Al margen de la ley
A principios de marzo de 1993, los directivos de Tele 5 convocaron una conferencia de prensa para explicar los resultados econ¨®micos de su cadena. Fue la ¨²ltima vez que lo hicieron. Dijeron entonces haber logrado beneficios por valor de 460 millones de pesetas en el ejercicio anterior -luego se supo que s¨®lo un cambio de criterios contables permiti¨® tal declaraci¨®n- y jam¨¢s han vuelto a explicar sus cuentas. Mientras tanto, su audiencia disminuye: se encuentra por debajo de TVE y Antena 3 Televisi¨®n, que se mueven entre el 27 y el 28% de cuota de pantalla, frente al 16-17% de Tele 5.Si la gesti¨®n econ¨®mica de esta televisi¨®n privada ha sido opaca, la propiedad de la misma ha atravesado por vericuetos realmente tortuosos. El Gobierno concedi¨® la licencia a una empresa en que el grueso del accionariado estaba organizado en torno a tres capitanes de empresa: Germ¨¢n S¨¢nchez Ruip¨¦rez, del grupo editorial Anaya, con un 25%; Silvio Berlusconi, due?o de Fininvest, con otro 25%; y Divercisa, de la ONCE, tambi¨¦n con el 25%. Se completaba con un 15% de Juan Fern¨¢ndez Montreal (Chocolates Trappa) y ?ngel Medrano (Promociones Calle Mayor), con el 10%.
A principios de 1990, en v¨ªsperas del inicio de las emisiones, los proyectos de televisi¨®n del presidente de la cadena, Germ¨¢n S¨¢nchez Ruip¨¦rez, se enfrentaron con los de la ONCE y Berlusconi. La crisis termin¨® con la destituci¨®n de S¨¢nchez Ruip¨¦rez y su sustituci¨®n por Miguel Dur¨¢n. Las acciones de S¨¢nchez Ruip¨¦rez fueron adquiridas por el financiero Javier de la Rosa.
Con esta composici¨®n se lleg¨® hasta febrero de 1993. Dos grupos de accionistas traspasaron entonces varios paquetes de acciones. ?ngel Medrano, propietario de Promociones Calle Mayor, vendi¨® un paquete del 8% a la empresa Beta Films, del grupo alem¨¢n Kirch, socio de Berlusconi. Pero esto no era nada, porque poco antes, Kirch hab¨ªa comprado a Javier de la Rosa su paquete entero de Tele 5, por lo que volv¨ªa a producirse una situaci¨®n de ilegalidad: un s¨®lo accionista, el alem¨¢n Kirch, se quedaba con el 33% de la cadena espa?ola. El alem¨¢n trat¨® de salvar el escollo legal traspasando el 8% sobrante a un banco.
La recomposici¨®n accionarial continu¨® con la entrada de Invermedia, una sociedad propiedad de Jacques Hachuel, que se qued¨® con el 10% de Tele 5, gracias a un cr¨¦dito de Banesto que vence ma?ana y que va a ser ecutado.
La venta de la ONCE
Pero la burla mayor de la legalidad vigante ha sido el destino del paquete accionarial de la ONCE. En los primeros meses de 1993, esta organizaci¨®n se desprendi¨® de un 18% de sus acciones, que est¨¢n aparcadas en un banco de Luxemburgo. Adem¨¢s de la opacidad de la operaci¨®n, ni siquiera se comunic¨® la variaci¨®n al registro del Ministerio de Obras P¨²blicas y Transportes donde, un a?o despu¨¦s continuaba figurando Divercisa (ONCE) como la propietaria del 25% de Tele 5.Todas estas evoluciones de capital, muchas de ellas realizadas al margen de la ley espa?ola y sin control administrativo alguno, han permitido que el grupo empresarial vinculado al jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, controle casi el 90% del capital de Tele 5. El dato es fehaciente, porque ese es el porcentaje de acciones para el que la banca norteamericana Morgan Stanley busca comprador por encargo de Fininvest.
Toda una muestra de para qu¨¦ sirven las leyes reglamentistas en Espa?a, o por lo menos, una ley de televisi¨®n privada que, en su art¨ªculo 19, proclama: "Ninguna persona f¨ªsica o jur¨ªdica podr¨¢ ser titular, directa o indirectamente, de m¨¢s del 25% del capital de una sociedad concesionaria" y obliga a comunicar al Ministerio las modificaciones de escrituras. La misma ley a?ade, por cierto, que el Gobierno puede cancelar la concesi¨®n a una televisi¨®n privada en caso de incumplimiento de la misma.
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