El Congreso de EE UU da por muerta la reforma sanitaria este a?o
El presidente norteamericano, BilI Clinton, sufri¨® uno de los m¨¢s graves traspi¨¦s de la primera mitad de su Gobierno, cuando el jefe de la mayor¨ªa dem¨®crata en el Senado, George Mitchell, agotado en su intento de armonizar los intereses de la Casa Blanca y el Congreso, abandon¨® ayer sus esfuerzos para que sea aprobada este a?o la reforma sanitaria, que constituye la espina dorsal del programa legislativo de esta Administraci¨®n.
George Mitchell explic¨® en conferencia de prensa que, despu¨¦s de meses de negociaciones con la oposici¨®n republicana para intentar sacar adelante esta fundamental legislaci¨®n, el obstruccionismo de la minor¨ªa hace imposible seguir adelante, al menos hasta el a?o pr¨®ximo. "Aunque los republicanos son una minor¨ªa en el Congreso, en el Senado son una minor¨ªa con poder de veto, por lo que tienen poder para obstaculizar una legislaci¨®n, como ha ocurrido con la reforma sanitaria. Por tanto, est¨¢ claro que no podr¨¢ ser aprobada este a?o", declar¨®.Clinton reconoci¨® que lamentaba profundamente que el Congreso le impidiera cumplir con su promesa electoral de darle a todos los norteamericanos cobertura sanitaria para finales de 1994, pero anim¨® a los parlamentarios de su partido a que "no se rindan" y que sigan luchando para vencer la resistencia de los republicanos. "No tiramos la toalla en nuestra misi¨®n de dar cobertura sanitaria a todos los estadounidenses", afirm¨®.
Mitchell, sin embargo, s¨®lo parec¨ªa dispuesto a seguir dando la batalla a partir del pr¨®ximo mes de enero, confiado en que, seg¨²n dijo, "es inevitable que una reforma global del sistema sanitario sea aprobada". El actual Congreso finalizar¨¢ sus sesiones el mes pr¨®ximo para dar paso a la campa?a para las elecciones legislativas de noviembre.
Los grupos de intereses
El presidente norteamericano culp¨® de este obstruccionismo a "los grupos de intereses especiales, que se han gastado 300 millones de d¨®lares [en una campa?a propagand¨ªstica] para detener la reforma sanitaria". Clinton dijo que ahora va a concentrar todos sus esfuerzos en la aprobaci¨®n de la reforma de las leyes sobre financiaci¨®n de campa?as pol¨ªticas y sobre la actuaci¨®n de los grupos de presi¨®n, "para volver despu¨¦s a luchar por la reforma sanitaria".George Mitchell explic¨® que le ha sido imposible conseguir los 60 votos necesarios para aprobar la reforma sanitaria. Para alcanzar esa cifra hubiera precisado el apoyo de algunos senadores republicanos, en lo que Mitchell fracas¨®, pese a haber ofrecido en ¨²ltima instancia una versi¨®n muy moderada del plan inicial.
Desde que el presidente Clinton present¨® su plan para dar cobertura a los 39 millones de norteamericanos sin atenci¨®n sanitaria, ¨¦ste sufri¨® numerosas modificaciones para aproximarlo a la oposici¨®n. La autora del plan, la esposa del presidente, Hillary Rodham Clinton, negoci¨® extensamente con los miembros del Congreso y acept¨® introducir reformas, pero todo result¨® in¨²til. Los republicanos, que acusan a la Casa Blanca de pretender una reforma de inspiraci¨®n socialista que exigir¨¢ mayores impuestos y har¨¢ perder calidad a la sanidad, hicieron de este asunto desde el principio una bandera pol¨ªtica.
La proximidad de las elecciones de noviembre complic¨® a¨²n m¨¢s las cosas, ya que los republicanos no quer¨ªan darle a sus rivales dem¨®cratas una baza ante las urnas del tama?o de la reforma sanitaria. De esta manera, Clinton llega a esas trascendentales elecciones con un bagaje de triunfos muy escaso.
Ya hace meses que organizaciones conservadoras pr¨®ximas al Partido Republicano desataron una campa?a en la televisi¨®n y en la prensa en la que se ridiculizaba la reforma propuesta por la Casa Blanca. Esa campa?a, de gran repercusi¨®n nacional, obtuvo su efecto, y la opini¨®n p¨²blica considera ahora menos urgente que antes esa reforma, seg¨²n recogen las encuestas.
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