Balladur retiene el procesamiento de su munistro Longuet
El acoso judicial al ministro de Industria franc¨¦s, G¨¦rard Longuet, empieza a ser un problema para las ambiciones presidenciales de Edouard Balladur. Longuet afirm¨® el lunes que no pensaba dimitir, fuera o no procesado por corrupci¨®n, aunque ayer matizara que estaba dispuesto a aceptar la regla del Gobierno". Esa regla, impuesta el a?o pasado por, el primer ministro, se?alaba que procesamiento equival¨ªa a dimisi¨®n. Longuet no es s¨®lo un ministro. Es presidente del Partido Republicano y, como tal, un personaje clave para que Balladur cuente con el apoyo de la coalici¨®n giscardiana UDF (Uni¨®n para la Democracia Francesa). Balladur, entre la espada y la pared, ha preferido aplazar un mes su decisi¨®n sobre el procesamiento.Los indicios acumulados por el juez Renaud van Ruyinbeke sobre los presuntos delitos de G¨¦rard Longuet, centrados en la supuesta financiaci¨®n irregular de su villa de verano en la Costa Azul y en su compadreo empresarial con grandes compa?¨ªas industriales, parec¨ªan suficientes para la apertura de un expediente judicial por un juez de instrucci¨®n. Ese procedimiento hubiera concluido casi forzosamente en el procesamiento.
El ministro de Justicia, Pierre M¨¦liaignerie, opt¨®, sin embargo por una v¨ªa dilatoria: la apertura de una investigaci¨®n preliminar, bajo control gubernamental, hasta el 31 de octubre. Tras el aplazamiento se percibe con claridad la mano de Balladur quien dispondr¨¢ de un mes para cavilar sobre qu¨¦ hacer con su ministro de Industria.
Balladur tiene ante s¨ª una dificil disyuntiva: permitir el procesamiento de Longuet puede enajenarle el apoyo electoral del Partido Republicano y, con ¨¦l, de muchos giscardianos; no hacerlo significar¨¢ mancharse, al menos a ojos del p¨²blico, con el cieno de la corrupci¨®n. Tal vez no sea una casualidad que, en la semana de sus dudas sobre Longuet, el ¨ªndice de popularidad del primer ministro haya descendido por primera vez desde junio. Balladur, hay que recordarlo, lleg¨® al Gobierno con un mandato electoral di¨¢fano: barrer la corrupci¨®n socialista e impedir por todos los medios la corrupci¨®n con servadora.
G¨¦rard Lo?guet ha indicado sin demasiado disimulo su intenci¨®n de apoyar a Balladur en la carrera hacia la presidencia. Preside el Partido Republicano, el grupo m¨¢s importante en la variopinta coalici¨®n giscardiana UDF, y su influencia debe resultar decisiva a la hora de decantar hac¨ªa Balladur, y por tanto contra Jacques Chirac o el propio Val¨¦ry Giscard d'Estaing, el apoyo del grueso de la coalici¨®n. Longuet es, por tanto, muy necesario para Balladur. Un Longuet ca¨ªdo es un Balladur debilitado. ?Cu¨¢l ser¨ªa, adem¨¢s, la reacci¨®n de Longuet si Balladur diera luz verde a su procesamiento? Por lo visto hasta ahora, el ministro est¨¢ ferozmente apegado al cargo y le costar¨ªa ser comprensivo con ¨¦l jefe del Gobierno. A un Longuet vengativo no habr¨ªa de costarle nada dejar que el Partido Republicano, de tendencia muy conservadora, se alejara de Baliadur y se aproximara a Jacques Chirac, un candidato m¨¢s af¨ªn a la ideolog¨ªa de la militancia.
Adicionalmente, Longuet podr¨ªa poner en un tremendo apuro pol¨ªtico a Balladur. Le bastar¨ªa con negarse a dimitir. El primer ministro tendr¨ªa que acudir al presidente de la Rep¨²blica, Frangois Mitterrand, para rogarle que firmara el cese del ministro rebelde. La autoridad del primer ministro quedar¨ªa por los suelos.
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