El renovado concierto de Garc¨ªa Abril

A lo largo del 43? festival de Granada, hay muchas y positivas miradas al pasado m¨¢s o menos remoto, pues sus organizadores no quieren olvidar, a quienes nos precedieron: Barbieri y su mundo, Sarasate y el suyo, el cante jondo viejo y la resurrecci¨®n de la llamada m¨²sica andalus¨ª. Hay un dato que me parece digno de se?alar y continuar: la identidad ideol¨®gica entre el festival y el curso Manuel de Falla, antigua ilusi¨®n de unos pocos y actual realidad de muchos.En este bucear en el pret¨¦rito para hacerlo presente, adquiere particular significaci¨®n la nueva presencia en el Patio de Carlos V de la Orquesta Sinf¨®nica de Madrid, protagonista, con el maestro Arb¨®s, de tantos conciertos del Corpus, desde su fundaci¨®n en . 1904 hasta 1936. Fiel a su tradici¨®n, la orquesta Arb¨®s ha puesto en los atriles una obra espa?ola nueva: el Concierto para piano, de Ant¨®n Garc¨ªa Abril, en el que el lauread¨ªsimo maestro trabaj¨® desde comienzos de la d¨¦cada de los sesenta, para estrenarlo en 1965 y ofrecerlo ahora en versi¨®n transfigurada. El concierto, en su planteamiento, y en su nueva realizaci¨®n permanece fiel a los or¨ªgenes, prueba de autenticidad, pero ha mudado notable y brillantemente su rostro y ¨¦ste forma parte de lo sustantivo; es su valor resultante.

Siempre escribi¨® dif¨ªcil Garc¨ªa Abril pues como buen pianista sabe explotar los recursos del instrumento con variedad de pensamiento y largueza de procedimientos, dentro de su habitual sistema fiel a la tonalidad amplificada. Igualmente, la orquesta adquiere extraordinario papel protagonista sin mengua de las funciones del solista. Fue ¨¦ste Guillermo Gonz¨¢lez, el prestigioso int¨¦rprete canario, y nos dio una versi¨®n clara, expresiva y dominadora de la obra tanto en los casos de expresividad concentrada como en los de gran vuelo virtuos¨ªstico. El excelente maestro Carlos Kalmar trabaj¨® el estreno con amor y detalle y el ¨¦xito fue total para todos sin olvidar a la Sinf¨®nica de Arb¨®s, que mantuvo toda la noche niveles de excelencia.As¨ª lo comprobamos y aplaudimos en Till Eulenspiegel, de Strauss, y en la segunda suite de Dafnis y Cloe, de Ravel, cuya Rapsodia espa?ola, muy bien tocada, result¨® m¨¢s realista que enso?adora, m¨¢s fruto de la Espa?a viva que de la imaginada.

Una gran noche sinf¨®nica a tono con la mejor historia del festival y con la magn¨ªfica historia de los V¨¢zquez, los Bret¨®n, los Arb¨®s, los P¨¦rez Casas y los Argenta, por citar los nombres se?eros del sinfonismo espa?ol en sus diversas ¨¦pocas.