El 20 de julio no es Normand¨ªa
Kohl celebra el atentado contra Hitler como efem¨¦ride de la resistencia al nazismo
La idea era buena, pero el resultado ha terminado en un rotundo fracaso. El canciller alem¨¢n, Helmut Kohl, envidioso tal vez del boato de la celebraci¨®n aliada de los ¨¦xitos de la II Guerra Mundial, se puso a bucear en su propia historia en pos de una fecha. De un hito del que sentirse orgulloso. De una Normad¨ªa particular.Tras mucho rastrear en la memoria nacional, el canciller se top¨® con el 20 de julio de 1944. El d¨ªa que pudo cambiar el curso de la guerra. Hab¨ªan pasado 50 a?os, igual que de la gran invasi¨®n. Perfecto. Por fin, un aniversario relacionado con los nazis que pod¨ªa ser presentado al mundo con orgullo. Una efem¨¦ride limpia capaz de mostrar esa nueva Alemania unificada, democr¨¢tica y europea que ha dejado atr¨¢s una etapa de angustias y culpas, esas que le brotaban como un exabrupto cada vez que alguien revisaba su historia de este siglo.
Ma?ana, 20 de julio, se conmemora el 500 aniversario de un atentado contra Hitler. Tal vez el m¨¢s importante de todos. Una potente bomba que explot¨® en la sala de juntas del mando nazi, en el cuartel del este de Prusia (hoy en Polonia). Hitler sobrevivi¨® de milagro. Lo salv¨® una excesivamente bien construida mesa alemana, que absorbi¨® gran parte del impacto.
La historia de la resistencia al nazismo se ha encontrado con diversos imprevistos. Los hijos de los militares que colocaron la bomba contra Hitler, y que deb¨ªan ser los actores centrales de la conmemoraci¨®n, no quieren que se mezcle la memoria de sus padres con la de otros alemanes, entre ellos algunos comunistas y socialdem¨®cratas, que tambi¨¦n resistieron al r¨¦gimen nazi.
A la controversia desatada se han sumado algunos historiadores em¨¦ritos que sostienen que los militares que atentaron contra Hitler -con el arist¨®crata Claus Schenk Graf von Stauffenberg a la cabeza-, aun cuando fueron ejecutados el mismo d¨ªa del bombazo, no eran otra cosa que uniformados con cierto sentido de decencia, pero part¨ªcipes al fin del Ej¨¦rcito nazi y de sus fechor¨ªas anteriores al 20 de julio de 1944.
La oposici¨®n tampoco ha dejado escapar la oportunidad. El l¨ªder socialdem¨®crata, Rudolp Scharping, ha criticado con dureza al canciller Kohl, al que acusa de apropiarse del evento con fines partidistas.
Kohl presidir¨¢ ma?ana los actos del 20 de julio en Berl¨ªn, donde existe un museo que rememora lo que fue la resistencia alemana al nazismo. Lo har¨¢ en su calidad de canciller federal, aunque, por supuesto, en estos meses previos a las decisivas elecciones generales de oto?o, todo lo que Kohl diga o haga tiene lectura electoral.
Sin embargo, lo m¨¢s parad¨®jico del aniversario es que, seg¨²n una reciente encuesta, la mayor¨ªa de los alemanes no participa en la pol¨¦mica, pues ni siquiera saben que se celebra el 20 de julio. Y este dato no es una casualidad, dicen los soci¨®logos, es el resultado de una pol¨ªtica de muchos a?os: pretender que de lo que no se habla nunca ha ocurrido. No existe.
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