As¨ª se viene a Madrid
Luis Parra Jerezano, ese meteorito desprendido del planeta paterno, cuya clase ha heredado, demostr¨® ayer c¨®mo hay que venir, a Madrid. En esa b¨²squeda de la oportunidad que significa Las Ventas para los coletudos modestos de cotizaci¨®n y que sobreviven en la balaustrada de la fiesta rumiando sus torer¨ªas ut¨®picas, el de Jerez, como sus compa?eros de terna, se top¨® con una p¨¦sima corrida de Albaserrada tan escasa de casta como de fuerzas.Los bicornes, que hubieran sacado sobresaliente cum laude en una supuesta universidad de la mansedumbre, se repucharon en varas, excepto el quinto, pero que despu¨¦s en la pa?osa fue tan ilidiable como sus hermanos. Toparon -que no embistieron- con la cara alta y m¨¢s pendientes del diestro que de los enga?os, rayaron la invalidez, y algunos de ellos debieron ser devueltos a corrales por el us¨ªa Luis Espada.
Albaserrada / Vera, Jerezano, Ortega
Toros del Marqu¨¦s de Albaserrada, con presencia y cuajo, excepto l? y 3?, muy justos de trap¨ªo, descastados, peligrosos y flojosJuan Carlos Vera: media tendida contraria y descabello (palmas); pinchazo sin soltar y estocada baja (divisi¨®n cuando saluda). Jerezano: dos pinchazos, estocada corta y descabello (silencio); dos pinchazos -aviso-, otro pinchazo y estocada contraria (silencio). Celso Ortega: pinchazo sin soltar, estocada haciendo guardia y pinchazo hondo (silencio); pinchazo, otro bajo, estocada en el costillar -aviso- y estocada atravesada (silencio). Plaza de Las Ventas, 21 de agosto. Un tercio de entrada.
Mas Jerezano no se amilan¨® frente a aquella afrenta de bravura, frente a aquellas devanaderas con astas que de continuo sorteaban ga?afones. Sobre no amilanarse, a base de reda?os, de tragar m¨¢s que una legi¨®n de fam¨¦licos, intent¨® lucir desde la distancia y dej¨¢ndose ver un toreo de muchos quilates, ortodoxo, artista y variado.
Teor¨ªa de ayudados
L¨®gicamente no alcanz¨® la plenitud, pero s¨ª refulgi¨® en su dominador percal, y en esbozos de redondos, naturales, pases de pecho, de la firma, trincherillas y una amplia teor¨ªa de ayudados. Mayormente en el segundo, con el que incluso bord¨® algunos de esos deleitosos pases sueltos; pero tanto en ¨¦ste como en el mulo con cuernos quinto ensuci¨® con la tizona sus interesantes faenas. A destacar que su veteran¨ªsimo subalterno Orteguita no le fue a la zaga y banderille¨® soberbiamente, como en sus mejores tiempos, a ese patibulario bicho que sali¨® en quinto lugar.Juan Carlos Vera repet¨ªa en el escenario vente?o tras la buena tarde que ofreci¨® hace dos semanas. Tambi¨¦n con valerosa porfia, hasta de hinojos lo procur¨® en el cuarto, s¨®lo pudo remedar dibujos de la clase que tambi¨¦n atesora. Celso Ortega se apunt¨® al encimismo y descruzamiento posmodernos con el tercero, tan dificil como sus hermanos, y mejor¨® en el ¨²ltimo, ligeramente menos p¨¦simo, al que extrajo algunos muletazos sueltos con decoro y ajuste.
Babelia
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