C¨¢maras de vigilancia en las calles
Soy residente de la villa de Vilassar de Mar, una de las tres pioneras en la instalaci¨®n de c¨¢maras de v¨ªdeo en sus v¨ªas p¨²blicas. Tambi¨¦n fui uno de los integrantes de la muestra estad¨ªstica -cuyos datos t¨¦cnicos no he visto publicados en ninguna parte- que fueron entrevistados por la empresa encargada de realizar un estudio sobre el grado de aceptaci¨®n de la medida entre los residentes. Yo fui uno de los del Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior 20% que seg¨²n parece rechaz¨® su implantaci¨®n, y quisiera explicar por qu¨¦.La vigilancia de ciudadanos en la v¨ªa p¨²blica en un entorno democr¨¢tico, sea o no constitucional mis conocimientos al respecto no me permiten opinar t¨¦cnicamente, la considero bochornosa, lesiva contra la intimidad y fascista. ?En base a qu¨¦ un funcionario puede observarme y grabarme: mientras le doy un beso a mi esposa cuando paseamos por la calle San Joan -una de las vigiladas-? ?Y si lo que graba es una manifestaci¨®n -autorizada, naturalmente- contra la gesti¨®n, pongamos como ejemplo, de un alcalde? Sigamos una secuencia. Se acepta que se observen y graben im¨¢genes en las calles para preservar el orden, pero ?por qu¨¦ no aceptar que puedan grabarse primeros planos de personas recurriendo al uso de zooms? Y ?por qu¨¦ no admitir que se graben conversaciones? En las charlas de los grupos de personas podr¨ªa pensarse que se planean atracos. En esta secuencia, ?podr¨ªa llegar se a aceptar que las c¨¢maras hicieran barridos por las fachadas de los edificios con la explicaci¨®n de que se hac¨ªa para prevenir suicidios y escalos de amigos de lo ajeno? Puede parecer caricaturesco, pero tan s¨®lo quiero recordar que Adolf Hitler lleg¨® al poder tras unas elecciones democr¨¢ticas.
Entiendo que en un Estado democr¨¢tico este camino no es el adecuado para acabar con la violencia ciudadana; el camino es m¨¢s costoso, m¨¢s dif¨ªcil, pero tambi¨¦n m¨¢s gratificante. El camino est¨¢ relacionado con la educaci¨®n, con el crecimiento econ¨®mico y social, con la eliminaci¨®n de la corrupci¨®n p¨²blica y privada, con la desaparici¨®n de la marginalidad. ?se es el camin¨®. El otro camino, el de las c¨¢maras, lleva a otros lugares. ?Ser¨¢n esos destinos a los que se nos quiere conducir?- Santiago Ni?o.
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