El retorno de lv¨¢n
A juicio de algunos observadores imparciales, la interpretaci¨®n del extra?o caso del doctor Zamorano y mister Hyde es un dominio de la neurolog¨ªa. No hay vuelta de hoja; la doble metamorfosis del goleador en tuercebotas y del tuercebotas en goleador llama a la incredulidad e inspira toda clase de tesis, c¨¢balas y sortilegios. La situaci¨®n puede resumirse as¨ª: a pesar del esfuerzo, nadie ha conseguido urdir una teor¨ªa que describa el mecanismo por el cual este cazador de perfil amaz¨®nico ha pasado de acertar regularmente con el pecho del portero a filtrarle la pe lota a dos cent¨ªmetros de la oreja como si fuese una gota de mercurio.Tampoco hay razones para el esc¨¢ndalo cient¨ªfico, porque el fen¨®meno tiene su explicaci¨®n en las propias condiciones del jugador. Dado que no dispone de un toque exquisito ni de una habilidad excepcional, el terrible Iv¨¢n opta por hacerlo todo a gran velocidad. Desde el momento en que arranca hacia la porter¨ªa contraria, su organismo comienza a pasarse de revoluciones. Sus jugadas tienen as¨ª el ritmo de una reacci¨®n en cadena: en la obsesi¨®n por ganar metros, su coraz¨®n se altera, sus pulmones se hinchan y, una por una, sucesivamente, sus fibras musculares comienzan a estallar. Eso explica su visi¨®n m¨¢s caracter¨ªstica: cuando llega a la l¨ªnea de gol, su cuerpo parece un meteorito amenazado por un cataclismo nuclear.
Puesto que su vocaci¨®n no es la suavidad, sino el paroxismo, el destino de Iv¨¢n est¨¢ apoyado en la puntera de sus botas. Maniobra siempre por las cornisas, las grietas y los otros despe?aderos de la cancha, y en tan precario territorio errores de un mil¨ªmetro significan sencillamente un paso en falso.
A sabiendas de sus limitaciones, no hay por qu¨¦ hacerle exigencia alguna, salvo de que persista en la tenacidad. Es cierto que, mientras al otro extremo del planetario su colega Romario Far¨ªa de Sousa prefiere congelar la jugada, ¨¦l puede y debe resignarse a disparar primero. Sin embargo, en este empe?o tambi¨¦n tiene derecho al reparto de la gloria.
Es el m¨ªnimo reconocimiento debido a quienes, como ¨¦l, se atreven a vivir en la zona roja del cuentavueltas.
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