Espa?a cayo con el f¨²tbol de su lado
El ¨²ltimo minuto siempre es italiano: Baggio marc¨® cuando Ita
lia estaba entregada
Todo el honor para Espa?a en un partido memorable. Pero el ¨²ltimo minuto siempre es italiano. Roberto Baggio, que hab¨ªa pasado como un espectro por el partido, apareci¨® para matar cuando el encuentro se iba a la pr¨®rroga y los italianos se agarraban a su travesa?o. La selecci¨®n espa?ola cay¨® con grandeza y con el f¨²tbol de su lado. Nada se puede reprochar a un equipo que dej¨® para el recuerdo una actuaci¨®n soberbia y emotiva. El f¨²tbol espa?ol sali¨® reivindicado del Mundial. El resultado importa, pero alguien tuvo el derecho a decir en el vestuario: "Hemos perdido, pero les hemos dado un baile". Y eso nadie lo olvidar¨¢.
Fue un d¨ªa para profesionales, como hab¨ªa diagnosticado Bakero. Se sigui¨® una corriente muy t¨¢ctica, con mucha atenci¨®n a los peque?os detalles, quiz¨¢ porque esta clase de duelos se deciden con un detalle. Eso ocurri¨® con el gol de Baggio, una de las pocas jugadas limpias que produjo el partido. Esta vez, la defensa espa?ola no pudo tapar los espacios y permiti¨® la apertura de la pelota hasta el medio centro de la selecci¨®n italiana, un jugador con un poder devastador en el juego alto y en los tiros largos. El gol se intuy¨® antes del remate. Dino Baggio ya estaba perfectamente perfilado, con la perspectiva perfecta y el pie cargado. Gol, naturalmente. All¨ª estaba el detalle que parec¨ªa decisivo en el partido.
Esa escena fue cubierta por el ropaje que pod¨ªa esperarse. Durante todo el Mundial, Italia y Espa?a han jugado de forma muy medida, sin excesos pero con la categor¨ªa que dan unos jugadores curtidos en dos campeonatos muy exigentes. Se med¨ªan dos equipos cancheros, con recursos para sacar petr¨®leo de la paciencia, de una distracci¨®n, de cualquier circunstancia favorable. A eso llamaba Bakero un partido para profesionales. En consecuencia, el encuentro fue de una gran intensidad, con algunos momentos sombr¨ªos, pero extraordinariamente interesante.
Espa?a, que habitualmente ha mirado con demasiado respeto al f¨²tbol italiano, no fue v¨ªctima de ning¨²n complejo. Se mir¨® de frente con su rival y saco ventaja en todos los apartados del juego. Fue mejor con la pelota y sin ella; tuvo el control del juego y la habilidad para desmontar una y otra vez el f¨²tbol italiano. Todo eso ocurri¨® antes y despu¨¦s del gol. Cada minuto del partido sirvi¨® para desmitificar el trabajo de Sacchi sobre su equipo. Italia se tap¨® como pudo, con pocos recursos, un catenaccio en todo regla, nada sofisticado. La vieja Italia, con la vista en el contra golpe, la fortuna y la habilidad de tal o cual jugador. Esper¨® durante todo el partido a Baggio, y al final lleg¨® el chico. Decidi¨® el partido, pero Alkorta le redujo a la categor¨ªa de jugador normal, habilidoso y con algo de ¨¢ngel en el campo. Es bueno, pero est¨¢ muy lejos de los grandes.
. Sacudida por el gol, la selecci¨®n espa?ola jug¨® con una entereza formidable, la fibra moral que tantas veces ha faltado ante los equipos italianos. En algunos momentos, su actitud tuvo una veta extraordinariamente emotiva. Se reun¨ªan el sufrimiento, la voluntad y la convicci¨®n. Y en medio, el bueno juego. Hab¨ªa criterio en mitad de la agon¨ªa. La pelota viajaba bien, con sentido, sin abandonarse al pelotazo. Entonces comenz¨® la crecida. Espa?a tom¨® el partido y busc¨® la victoria hasta el final, en uno de los partidos m¨¢s vibrantes que ha ofrecido en los ¨²ltimos a?os.
El gol de Caminero condujo el partido a un escenario insospechado. De repente se vio a la Italia decepcionante, temerosa, muy por debajo de su prestigio. Result¨® sorprendente observar c¨®mo cada jugador espa?ol parec¨ªa superior a su adversario y c¨®mo cada italiano se reduc¨ªa hasta parecer vulgar. Finalmente s¨®lo les qued¨® el cerrojazo y la suerte. En realidad, lo ¨²nico que tuvo es fortuna.
La marejada espa?ola en la segunda parte fue escandalosa. Italia apenas pudo juntar tres pases. Se qued¨® sin el bal¨®n, ex puesta a las decisiones de los futbolistas espa?oles. Y en este punto, es necesario decir que la selecci¨®n trabaj¨® con un criterio excelente, a pesar de la ausencia de un tiral¨ªneas como Guardiola. Hubo un momento donde se cay¨® en el ¨¦xtasis. Vinieron en tonces las oportunidades para Goikoetxea y una monumental de Salinas ante Pagliuca. Pero el gol no se concret¨®. El duelo era espa?ol, pero una vez m¨¢s Italia se reserv¨® la ¨²ltima bala. No fue una casualidad. Italia lo ha he cho en cada partido. El f¨²tbol, el honor y la grandeza fue de la se lecci¨®n espa?ola.
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