Potentes bocinas Bell

"Hoy, a las seis y media de la tarde, se inaugura la radiodifusi¨®n espa?ola", titul¨® la publicaci¨®n El Tiempo en un alarde de precisi¨®n horaria. Radio Barcelona, la revista de la Asociaci¨®n Nacional de Radiodifusi¨®n, madre de la criatura, relat¨® el evento con impagable prosa: "Potentes bocinas Bell instaladas en la fachada lanzaban sobre el numeroso p¨²blico un chorro de armoniosos sonidos a la manera como en Am¨¦rica se acostumbra a lanzar los discursos presidenciales".La radio naci¨® en olor de multitud, pero el parto fue dificil. Una docena de aficionados al sinhilismo -tambi¨¦n conocido como TSH, telefon¨ªa sin hilos- se lanzaron a la aventura de crear la primera emisora de radiodifusi¨®n del pa¨ªs. Gente relativamente acomodada, tuvieron que avalar personalmente el coste de la instalaci¨®n, "varias docenas de miles de pesetas". La emisora se instal¨® en el hotel Col¨®n, en la plaza de Catalunya, en cuya azotea se mont¨® una tremenda antena de 30 metros. Emit¨ªa de 18.30 a 23.00 m¨²sica cl¨¢sica, conferencias, jazz y deportes. A finales de 1924 hab¨ªa en Barcelona 80.000 aparatos receptores y en Catalu?a 500.000 oyentes. Pero s¨®lo un millar de esforzados socios protectores, que pagaban. Eso la llev¨®, meses despu¨¦s, a integrarse en Uni¨®n Radio, cadena reci¨¦n creada en Madrid que tras la guerra se convirti¨® en la SER.