Indurain no se f¨ªa
El Banesto intervino para controlar a Bortolami, lugarteniente de Rominger
En el Tour no hay descanso. Es su grandeza. Indur¨¢in tuvo que ensuciar de sudor su reci¨¦n estrenado jersei amarillo, porque Bortolami, el segundo de Rominger en la clasificaci¨®n general, se meti¨® en una escapada de desahuciados. Bortolami no es que vaya a suceder a su jefe en el mando del Mapei para intentar la haza?a, pero empieza a v¨¦rsele mucho en este Tour. Tanto, que ya es tercero. Una de las virtudes de Indur¨¢in es no fiarse y, por si acaso, mand¨® a su equipo que imprimiera un ritmo de control a la carrera. Y ¨¦l, por supuesto, inmediatamente detr¨¢s, pero dando pedales como el primero. La etapa de ayer evidenci¨® que a¨²n hay muchas cuentas por saldar.El d¨ªa despu¨¦s de una etapa decisiva suele ser propicia para los ataques menores. Hay corredores que se reservan en la contrarreloj, porque en la siguiente jornada tienen pensado escaparse. As¨ª sucede siempre y ayer lo hicieron Durand (Castorama, Francia), Serpellini (Lampre, Italia) y Hodge (Festina, Francia), que hab¨ªan quedado entre 11 y 12 minutos por detr¨¢s de Indur¨¢in la tarde que ¨¦ste volvi¨® a asombrar al mundo. Pero el gui¨®n cambi¨® cuando alguien como Bortolami (Mapei, Italia) se uni¨® a los fugados.
Bortolami ya gan¨® una etapa escapado y en la contrarreloj del lunes fue und¨¦cimo, a 6.12 minutos de Indur¨¢in, o sea, que ech¨® el resto. Ayer, a los cuatro kil¨®metros de la salida, estaba otra vez de nuevo convertido en protagonista. Indur¨¢in le dej¨® hacer a ver qu¨¦ pasaba. Cuando el italiano y sus comparsas (Hodge era el mejor clasificado, en el puesto 92?, a 17.02 minutos del l¨ªder) se distanciaron casi cinco minutos, el l¨ªder mir¨® a sus compa?eros para que avivaran el ritmo del pelot¨®n, que Bortolami estaba a 5.47 minutos en la general y no era cuesti¨®n de complicarse el Tour por racanear.
Las diferencias fueron a menos en el transcurso de la etapa, sin que el inter¨¦s del Banesto fuera nunca neutralizar la fuga, sino tenerla a tiro. Entonces convirti¨® el control Banesto-Mapei en una aut¨¦ntica batalla Mapei-Castorama, porque si la amenaza de Bortolami sobre Indur¨¢in era te¨®rica, la que ejerc¨ªa sobre De las Cuevas (Castorama, Francia) era real. Guimard, el director bajo el que han pasado las estrellas del ciclismo franc¨¦s, ahora en el Castorama, se encontr¨® atrapado. Por delante ten¨ªa a Durand intentando lo que s¨®lo Pascal Lino consigui¨® el a?o pasado, que un franc¨¦s ganara una etapa del Tour, pero tambi¨¦n a Bortolami arrebatando el tercer puesto de la clasificaci¨®n general a De las Cuevas. Prefiri¨® apostar por lo seguro, que era la victoria de Durand, un campe¨®n franc¨¦s cuya mejor clasificaci¨®n en el Tour es un 121? puesto, que lo probable ya vendr¨¢.
Durand rubric¨® la gesta -se pas¨® 40 segundos saludando a diestra y siniestra- distanci¨¢ndose de sus compa?eros de fuga y evitando as¨ª los saltos que proced¨ªan del pelot¨®n, y Bortolami, que pinch¨® -los Mapei siempre pinchan en los momentos decisivos-, desplaz¨® a De las Cuevas. Redujo, adem¨¢s, su diferencia de 5.47 minutos a 4.37 con respecto a Indur¨¢in y convierte a su equipo en dominador de la carrera: segundo es Rominger, tercero es Bortolami y noveno es Olano. Pero tras Bortolami, tres corredores del Castorama: De las Cuevas, Marie y Davy. Las batallas menores van a sucederse en pr¨®ximas etapas, mientras Indur¨¢in observa, no sea que le salpique alguna. El l¨ªder sigue sin fiarse: "Hay m¨¢s ruedas que la de Rominger a controlar".
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