Refuerzos para la paz
Lo maravilloso de la vida es que es impredecible. Para lo malo y tambi¨¦n para lo bueno. Lo ocurrido en los ¨²ltimos a?os y lo que ocurre ahora nos confirma que la historia no est¨¢ escrita ni en los astros, ni en los libros sagrados, ni en las supuestas leyes econ¨®micas. Y as¨ª pueden ocurrir cosas como que Isaac Rabin, un duro entre los muy duros generales del Ej¨¦rcito israel¨ª, comparta un premio internacional con Yasir Arafat, el hombre que durante lustros encarn¨®, pistola al cinto, la llamada revoluci¨®n palestina.Iniciar una guerra es mucho m¨¢s complicado que terminarla, salvo que uno de los bandos obtenga un triunfo militar aplastante. Si las armas no otorgan una sentencia inapelable, los combatientes tardan a?os y a?os en aceptar la necesidad de eso que De Gaulle llamaba la paix des braves, es decir, un adi¨®s a las armas sin vencedores ni vencidos. Ese tipo de paces suelen ser obra de personas que durante mucho tiempo han luchado como el que m¨¢s por obtener la victoria de los suyos. El propio De Gaulle, el general que salv¨® a Francia de la humillaci¨®n en la 11 Guerra Mundial, firm¨® la paz con el Frente de Liberaci¨®n Nacional argelino, y De Klerk y Mandela, campeones irreductibles de sus comunidades respectivas, acordaron terminar con el apartheid en Sur¨¢frica.
Agotamiento de las partes
Y es que hay un cierto tipo de conflictos b¨¦licos que se termina por agotamiento de las partes. Es lo que ocurri¨® en L¨ªbano. Y lo que podr¨ªa ocurrir en Irlanda del Norte-. Y lo que deber¨ªa suceder en el S¨¢hara occidental.
Rabin y Arafat se han ganado con todas las de la ley el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Cooperaci¨®n Internacional. Por su lucidez al comprender que no hab¨ªa victoria militar posible sobre el enemigo y que la ¨²nica soluci¨®n posible al problema de Tierra Santa es su reparto en dos entidades nacionales, una israel¨ª y otra palestina.
Como todas, la paz en Oriente Pr¨®ximo es y ser¨¢ fr¨¢gil. Muchas comunidades ¨¦tnicas y religiosas conviven en ese rinc¨®n del planeta formado por Israel, Palestina, L¨ªbano, Jordania, Siria y Egipto. Subrayar la precariedad de- la paz es oportuno siempre y cuando ello no se convierta en un pretexto para la pasividad. Los europeos debemos apostar por esa paix des braves y debemos contribuir pol¨ªtica y econ¨®micamente a su apuntalamiento. En ese empe?o, Espa?a tiene un importante papel. Por haber sido el solar del m¨¢s hermoso ejemplo hist¨®rico de convivencia entre jud¨ªos, cristianos y musulmanes. Por haber albergado en 1991 la Conferencia Internacional de Paz en Oriente Pr¨®ximo. Y por nuestro propio inter¨¦s de pa¨ªs mediterr¨¢neo. Hay que dar premios y hay que aflojar el cord¨®n de la bolsa.
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