LA PAELLA NEGRA DE SOLCHAGA

Solchaga es un ex de gran calibre. Hasta en la playa, camuflado de ba?ista, a¨²n desata una mezcla de respeto y temor el peque?o y ex todopoderoso ex ministro de Econom¨ªa y Hacienda. De nuevo veranea en Mallorca, en un buen hotel de una urbanizaci¨®n creada por conservadores mon¨¢rquicos, la Costa de los Pinos. Pensar y leer son sus ¨²nicas ocupaciones. Tambi¨¦n navegar y comer bien. Sus escapadas a los establecimientos de la isla provocan escenas de comic como ¨¦sta: "Encantado de que pise mi restaurante, aunque tanto me pisara la cuenta corriente", le dijo a Carlos Solchaga el due?o de Sa Sinia de Portocolom, Toni Sober¨¤. La escena finaliz¨® con una carcajada c¨®mplice y la firma final en el libro de visitas del local. El matrimonio Solchaga y sus amigos dieron cuenta de sendas paellas: una ciega -sin tropezones- y otra negra -inundada del color y el sabor de la sepia y el calamar-. Otro famoso -y poderoso alto contribuyente-, el pintor Miquel Barcel¨®, acude a Sa Sinia con frecuencia. La complicidad gastron¨®mico-art¨ªstica se plasma en la carta original del local, que cada dos a?os pinta intencionadamente.-