"Nuestro problema es el presupuesto, no la gesti¨®n"
Un a?o despu¨¦s de acceder al cargo, ?ngeles Amador ha cambiado a su equipo y reconoce por primera vez que el problema de la sanidad espa?ola es el presupuesto, "que es insuficiente y est¨¢ por debajo de la media europea". Pero cree que con 3 billones de pesetas hay que ser capaz de mantener el sistema sanitario, cuya gesti¨®n defiende. "La prueba es que con menos gasto estamos entre los mejores".
La ministra reconoce que este a?o de vivir peligrosamente en medio de la escasez y los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n no ha sido el mejor para solventar los problemas de su ministerio. Ahora se propone hacer valer el espacio de su departamento en un Estado de competencias sanitarias transferidas.Pregunta. ?Qu¨¦ es el Ministerio de Sanidad sin el Insalud?
Respuesta. El Insalud (el 43% de la sanidad p¨²blica todav¨ªa no transferida) est¨¢ en el Ministerio de Sanidad con car¨¢cter transitorio. Lo que justifica al ministerio es la autoridad sanitaria en el ¨¢mbito de la promoci¨®n y la prevenci¨®n. Es un asunto que me parece capital. La funci¨®n del Ministerio de Sanidad es normativa: en materia de educaci¨®n, control de los alimentos, la prevenci¨®n y la informaci¨®n en enfermedades como el sida o las campa?as de vacunaci¨®n. Todas ellas son funciones mucho m¨¢s trascendentes para obtener una buena salud que la asistencia sanitaria concreta del d¨ªa a d¨ªa.
P. Pero esas funciones son hoy tambi¨¦n de las comunidades aut¨®nomas.
R. Lo imporante es la normativa b¨¢sica y ¨¦sa corresponde al Estado. Adem¨¢s la coordinaci¨®n para que en todo el sistema nacional de salud sea efectivo y no haya desigualdades territoriales. Por ejemplo, lo que hemos hecho con el decreto de prestaciones es garantizar que en todo el territorio haya una equidad. Adem¨¢s, la comisi¨®n de salud p¨²blica del ministerio, que coordina las actuaciones de todas las comunidades aut¨®nomas, funciona muy bien.
P. Un ejemplo de descoordinaci¨®n son las tarjetas sanitarias. Cada comunidad y el Insalud ha hecho la suya y no todas son compatibles.
R. No hay problemas de descoordinaci¨®n. La tarjeta sanitaria es v¨¢lida en todo el territorio. Y tampoco creo que haya ninguna duplicidad con la tarjeta del Ministerio de Trabajo porque son documentos diferentes.
P. Las tarjetas sanitarias son compatibles si se usan de forma manual, pero no si se quieren utilizar las bandas magn¨¦ticas.
R. Es verdad que hay un planteamiento dispar al principio, cuando la tarjeta era una novedad, pero eso necesariamente tiene que coordinarse. Ahora estamos intentando que nadie d¨¦ pasos por su cuenta. Efectivamente no parece razonable que no sean compatibles cuando los proyectos que tenemos sobre la mesa evidencian esa voluntad pol¨ªtica de una mayor coordinaci¨®n. Por ejemplo: que se facture entre comunidades aut¨®nomas por los servicios sanitarios que se prestan a los ciudadanos de otra diferente a la suya. Yo me entiendo muy bien con los consejeros que tienen las competencias sanitarias transferidas. No es lo mismo dirigirse al ministerio para pedir mejoras que saber lo que cuestan esas mejoras.
P. Los consejeros dicen que no hay suficiente dinero para la sanidad.
R. No me refer¨ªa al dinero. Me refer¨ªa a la dificultad del d¨ªa a d¨ªa. Pero es verdad que es muy dif¨ªcil mantener sin financiaci¨®n el nivel de calidad asistencial que la sociedad demanda. Yo creo que ya hemos llegado a una cifra con la que tenemos que dar una asistencia sanitaria acorde con las exigencias de hoy. Los presupuestos de sanidad han crecido siempre por encima de los presupuestos generales del Estado. Estamos en los tres billones de pesetas, un poco por debajo de la media europea, pero a partir de ahora no puede seguir creciendo al mismo ritmo que antes.
P. Despu¨¦s de la liquidaci¨®n de una deuda de 560.000 millones de pesetas hasta 1991. ?Cu¨¢l es la actual?.
R. No es muy grande. Del 92 y del 93 hemos fijado que la deuda del sistema de salud (Insalud y comunidades aut¨®nomas) es de 280.000 millones. Pero no es un agujero, no es mala gesti¨®n. Es insuficiencia presupuestaria. Es una falacia que la gesti¨®n sanitaria sea un pozo sin fondo. Atendemos a todos y damos todas las prestaciones, incluidos los costos¨ªsimos trasplantes y el gasto est¨¢ por debajo de la media comunitaria. Eso significa que no se gestiona mal. Ya se sabe en lo que fallamos: en el trato, en el funcionamiento, en la organizaci¨®n administrativa, en las listas de espera... Hoy todo el mundo sabe que un gran hospital tiene un buen funcionamiento. Pero es verdad que en el d¨ªa a d¨ªa lo burocr¨¢tico falla.
P. Hab¨ªa 140.000 personas en lista de espera. Una nueva definici¨®n recort¨® la cifra hasta los 98.000. ?Qu¨¦ se est¨¢ haciendo para reducir de verdad este problema?
R. No puedo generar expectactivas que no pueda cumplir. Nuestro primer objetivo es que nadie est¨¦ en lista de espera m¨¢s de seis meses. Dir¨¢n que no es un plazo ambicioso. Pero si acabamos el 94 habiendo cumplido ese objetivo, estaremos en condiciones de plantearnos la reducci¨®n a los tres meses. En el primer trimestre de 1994 ha bajado un 7% la lista de espera.
P. En el Reino Unido se est¨¢ proyectando el futuro con un cierre dr¨¢stico de camas hospitalarias. ?Se est¨¢ preparando tambi¨¦n nuestro futuro?
R. Estamos tratando de hacerlo, pero nos tiene cogidos muchos problemas actuales por revolver. El sistema sanitario, que ha mejorado, todav¨ªa tiene mucho de inmediato. La presi¨®n de la demanda es cada vez mayor. La gente se operaba cuando ya no ve¨ªa. Ahora se accede a una operaci¨®n de cataratas en cuanto empieza a haber molestias. Por eso creo que las listas de espera en un sistema sanitario universal no son f¨¢ciles de eliminar. Yo no voy a acabar con las listas de espera. Lo digo con toda sinceridad. Las encuestas dicen que la gente, cuanto m¨¢s informada est¨¢ m¨¢s utiliza el sistema. Pero hay mecanismos de defensa, como la potenciaci¨®n de la cirug¨ªa ambulatoria.
P. ?Cu¨¢nto cuesta una cama en un hospital p¨²blico?
R. 40.000 pesetas al mes, pero en ese precio se est¨¢ contabilizando todo: los ratios de m¨¦dicos por cama, enfermeros, educaci¨®n (MIR) e investigaci¨®n. El precio es m¨¢s alto que en una cama de hospital privado y eso se esgrime como ejemplo de mala gesti¨®n, pero entiendo que no son datos comparables porque en la privada no se incluyen todas esas cosas.
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