Recursos de verano
Pues, la vida espa?ola se hall¨® siempre sujeta a un clavo. de apariencia lisonjera, llega hasta El Escorial Cor¨ªn Tenado (donde Gu¨ªllermo C.I. se encuentra un Tell) y deja boquiabierto al personal propicio, al percibir de plano ella misma que, en su estival subida a los altares, hay no escasa peonza de retint¨ªn. ?Si estuviese al alcance de cualquier escritura al uso esa capacidad de percepci¨®n mortal! Para desdicha nuestra, no suele ser as¨ª. Piensa el uno que lo suyo es distinto, aun entonces teniendo que dejarlo de ser. Otro alega, sin citar a Zubiri, que "mira qui¨¦n fue a hablar". "Eso, eso...", rumian y exclaman cuatro o cinco m¨¢s. Y la cosa se enzarza de nuevo.. entre moros, cristianos, jud¨ªos, ecl¨¦cticos, modernos y tradicionales, mientras Cor¨ªn de Aqu¨ª -que diferenciar sabe vida de fantas¨ªa, rosa de m¨ªstica y cabezoner¨ªa de religi¨®n- regresa a su rinc¨®n asturiano, desde el cual puede verse, en d¨ªas claros, all¨¢, sobre la espuma, Estambul.Raro es, al tiempo, que los editores dejen de publicar literatura en verano, presuponiendo que en esta ¨¦poca a nadie se le va a ocurrir leer. En calurosa consecuencia, resulta todav¨ªa m¨¢s raro que, en los peri¨®dicos, al mismo tiempo, se les antoje justo lo contrario. Ahora bien, el colmo de la rareza lo ostenta el hecho de que, en per¨ªodo de vacaciones escolares, polemicen los escritores con pellizcos de monja. De tenerse ganas, como parece, da casi envidia el radical procedimiento de ese concejal almeriense del PP. que le arranc¨® la oreja a un colega rival mediante militante mordisco. Despu¨¦s de todo, si no es para escuchar chismograf¨ªa tribal ("en un vasto dominio"), ?para qu¨¦ se quiere una oreja? De ambas dice la lengua rimadora: "Tal para cual". Y sus razones tendr¨¢.
De alg¨²n otro sentido -el de la oportunidad, en cabeza- cabr¨ªa prescindir en este campo. Y es l¨¢stima, a prop¨®sito de sin sentidos, que sean los premios Pr¨ªncipe de Asturias, siempre a la vuelta de la esquina, quienes, habiendo inaugurado los galardones por apartados y no por individualidades, despu¨¦s no hayan sabido ce?irse, por sistema, a eso. Si ayer premiaron en cadena a los del bel canto y ahora planean hacer tres cuartos de, lo mismo con los tenistas triunfadores, ?por qu¨¦ excluir del principio a las bellas, letras? Ser¨ªa un hallazgo y un alivio repescar varios casos perdidos de antemano y, a la par, darles ca?a y anzuelo a venideros descontentos. Un a?o por tendencia: silentes, inefables, sentimentales, neocl¨¢sicos, realistas, experienciales, experimentales... Eso es: por tandas, con sus respectivas fotograf¨ªas colectivas, que tanto juego dar¨¢n luego en manuales escolares.
?Desorden a?adido a la injusticia? ?Qu¨¦ va! A fin de cuentas, el azar mezcla a diario lo divino y lo humano, lo crudo y lo cocido, el culo con las t¨¦mporas. Por ejemplo, lejos est¨¢bamos de imaginar, all¨¢ por el invierno, que la magia de Romario y la artima?a de Rold¨¢n iban a apalabrar decisiones id¨¦nticas: "Las amenazas no me har¨¢n regresar". Y a¨²n menos esper¨¢bamos que el regreso de los Rolling Stones eclipsar¨ªa el c¨®lera de Ruanda. Erre que erre, la realidad ama ese mestizaje, ese desconcierto, ese cachondeo. Y el recuerdo de moda -"hace ya treinta a?os", como de Joan Manuel a Serrat- no tendr¨ªa que hundirnos en la desilusi¨®n: Zunzunegui (toco madera) y Gironella (toco otra cosa) eran en ese instante los novelistas espa?oles m¨¢s le¨ªdos. Paralelo a aquello fue el ardiente deseo de comunicaci¨®n. El periodismo, en lugar de informar, empez¨® a comunicarla literatura, en vez de contar y cantar, quiso tambi¨¦n comunicar lo suyo. Y, de tanto comunicamos, vuelve cada verano a mezclar churras con merinas, hasta que todo quisque perciba el retint¨ªn de Cor¨ªn, la necesidad de fotos colectivas con entrega y la inutilidad de, al menos, una de las dos orejas.
En el extremo opuesto, un lugar sin lugar (ya antigua Leningrado), sigue viva la sombra de Ilia Ilitch Oblomov, c¨¦lebre personaje de Gontcharov: dispuesto a no salir de la cama por nada del mundo, a no pensar en estas cosas que ni pasan ni dejan de pasar y a aplazar siempre para ma?ana aquello. que tendr¨ªamos que hacer o decir hoy.
Babelia
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