Rodillo del Zaragoza

Fue la exhibici¨®n de un equipo que ha elaborado un estilo. El Zaragoza juega para divertirse y ayer tuvo una buena ocasi¨®n para ello. Su f¨²tbol alegre dej¨® su sello en Mestalla y encontr¨® al mejor enemigo posible, un conjunto sin entidad que le permiti¨® atacar sin reservas. Ni siquiera era agresivo. El escenario fue el estadio valencianista del Luis Casanova, en el primero de los dos partidos de clausura de la Romareda que le impuso la UEFA. La pr¨®xima ronda tambi¨¦n la disputar¨¢ en Mestalla. De esta manera, se completa el pleno de los equipos espa?oles que han superado sus respectivas competiciones por eliminatoria.M¨¢s que al rival, V¨ªctor Fern¨¢ndez tem¨ªa dos factores externos: la gota fr¨ªa y una grada sin colorido. Y a fe que ten¨ªa razones fundadas para despreocuparse del contrario. El conjunto rumano no se asom¨® en toda la noche a la meta de Cedr¨²n ni por equivocaci¨®n. En cuanto a los imponderables, no fueron tales: la gota fr¨ªa se tom¨® unas horas de respiro despu¨¦s de haber arreciado sin piedad durante las ¨²ltimas noches en Valencia; y el grader¨ªo tuvo el calor de unos 3.000 aficionados ma?os desplazados con su equipo que organizaron un bullicio considerable.

El Zaragoza fue un aluvi¨®n de juego en los primeros minutos. Intimid¨® al modesto Gloria con sus mejores armas: rapidez, coordinaci¨®n y juego colectivo. Sus futbolistas ocupaban todas las parcelas del campo. Y el grupo rumano ya no respir¨® en el resto de la disputa. Siempre con la pelota en el suelo, por donde m¨¢s duele al rival, el Zaragoza cumpli¨® su trabajo perfectamente.

Fern¨¢ndez, fiel a su esp¨ªritu, plant¨® sobre Mestalla un equipo ofensivo, en el que Pardeza entr¨® a ¨²ltima hora por el todav¨ªa inadaptado Geli. Una decisi¨®n acertada, pues al menos en este primer tramo, el habilidoso extremo sac¨® partido a su experiencia y verticalidad.

A falta de oponente, la brillantez inicial se fue disipando a medida que el partido se contagiaba del tono mediocre de los rumanos. Fueron unos minutos tan s¨®lo salpicados por la chispa de Pardeza y la clase de Arag¨®n. A la espera de la sentencia de la eliminatoria, que lleg¨® al filo de la primera parte, en una jugada a bal¨®n parado donde los espa?oles tambi¨¦n mostraron su superioridad.

Pero los espa?oles no renunciaron al espect¨¢culo. El conjunto aragon¨¦s volvi¨® a exhibirse tras la reanudaci¨®n. Esta vez de manera definitiva. La combinaci¨®n del tercer gol, ejecutado con gran precisi¨®n por Poyet culminaba el tiral¨ªneas y socavaba la t¨ªmida reacci¨®n rumana. El resto fue una fiesta ma?a. Los c¨¢nticos de los zaragozanos inundaron la grada y sus saltos sacudieron Mestalla.