Juan Gil-Albert, poeta deslumbrador e inclasificable, fue enterrado ayer en Valencia
La familia logr¨® imponer la intimidad que el escritor quer¨ªa para su despedida
ADOLF BELTRAN Apenas varias decenas de personas, por voluntad de la familia, que escogi¨® un acto ¨ªntimo para la despedida, acompa?aron en su entierro al escritor Juan Gil-Albert. Llevaba tres o cuatro a?os recluido en su casa de Valencia. Y el domingo, de la mano de una neumon¨ªa que hab¨ªa agravado su estado de salud durante las ¨²ltimas semanas, se fue definitivamente, a los 90 a?os de edad, este escritor de prosa deslumbradora y de imposible clasificaci¨®n. Su cuerpo reposa desde las cuatro y media de la tarde de ayer en el pante¨®n de la familia Gil Albert-Sim¨®n, en el cementerio general de Valencia.
Presidente del Consell Valenci¨¤ de Cultura hasta su muerte, el fallecimiento de Gil-Albert, pese a que era conocido su progresivo deterioro f¨ªsico, caus¨® en los ambientes culturales la conmoci¨®n de una p¨¦rdida irreparable. El presidente de la Generalitat Valenciana, el socialista Joan Lerma, visit¨® en la ma?ana de ayer a sus familiares y fueron numeros¨ªsimas las muestras de condolencia recibidas desde diversos sectores pol¨ªticos y sociales.Proustiano, seg¨²n unos, -por su intimismo y su cultivo de la memoria-, ¨¦l mismo se?al¨®, por motivos bien diferentes, a Gabriel Mir¨®, a Valle-Incl¨¢n y a Azor¨ªn como sus maestros, aunque Oscar Wilde es otra referencia imprescindible a la hora de citar sus influencias, como lo son Gide y Nietzsche al referirse a sus grandes devociones. Nacido en Alcoy en 1904, en una familia de comerciantes, se traslad¨® en 1912 a Valencia. Siempre mantuvo, de todas maneras, una vinculaci¨®n afectiva con su ciudad natal -cuyo alcalde, Josep Sanus, declar¨® ayer tres d¨ªas de duelo oficial- y con la casa familiar del antiguo -molino de El Salt, a pocos kil¨®metros de la capital de la comarca de L'Alcoi¨¢.
De cultura cosmopolita y sutil, Gil-Albert cultiv¨® la novela, la poes¨ªa y el ensayo. Tras el impacto de su estancia en Francia a principios de los a?os veinte y desde que en 1927 public¨®, a sus expensas, La fascinaci¨®n de lo irreal, obra bien acogida por la cr¨ªtica, se dedic¨® ¨ªntegramente a la literatura, dejando atr¨¢s sus estudios de Derecho y Filosof¨ªa y Letras en la Universidad de Valencia.
Comprometido
Muy activo intelectualmente en el ambiente cultural de la Rep¨²blica, se comprometi¨®, sin vincularse a ning¨²n partido, con las ideas de izquierda. Con S¨¢nchez Barbudo, Rafael Dieste y Ramon Gaya, fue uno de los creadores de la revista Hora de Espa?a, en la que colabor¨® durante la guerra. Tras la contienda, Gil-Albert, despu¨¦s de pasar por ¨¦l campo de concentraci¨®n de Saint Ciprien (Francia), se exili¨® a M¨¦xico, donde fue secretario de la revista Taller, que dirig¨ªa Octavio Paz. En 1944, con Rosa Chacel, viaj¨® a Buenos Aires, donde residi¨® un a?o y colabor¨® en revistas como la m¨ªtica Sur. Tras volver a M¨¦xico, en 1947 emprendi¨® el retorno a Espa?a. Marginado por la cr¨ªtica oficial y por el espeso ambiente de la dictadura franquista, en los a?os cincuenta y sesenta Gil-Albert se encerr¨® en una especie de exilio interior, del que salieron escasos t¨ªtulos editados, aunque su labor literaria fue intensa. A partir de 1972, con la publicaci¨®n en Ocnos de su antolog¨ªa Fuentes de la constancia, comenz¨® un redescubrimiento en el que tuvo mucho que ver Gil de Biedma.
La publicaci¨®n de su Obra Completa, a inicios de los ochenta, a cargo de la Instituci¨® Alfons El Magn¨¢nim, hoy Instituci¨® Valenciana d'Estudis i Investigaci¨® (IVEI), situ¨® de nuevo a Gil-Albert en el lugar que le correspond¨ªa, como uno de los grandes escritores en lengua castellana. Como ha destacado C¨¦sar Sim¨®n, sobrino suyo y su mejor bi¨®grafo, casi todos los libros de Gil-Albert fueron escritos antes de 1972. Valent¨ªn, Concierto en "mi" menor, Cr¨®nica General, El retrato oval, La trama inextricable, Breviarium vitae o Contra el cine son algunos de los libros m¨¢s destacados de una obra en prosa de cerca de 30 t¨ªtulos. En poes¨ªa, El existir medita su corriente, A los presocr¨¢ticos, Fuentes de la constancia, Mi voz comprometida o Variaciones sobre un tema inextinguible son algunos de los ejemplos m¨¢s importantes de una producci¨®n de m¨¢s de una quincena de t¨ªtulos.
Una exposici¨®n, de la que fueron comisarios Mario Garc¨ªa Bonaf¨¦ y Artur Heras, titulada Literatura y compromiso en los a?os treinta, reivindic¨® p¨²blicamente la figura de Gil-Albert a mediados de los a?os ochenta en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid. En 1982, a?o de la muerte de su anciana madre, Gil-Albert recibi¨® el Premio de las Letras Valencianas, uno de los escasos galardones que se le otorgaron a lo largo de su vida.
"El peor de los modelos y el m¨¢s eminente de los prosistas actuales", seg¨²n la par¨¢frasis utilizada por C¨¦sar Sim¨®n en la introducci¨®n a uno de sus libros, Gil-Albert mantuvo un pulso con el estilo y la est¨¦tica de dificil¨ªsima, casi imposible, imitaci¨®n. "Bordear el amaneramiento no s¨®lo sin naufragar en ¨¦l, sino explot¨¢ndolo en la medida en que no se naufraga" fue el ejercicio permanente de su escritura, incisivamente elocuente.
Relatos, recuerdos, teor¨ªas, suaves y prolongadas disquisiciones, llenas de sentido pagano, de delicado erotismo y de conocimiento de la cultura, conforman la obra de Gil-Albert, a quien Joan Fuster no dud¨® en calificar, con su provocadora contundencia, como "uno de los primeros valencianos que utilizan el castellano con rendimientos po¨¦ticos". Luis Antonio de Villena, por su parte, al comentar El retrato oval, que Gil-Albert escribi¨® a partir de una imagen de la familia imperial de Rusia, dijo que la "autocontemplaci¨®n hist¨®rica" era el aspecto m¨¢s representativo del quehacer en prosa del escritor.
Est¨¦tica
La escritora Pilar Pedraza, actualmente consejera de Cultura de la Generalitat Valenciana, se?al¨® ayer la "literatura subjetiva y de su tiempo" que practic¨® Juan Gil-Albert y su "constelaci¨®n est¨¦tica de ra¨ªces muy cl¨¢sicas" como caracter¨ªsticas que lo convierten, por su brillante singularidad, en un autor "poco encuadrable". Y son precisamente esas peculiaridades las que, en opini¨®n de Pedraza, impiden la existencia de influencias directas de su obra sobre escritores m¨¢s j¨®venes, pese al afecto y el inter¨¦s que su producci¨®n y su persona han despertado en muchos integrantes de las generaciones literarias posteriores.
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