El Ej¨¦rcito Rojo vuelve a casa
300.000 militares en Europa Oriental y pa¨ªses de la antigua URSS han regresado a Rusia entre enero de 1992 y agosto de 1994
La vuelta a casa de los restos del legendario Ej¨¦rcito Rojo pone punto final hoy a casi medio siglo de presencia en el territorio europeo y complica la situaci¨®n en Rusia con un enjambre de militares descontentos, mal pagados, mal abastecidos y a menudo sin vivienda, que constituyen un caldo de cultivo para la inestabilidad social.M¨¢s de 700.000 hombres (1,2 millones de personas contando las familias) han sido repatriados a partir de 1989 desde Europa Oriental y los pa¨ªses de la ex URSS en virtud de los cambios acaecidos cuando la Uni¨®n Sovi¨¦tica perdi¨® sus aliados del Pacto de Varsovia, primero, y se desintegr¨® ella misma despu¨¦s en 1991.
El vertiginoso car¨¢cter del proceso y las presiones para acelerar la salida de tropas de las rep¨²blicas B¨¢lticas han obligado a Rusia a absorber precipitadamente este enorme contingente humano. Desde enero de 1992 a agosto de 1994, un total de 300.000 militares han regresado de Europa Oriental y los pa¨ªses de la antigua URSS, seg¨²n el jefe de informaci¨®n del Ministerio de Defensa, general VIad¨ªmir K¨®sarev. Les han acompa?ado 3.500 tanques, 7.400 carros blindados, 3.300 sistemas de artiller¨ªa, 1.500 aviones, 1.100 helic¨®pteros, 17 submarinos y 227 barcos.
Tras,la retirada de Alemania, de Estonia y de Letonia, en las rep¨²blicas de la ex URSS quedar¨¢n s¨®lo unidades en el marco de acuerdos bilaterales y las denominadas formaciones pacificadoras, como el 14 Ej¨¦rcito, que, al mando del general Alexandr L¨¦bed, puso fin en 1992 a la violencia entre la autoproclamada rep¨²blica del Transdni¨¦ster y Moldavia.
Los militares que regresan pueden introducir un nuevo elemento de inestabilidad en Rusia no tanto por su eventual ingreso en las filas de oposici¨®n antiyeltsinista, sino porque constituyen un terreno abonado para las actividades mafiosas y delictivas que ya se han detectado en contingentes militares como el Grupo Occidental de Tropas con sede en Alemania.
Dos im¨¢genes del Ej¨¦rcito coexisten estos d¨ªas en la prensa rusa. En clave nost¨¢lgica, el diario Pravda, antiguo ¨®rgano del Partido Comunista de la URSS, enumera las retiradas militares de los ¨²ltimos a?os: el 40 Ej¨¦rcito dej¨® Afganist¨¢n, el Grupo Meridional de tropas dej¨® Hungr¨ªa y el Grupo Central dej¨® Checoslovaquia.
El semanario Mosk¨®vskie Novosti, por su parte, hace hincapi¨¦ en el informe del fiscal militar sobre los casos de corrupci¨®n extendida en el Ej¨¦rcito, como la venta de armas, el uso comercial de instalaciones militares y la especulaci¨®n con las n¨®minas de la oficialidad.
Las autoridades rusas han reaccionado con indiferencia ante los asuntos de corrupci¨®n que afectan al Ej¨¦rcito, como lo demuestra el ascenso del general Matv¨¦i Burlakov, el jefe del Grupo Occidental de Tropas, a viceministro de Defensa. Medios que participaron en conversaciones del ex presidente de la URSS, Mija¨ªl Gorbachov, para la reunificaci¨®n de Alemania afirmaron en privado que la vista gorda ante la corrupci¨®n fue el precio pagado por los dirigentes sovi¨¦ticos para que el Ej¨¦rcito aceptara abandonar sus mejores emplazamientos en el extranjero.
La retirada de Europa Oriental, planeada cuando a¨²n exist¨ªa la URSS, preve¨ªa emplazar el grueso de las tropas que regresaban en las zonas fronterizas, tales como Bielorrusia, el B¨¢ltico y Ucrania. Tras la desintegraci¨®n de la URSS, los planes cambiaron y Rusia tuvo que asumir por s¨ª sola la tarea. El resultado ha sido que el ritmo de retirada de tropas supera en m¨¢s de nueve veces el ritmo de construcci¨®n de viviendas, seg¨²n Pravda, y muchos militares viven en tiendas de campa?a o en residencias estudiantiles.
Gran malestar en el estamento militar ha causado el presupuesto de Defensa de 1994 que con algo m¨¢s de 40,6 billones de rublos est¨¢ por debajo del m¨ªnimo de 55 billones que el Ministerio de Defensa consideraba imprescindible. La situaci¨®n es tal que incluso aviadores de ¨¦lite de las Fuerzas A¨¦reas, que tripulan los modernos Mig-29, se ven imposibilitados para alimentar decentemente a sus hijos, seg¨²n un reportaje de la televisi¨®n rusa.
El Ej¨¦rcito ruso, que contaba con un total de 2,2 millones de hombres sobre el papel en junio pasado, debe quedar reducido a 1,9 millones en octubre, seg¨²n el ministro de Defensa, P¨¢vel Grachov. Parad¨®jicamente, el Ej¨¦rcito, que no puede completar las levas obligatorias, sufre una inflaci¨®n de oficiales y, para este ano, prev¨¦ el despido de 194.000, de ellos, 120.000 sin derecho a jubilaci¨®n.
Grachov lig¨® su destino al de Yeltsin al cumplir la orden de ¨¦ste de ca?onear la Casa Blanca (la sede del Parlamento ruso) en octubre de 1993, pero sus reticencias de entonces han alimentado los rumores sobre su posible reemplazo. De momento, el presidente parece m¨¢s inclinado a mantener el equilibrio entre las figuras destacadas del estamento militar, donde los afganos (los oficiales que participaron en la guerra de Afganist¨¢n) tienen un papel destacado.
Grachov, un afgano al igual que cuatro de sus ocho viceministros, ha conseguido reforzar su postura con el ascenso de Burlakov, pero no ha logrado someter al general L¨¦bed (otro afgano), un hombre sin pelos en la lengua muy querido por sus subordinados en el 14 Ej¨¦rcito. Grachov afirm¨® que tal vez L¨¦bed est¨¢ llamado a sustituirle en su puesto, aunque tal cosa es poco probable, seg¨²n los analistas, pues L¨¦bed, por su empe?o en luchar contra la corrupci¨®n, su concepci¨®n del patriotismo y su admiraci¨®n por soluciones al estilo Pinochet podr¨ªa resultar una figura peligrosa para la clase pol¨ªtica en Mosc¨².
La influencia de Grachov parece ser limitada. Hasta ahora no ha conseguido subordinar a su departamento a las Tropas de Fronteras, que en el pasado pertenecieron al KGB y que hoy son independientes bajo el mando del general Andr¨¦i Nikol¨¢iev.
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