Mick Jagger resucit¨®
Mick Jagger resucit¨®. Ante 60.000 enloquecidos seguidores inici¨® en Washington su gira mundial a la cabeza de los Rolling Stones, el legendario grupo de rock hoy m¨¢9 vivo que nunca. Fue una fiesta nost¨¢lgica y alegre del mejor estruendo musical. Los viejos se sintieron j¨®venes. Y los j¨®venes, amenazados. Madonna se convirti¨® en la abuela de Jagger. Jagger era como el hijo menor de Jane Fonda. Agil. En¨¦rgico. Aer¨®bico. Total.De su gran, boca sal¨ªa una lengua vibrante de goma erizada y roja. Lengua gigante en la pantalla que hizo bramar de hambre a las hembras rancias de su edad. Todos cantaron Satisfaction con los brazos en alto mientras un helic¨®ptero desgarraba la oscuridad del cielo anunciando la resurrecci¨®n del artista. Pero no hab¨ªa negros. Hab¨ªa veteranos del Vietnam echando humo de porro. Y veteranos hippies convertidos en yuppies.
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Buen mordisco al a?o 2000
Viene de la primera p¨¢gina
No era un sal¨®n de vud¨² sino el abrevadero Budweiser. La cerveza que aqu¨ª lo paga todo. Un reto nacional a la vejiga m¨¢s que al t¨ªmpano.
Blancos con badanas. Burgueses con hamburguesas. Barrigas. Borregos. Colas de caballo blancas. Caballos calvos. Trasquilados.
La aldea brutal. 60.000 hijos del porro unidos en el sudor del dios del ruido. Besando su toalla. Que no tire la toalla. Que no se rompa el menisco este chico de 51 a?os. Que no le d¨¦ algo. Angina de pecho. Infarto. Un calambre. Que no le pase nada. Si ¨¦l es joven todos seremos j¨®venes. ?giles. En¨¦rgicos.
Los hermanos del pendiente en la oreja deseamos su bien. Los padres del sida le protegemos de la epidemia. De las arrugas. De las verrugas. Y de los negros.
Es cierto. Aqu¨ª no hay negros. ?Por qu¨¦ no hay negros. entre los 60.000 espectadores del estadio? Los negros actuar¨¢n ma?ana limpiando meadas blancas. 50 d¨®lares no los tiene cualquiera.
Aqu¨ª s¨®lo hay coletas de caballo blancas. Caballos calvos. Muy pocos potros trasquilados y sin domar. La edad media es medio siglo. Bote en mano. La coca de entonces convertida en Coca-Cola de ahora. Coca de todos los tiempos. Y el dulce olor a hierba. Reserva especial del 70.
Sobre mi hombro izquierdo reposa el pie desnudo y f¨¦tido de un veterano del Vietnam. Me vuelvo a mirarle. No pasa nada. Sonrie entre sus tatuajes y sus melenas. Le faltan dos dientes. ?Ser¨¢ donante? Fuma y bebe por el orificio. Habla por la nariz. Repite la palabra mierda. S¨®lo sisea la palabra mierda. Shit, shit. Naturalmente est¨¢ hecho mierda. Pero es su noche. Destila un hedor de felicidad imposible. ?En serio no me molesta el pie? ?Podr¨ªa poner el otro hasta que salga Mick Jagger? Porque cuando aparezca Jagger todos brincar¨¢n. Los mutilados. Los parapl¨¦jicos. Los muertos de 20 a?os.
Apuntaban los espectadores del baby boom. Todos conservadores. Los del BMW. La casa en el suburbio sin atisbo de violencia. Un solo hijo. Sexo seguro. Justo al rev¨¦s que entonces.
?Porqu¨¦ no han venido las 100.000 v¨ªrgenes que se manifestaron el pasado fin de semana en esta ciudad? Vinieron a proclamar la vigilancia del h¨ªmen hasta llegado el matrimonio. Pero han desaparecido.
El escenario era una gran refiner¨ªa de petr¨®leo. Acero. Dos puentes estilo Calatrava. Est¨¦tica aeroespacial. Rampas de lanzamiento de la NASA. Una torre de 30 metros en forma de brazo de batidora gigante. ?Descender¨¢ por ese brazo?
?Por d¨®nde llegar¨¢ el dios del ruido?
?Por aire?
?Por mar?
?Por tierra?
Sali¨® soplando su arm¨®nica con calambres de lib¨¦lula y recorri¨® la pasarela agitando las alas de su levita. Desde aqu¨ª parec¨ªa un insecto en celo. Un mu?equito de ¨¦poca. Un Luis XV con leotardos y peluca sin empolvar. Un alumno aventajado de Jane Fonda. Reliquia de gimnasio. Motorista sin m¨¢quina derrapando en el vac¨ªo. Saltaba. Danzaba. Cantaba. Rasgaba su guitarra ornamental. Mov¨ªa el culito de beb¨¦. Sus gl¨²teos millonarios. Sus melenas te?idas ondeantes al chorro de aire de los ventiladores.
El milagro del video-ciberdi¨¢logo eletr¨®nico present¨® en la pantalla gigante los labios carnosos de Jagger. ?No es lo mejor de su anatom¨ªa? Una lengua erizada de goma roja vibrante. Goma blanca de m¨¢quina de masaje. El p¨²blico femenino se relam¨ªa de gusto. Berreaba entusiasmado a cada sacudida de esa lengua de sex shop. Entonces todos cantaron Satisfaction. El gregoriano del parking. Gregoriano USA de los 60. Jagger in vitro sobre el cad¨¢ver de Madonna. Su abuela. ?Esper¨¢bais que estuviera acabado? Pues no.
Mi carrera empieza en el a?o 2000.
El pasado ha sido convertido en futuro gracias a la gen¨¦tica musical.
La gira ha comenzado.
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