¨¢s en el once colombiano ha creado gran pol¨¦mica en el pa¨ªs suramericano. Su marcaje a Hagi en el partido inagural fue la gota que colm¨® el vaso. Gran parte de la apasionada afici¨®n colombiana no entiende la fidelidad de Maturana hacia Barrab¨¢s. La mayor¨ªa lo achaca al favoritismo derivado del hecho de que sea hermano del ayudante de Maturana, Hern¨¢n Dar¨ªo.
Jaime Gabriel Gomez debe su apodo a su abuelo. Nacido en Medell¨ªn, no debi¨® ser un angelito en edad tierna. Le suspendieron en la escuela tres veces, una de ellas por meter lagartijas muertas en el pupitre del profesor. Su padre, cansado, le envi¨® con 12 a?os a vivir uno de los barrios m¨¢s duros de Medell¨ªn llamado Guayaquil, para que aprendiese la realidad de la vida. Al comprobar c¨®mo Gabriel desafiaba el peligro, su abuelo le coloc¨® el apodo de Barrab¨¢s, con el que se le conoce popularmente. Tambi¨¦n tiene otro, a¨²n m¨¢s agradable, "el demonio", este un poco mas familiar. Debe su afici¨®n futbol¨ªstica, al hecho de vivir cerca del estadio donde jugaba el Atl¨¦tico Nacional. Ha jugado durante la mayor parte de su carrera en el Nacional de Medell¨ªn, y gan¨® la Copa Libertadores con el Millonarios.
Se desconoce por ahora el origen de la llamada de atenci¨®n. Para unos es el cartel de Cafi. Otros opinan que puede ser obra de apostadores profesionales. Algunos mantienen la sorprendente postura de pensar que todo ha sido una invenci¨®n del t¨¦cnico para dejar en el banquillo a Barrab¨¢s de una forma indirecta. Recuerdan que no es la primera vez que ocurre algo parecido. En la Copa Malboro de 1990, celebrada en Miami y que sirvi¨® de preparaci¨®n para el Mundial de Italia, Maturana tambi¨¦n afirm¨® que se iba a retirar porque hab¨ªa recibido una amenaza para su familia.
Consumada la eliminaci¨®n, nadie repara en la identidad de los amenazantes, aunque el t¨¦cnico colombiano achac¨® a la terrorista misiva parte de la culpa en el mal juego de su equipo. "Creo que todo lo que ha pasado ha influido. Nosotros vinimos aqu¨ª a traer alegr¨ªa, a disfrutar jugando. Hoy se ha podido ver que no est¨¢bamos para disfrutar". Algunos, como el periodista Rodolfo Bello, de El Espectador, van un poco m¨¢s lejos. "Cuando Colombia gan¨® por 5 a 0 a Argentina, los jugadores se creyeron que ya eran campeones del mundo. Se crecieron y dejaron de hablar con la prensa. El ambiente empez¨® a enrarecerse".
El ambiente en el equipo colombiano era funerario. Los m¨¢s afectados eran los j¨®venes, como Escobar, autor del primer gol en propia meta, o C¨®rdoba, uno de los apuntados como culpable de la primera derrota ante Rumania. Valderrama parec¨ªa transportado a otra galaxia y nadie quer¨ªa hablar. Maturana fue concluyente cuando se le pregunt¨® por lo que le hab¨ªa dicho a los jugadores. "El silencio es suficiente en un momento tan doloroso".
Adem¨¢s del aspecto deportivo, todos estos acontecimientos no hacen sino perjudicar a¨²n m¨¢s la imagen de Colombia en el exterior. Alfredo Carre?o, de El Colombiano, es tajante. "En Italia 90, todo el mundo preguntaba por Higuita y por las drogas. Parec¨ªa que hab¨ªamos superado un poco esto, pero ahora, al fallar el f¨²tbol y lo que ha pasado, vuelven los problemas. Es un estigma del pueblo colombiano".
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