Salamanca: quiosquero
Es una gran suerte de los poderosos acompa?arse de hombres de gran entendimiento..." Fue poner los pies en la plaza Mayor de Salamanca y, por gracia, o porque s¨ª sentimos otros. No dur¨® mucho el gozo. Quisimos hacer nuestra labor cotidiana, aqu¨ª consistente en visitar El Adelanto, diario regional independiente, de 111, a?os de vida, y que ayer era tan grueso como lo son 40 p¨¢ginas entintadas; tambi¨¦n quer¨ªamos vivir un rato la peripecia y el talento de La Gaceta Regional, el otro diario de la misma ciudad/almac¨¦n de tanta historia de sabios, de estudiantes y donde, cada mes de enero, Jes¨²s Aguirre, duque de Alba, cuando se agota la luz del d¨ªal, pasea orgulloso arropado con el historiado abrigo que, en su d¨ªa, mercara en Londres su suegro, padre de Cayetana, el 17 duque de Alba, Jacobo F. J. Stugart y Falc¨®.
Primero, antes de iniciar la faena quisimos averiguar sobre datos elementales de los dos diarios, y una se?ora salmantina nos dijo a modo de advertencia que El Adelanto es de izquierdas y La Gaceta de derechas. Otras consultas confirmaron la aseveraci¨®n. Y todo se complic¨®, porque de derechas y de izquierdas, en este d¨ªa de agosto de 1994, nosotros no sabemos gran cosa. Y, por ello, hemos decidido dar rienda suelta al relajo, al reposo, aunque un tanto estudioso. Hemos visitado a ?ngel S¨¢nchez, nuestro quiosquero mayor de Salamanca; ¨¦l dice que ya nos conoce de vista, y dice verdad, porque en cada viaje nos surtimos del papel impreso, diario y semanal, en este quiosco miniautura que es historia de Salamanca y es obra de arte atizada y alentada d¨ªa a d¨ªa, desde que cumpli¨® cinco a?os, en 1948, por este don ?ngel S¨¢nchez, un tanto dicharachero por simp¨¢tico, de estatura breve, gafas de vista cansada, bigote, jersey azul como lo es su pantal¨®n vaquero y zapatos marrones. Su quiosco es un portentoso encaje de bollos: ocupa un metro cuadrado de superficie y mide dos metros y medio escasos de altura, peana incluida; el primer quiosco fue inaugurado en los a?os veinte por su padre; era de madera y lo quemaron no se sabe bien qu¨¦ clase de v¨¢ndalos. El quiosco del se?or S¨¢nchez es ahora de hierro, color gris oscuro, muy dibujado en el saliente superior donde, en letras forjadas, se lee, "revistas, libros; peri¨®dicos". Y adem¨¢s, el m¨¢s antiguo quiosco de Salamanca ex pende chupa-chups, encendedores, pipas, regalices, postales, toda suerte de chucher¨ªas y libros como Desaf¨ªo sin l¨ªmites, del celebrado ajedrecista Gary Kasparov. El quiosco se sit¨²a estrat¨¦gicamente en la escalerilla del ochavo, que da a uno de los ocho accesos a la plaza Mayor, como lo hacen las escalerillas de Pinto, el Pabell¨®n Real, el Arco del Concejo, el Arco de Zamora, la entrada de San Pablo, la de San Mart¨ªn y la del Prior. ?ngel S¨¢nchez vende mercanc¨ªa desde las diez de la ma?ana a las nueve de la noche; ojea todos los diarios, deteni¨¦ndose "en la cosa taurina y en la historia", m¨¢s que nada en la historia de Salamanca. Durante el curso estudiantil llega a vender m¨¢s de 300 peri¨®dicos diarios y ahora, en verano, baja a menos de la mitad. Dice ?ngel S¨¢nchez que sin peri¨®dicos "casi no podr¨ªa vivir". Sobre las revistas advierte que le gustan m¨¢s las culturales, pero que ven de mucho m¨¢s de las llamadas del coraz¨®n; un libro para ¨¦l "es como un amigo". Para celebrar nuestro encuentro le compramos al quiosquero un mont¨®n de diarios y revistas, incluidas las cuatro del coraz¨®n que m¨¢s nos interesan porque nos dan un pulso semanal de la patria. Nos despedimos de ?ngel S¨¢nchez y despistamos el hambre en una caf¨¦ter¨ªa de la Plaza Mayor; nos sentamos en el interior, vac¨ªo; el turismo descansa de su venturosa existencia en la terraza; nuestra mesa, cerca de los servicios nos invita a contabilizar los usuarios de los dichos; en 45 minutos han entrado 15 hombres y 10 mujeres. Nos dicen en Salamanca que s¨ª hay bastante turista, pero no tantos como pregonan algunos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.