Madrid, capital "grunge"
El que para muchos aficionados al rock estaba considerado como el concierto del verano empez¨® ayer en la plaza de Las Ventas de Madrid muy temprano. Pocos" minutos antes de las 18.30, cuando se abrieron las puertas del coso taurino, un peque?o grupo de muchachos llegados de Barcelona aguardaban en los primeros puestos de la larga cola. Estaban ah¨ª desde las ocho de la ma?ana, tras realizar un largo viaje desde la capital catalana, pero el ¨²nico concierto de su grupo favorito, los Red Hot Chili Peppers, lo merec¨ªa.Era la cita de la Espa?a grunge. Las filas ante las puertas de la plaza eran apretadas, pero permanec¨ªan en perfecto orden y silencio. Pocas veces se ha visto en los ¨²ltimos tiempos un p¨²blico tan homog¨¦neo como el de este concierto. La edad media oscilaba entre los 18 y los 22 a?os.
Abundaban los chicos con largas melenas o cabezas semirrapadas, o anillos visibles en orejas y narices, tatuajes falsos y verdaderos, y en todo momento unas ganas tremendas de pas¨¢rselo bien. Los organizadores calculaban haber vendido el 85% de un aforo de 18.000 personas. Cerca de 2.500 vinieron de fuera de Madrid, en autocares y coches particulares.
Posiblemente los de fuera hayan sido los m¨¢s puntuales, porque el primer grupo que sali¨® al escenario, los madrile?os Tribu X, fueron recibidos por cerca de dos millares de espectadores que no dudaron en empezar la fiesta dando botes animados por el cantante del grupo.
Basura
Sopa de Cabra fue recibido por un p¨²blico ya m¨¢s caliente. El grupo catal¨¢n recibi¨® una lluvia de proyectiles ligeros -vasos y botellas de pl¨¢stico-, pero sin duda molestos. A lo largo de su actuaci¨®n se llen¨® el escenario de basura, pero el cantante Gerard Quintana no protest¨® m¨¢s que con un ir¨®nico y heroico: man¨¢ del cielo.Por eso, cuando alrededor de las 21.00, Primal Scream sali¨® a escena hizo advertir al p¨²blico que no les lanzaran nada. Una desafiante masa de espectadores los reclam¨® a gritos y los escoceses empezaron a desplegar su potente m¨²sica hasta dejar llano y expectante a varios millares de j¨®venes ansiosos de escuchar y ver por fin al ¨²ltimo grupo de la noche.
A estas alturas la plaza estaba completamente llena y la media de la edad hab¨ªa subido hasta los 25 a?os. Los RHCP se dispararon sobre el escenario en uno de esos despliegues de energ¨ªa que los han hecho c¨¦lebres.
Las dos cabezas principales del grupo, el cantante Anthony Kieidis -ataviado s¨®lo con una breve falda de raso negro- y el bajista, Flea, pusieron el punto picante a este banquete musical. El espect¨¢culo que dieron, teniendo una espiral psicod¨¦lica como hipn¨®tico fondo, constituy¨® un final de una noche que dej¨® a la gente satisfecha. M¨¢s tarde, lleg¨® el caf¨¦ y la ¨²ltima copa en otro lugar escondido de Madrid, con un concierto sorpresa protagonizado por Mano Negra. Pero ¨¦se ya es otro cuento.
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