Nuevo entrenador, viejo estilo.
Apenas unos d¨ªas despu¨¦s de la dimisi¨®n de Maturana como selecionador de Colombia, la federaci¨®n del pa¨ªs suramericano parece haber encontrado el sustituto. Los federativos no se han roto la cabeza en la b¨²squeda y han ofrecido la plaza vacante a Hern¨¢n Dar¨ªo G¨®mez, segundo de Maturana en Colombia y en el Atl¨¦tico de Madrid.
El f¨²tbol golea.
Las cifras de audiencia siguen confirmando al f¨²tbol como deporte rentable para las cadenas de televisi¨®n norteamericanas. El partido EEUU-Rumania tuvo un seguimiento de un 7,8% de la audiencia y el Argentina-Nigeria registr¨® un 4,7%, a pesar de que no jugaba el equipo anfitri¨®n. Ambas cifras superan el seguimiento del Open de EE UU de golf y de la Liga de b¨¦isbol. Y eso que los partidos de f¨²tbol no se transmiten a horas punta.
En vez de cielo, techo.
Los supersticiosos jugadores de la selecci¨®n brasile?a no pudieron dar gracias al cielo como habitualmente hacen cuando marcan un gol. Los santos no estuvieron visibles en el partido que enfrent¨® a Brasil y Suecia en el estadio cubierto de Silverdome en Detorit, por lo que los brasile?os se tuvieron que conformar con mirar a la gran b¨®veda que cubre el estadio, el ¨²nico cubierto del Mundial.
Algo m¨¢s que bochorno.
El calor se ha convertido en uno de las quejas preferidas por parte de jugadores y entrenadores en este mundial. Parecen tener razones para ello. En algunos encuentros disputados en las t¨®rridas California, Tejas o Florida las temperaturas han rondado los 50?. 49? se registraron en Dallas durante el EEUU-Rumania el pasado d¨ªa 26. En el M¨¦xico-Irlanda, en Orlando, el term¨®metro subi¨® hasta los 43?. Jacky Charlton, entrenador irland¨¦s, culp¨® a la torridez de la derrota: "No nos han ganado los mexicanos, nos ha ganado el calor".
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