Clinton, Garc¨ªa M¨¢rquez y Fuentes dan un repaso al mundo
Cuba, Latinoarn¨¦rica y Faulkner trufaron el encuentro de Garc¨ªa M¨¢rquez y Carlos Fuentes con el presidente de Estados Unidos
No comieron casi nada, pero en la famosa cena del presidente Bill Clinton con Carlos Fuentes y con Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez se habl¨® de todo. De Cuba, por supuesto, pero no tanto como hubiera podido pensarse; de Am¨¦rica Latina hablaron bastante, pero sobre todo de literatura.De literatura hablaron casi toda la noche. Tanto que se les olvid¨® comer, y a¨²n ayer Garc¨ªa M¨¢rquez no estaba seguro de haber probado bocado, ni siquiera de qu¨¦ bocados hubo; hasta tal punto que al t¨¦rmino de la reuni¨®n, de cinco horas, el autor de Cien a?os de soledad se encontr¨® a medianoche en la cocina con Clinton, que se com¨ªa un bocadillo. "Bueno, ?es que no ha cenado?", le pregunt¨® el Nobel al presidente. "Pues f¨ªjese que no: ni usted tampoco. El tiempo se nos fue hablando".
Pasa a la p¨¢gina 4
La cena con Clinton
Viene de la primera p¨¢ginaNo era extra?o, porque entre los comensales reunidos el 29 de agosto en casa del novelista norteamericano William Styron, premio Pulitzer, en Martha's Vineyard, una isla al sur de Boston, Massachusetts, no s¨®lo estaba el presidente de Estados Unidos, sino, sobre todo, esos dos grandes obsesos de los libros que son el Nobel colombiano Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y el mexicano Carlos Fuentes, ¨²ltimo premio Pr¨ªncipe de Asturias de Literatura.
Todo el mundo crey¨® que esa reuni¨®n, que se produjo en plena crisis de los balseros cubanos, se hab¨ªa programado para hablar de la nueva crisis abierta entre Cuba y Estados Unidos, y dada la personalidad de los contertulios Garc¨ªa M¨¢rquez tiene una estrecha relaci¨®n con Castro, y Fuentes defiende el fin del embargo estadounidense para que se inicie una nueva etapa en el largo contencioso de la isla caribe?a con su poderoso vecino, se dio por sentado que Cuba ten¨ªa que haber sido el asunto.
"No, Cuba no fue el asunto", dec¨ªa ayer Garc¨ªa M¨¢rquez. "Estaban en marcha las actuales negociaciones, y cualquier intervenci¨®n, siquiera fuera informal, por parte de cualquiera, pod¨ªa ser impertinente. Todos est¨¢bamos de acuerdo en que hab¨ªa que buscar soluciones para el ¨¦xodo, y las conversaciones ya estaban en camino".
Adem¨¢s, piensa Garc¨ªa M¨¢rquez, "se trataba de tender un puente, as¨ª que, pol¨ªticamente, esta reuni¨®n fue m¨¢s importante que si hubi¨¦ramos hablado directamente de pol¨ªtica".
De modo que se sentaron a la mesa sin una agenda acordada, y poco a poco no s¨®lo asom¨® el tema cubano, sino que se habl¨® del narcotr¨¢fico, de Am¨¦rica Latina y, en este ¨²ltimo contexto, de la cumbre iberoamericana convocada para finales de a?o en Miami. Garc¨ªa M¨¢rquez se refiri¨® al narcotr¨¢fico y a Colombia: "?Cu¨¢ndo va a tener EE UU un mayor control sobre el narcotr¨¢fico por parte de la polic¨ªa de su propio pa¨ªs?". Carlos Fuentes traz¨® el panorama de lo que pasaba en Am¨¦rica Latina. "Ojal¨¢ que Clinton cuente con buenos consejeros para llevar a la pr¨¢ctica una pol¨ªtica constructiva en estrecha consulta con los Gobiernos latinoamericanos", dijo ayer el autor de El espejo en terrado. Por su parte, el ex canciller mexicano Bernardo Sep¨²lveda, que tambi¨¦n estuvo presente, indic¨® la conveniencia de contar con una agenda precisa para la cumbre iberoamericana de diciembre. En los tres casos fueron exposiciones sumarias, muy r¨¢pidas, que Clinton escuch¨®, dice Garc¨ªa M¨¢rquez, "con una disposici¨®n excelente para el contacto y para la conversaci¨®n".
Pero ya estaba bien de pol¨ªtica. El presidente de EE UU estaba de vacaciones, y, adem¨¢s, no se le hab¨ªa invitado para hablar de eso, o al menos no de modo espec¨ªfico. As¨ª que el mismo Clinton desvi¨® la conversaci¨®n hacia la literatura. %Qu¨¦ libro le hubiera gustado.. escribir a Styron?", pregunt¨® Clinton. Huckleberry Finn, de Mark Twain, respondi¨® el anfitri¨®n. ?Y a Gabo? El conde de Montecristo, de Alejandro Dumas. ?Y a Fuentes? Absal¨®n, Absal¨®n, de William Faulkner. "Ah, Faulkner", dijo el ex gobernador de Arkansas. Ah¨ª terci¨® Gabo: "Yo prefiero Luz de agosto". "Me gusta m¨¢s Absal¨®n, Absal¨®n ", se?al¨® Clinton, "pero sobre todo admiro la segunda parte de El ruido y la furia". Los contertulios se sorprendieron, porque ¨¦sa es, como dice Garc¨ªa M¨¢rquez, "la parte m¨¢s compleja, y la m¨¢s meritoria y dif¨ªcil, del trabajo de Faulkrier". Clinton entonces hizo citas de memoria, y aquella tertulia informal ya fue plenamente literaria. Clinton record¨® que creci¨® cerca de Oxford, Misisip¨ª, la tierra de los libros de Faulkner, y, por otra parte, Fuentes le hizo recordar que el reformista y liberal mexicano Benito Ju¨¢rez vivi¨® exiliado enrollando tabaco en una f¨¢brica de Nueva Orleans. As¨ª que, en aquella atm¨®sfera, la tertulia ya fue plenamente literaria, de modo que los reunidos se preguntaron entre ellos sobre lo que le¨ªan. El presidente estaba leyendo un libro sobre la econom¨ªa del futuro.
- Usted lo que tiene que hacer es leer El Quijote, que ah¨ª est¨¢n las soluciones a todo -le dijo Garc¨ªa M¨¢rquez.
-Pero El Quijote ya lo he le¨ªdo.
Hab¨ªa le¨ªdo El Quijote, hab¨ªa le¨ªdo obras de Carlos Fuentes y hab¨ªa le¨ªdo, por supuesto, a su anfitri¨®n, Styron. Durante la campa?a electoral hab¨ªa confesado que su libro favorito de los ¨²ltimos tiempos era Cien a?os de soledad, y Garc¨ªa M¨¢rquez hab¨ªa declarado desde alg¨²n sitio que seguramente Clinton buscaba as¨ª el voto latino. No era verdad, y en la cena de Martha?s Vineyard aprovech¨® para reiterarle su conocimiento y para comunicarle que su hija Chelsea tambi¨¦n lo hab¨ªa le¨ªdo. Le indic¨® adem¨¢s que le hab¨ªa interesado El general en su laberinto. "?Tan mal lo pas¨® Bol¨ªvar?", le pregunt¨® Clinton. "La realidad fue peor, presidente", le respondi¨® Gabo. Despu¨¦s, el presidente les habl¨® de sus h¨¢bitos de lectura: lee dos horas cada noche, y entre sus gustos no desde?a la novela policiaca: uno de sus autores de cabecera es el mexicano Paco Ignacio Taibo II.
La conversaci¨®n dur¨® cinco horas. Doce personas en un ambiente informal. Clinton hab¨ªa llegado con su esposa, Hillary, y con su hija, y ven¨ªa vestido con un polo. Enseguida, dicen los que cenaron con ¨¦l, se mostr¨® como una persona accesible, que oye y que transmite cordialidad. "Conversa sobre cualquier tema, y parece de veras preparado para profundizar en ellos.
Por lo que le escuch¨¦" se?ala Garc¨ªa M¨¢rquez, "puede que sea el presidente norteamericano m¨¢s culto de este siglo". Fuentes resume as¨ª su impresi¨®n: "Es un hombre muy bien informado, muy atento para escuchar, y mil kil¨®metros por encima de sus antecesores por lo que hace a la cultura".
A Garc¨ªa M¨¢rquez y a Fuentes les ha sorprendido la resonancia que tuvo esa cena fuera de EE UU. Donde se celebr¨®, en Martha's Vineyard, coincid¨ªan, adem¨¢s de Lady Di, que estaba de vacaciones, algunos de los principales periodistas de Estados Unidos, entre ellos, la presidenta de The Washington Post y el propietario de The New York Times, y nadie consider¨® que ese encuentro fuera una noticia pol¨ªtica. Por otra parte, la coincidencia de la cena con la crisis cubano-norteamericana desat¨® rumores que tampoco ten¨ªan fundamento: esta cena no se programo a partir del ¨¦xodo de los balseros. La cita, que luego se convirti¨® en un ejercicio de memoria literaria, se hab¨ªa estable cido en marzo en casa del presidente colombiano, C¨¦sar Gaviria, durante el festival de cine de Cartagena de Indias. ?A Bill Clinton le gustar¨ªa encontrarse en casa de William Styron, el autor de Esta casa en llamas, con escritores como Carlos Fuentes y como Garc¨ªa M¨¢rquez? Era una buena oportunidad para hablar de modo informal de Am¨¦rica Latina. La fijar¨ªan para el verano. El presidente acept¨®.
"Fue, en efecto, una oportunidad", dicen ahora los contertulios, "porque entonces no hablamos directamente de pol¨ªtica, pero, si alguna vez hay que hacerlo, sabemos que hay un interlocutor que escucha mucho m¨¢s que lo pens¨¢bamos antes de que nos sent¨¢ramos a hablar". "Estas cosas hay que hacerlas: la diplomacia tiene sus virtudes y sus lugares de actuaci¨®n; esto no es diplomacia, porque no trata de resolver nada, pero a veces ayuda m¨¢s a las negociaciones que las propias conversaciones pol¨ªticas", se?alaba ayer Garc¨ªa M¨¢rquez.
Por su parte, Fuentes resume: "Creo qu¨¦ el presidente Clinton recibi¨® una impresi¨®n clara de nuestras preocupaciones como latinoamericanos, y eso ya es mucho. Ah, y la cena fue excelente: sopa de almejas al estilo de Nueva Inglaterra, pollo frito a la sure?a, jam¨®n de Virginia y tarta de moras. Dicho sea en honor de William Styron, que la prepar¨®, y de la hospitalidad proverbial del sur de EE UU. Pero Gabo tiene raz¨®n: la comida fue muy buena, pero la conversaci¨®n fue a¨²n m¨¢s sabrosa".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez
- Declaraciones prensa
- Bill Clinton
- William Styron
- Carlos Fuentes
- Minor¨ªas ¨¦tnicas
- Latinos
- Estados Unidos
- Pol¨ªtica exterior
- Etnias
- Novela
- Grupos sociales
- Narrativa
- Eventos
- Gobierno
- Administraci¨®n Estado
- Relaciones exteriores
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Escritores
- Literatura hispanoamericana
- Gente
- Literatura
- Cultura
- Sociedad