Pac¨ªficos, pero guerreros
Las acciones de Greenpeace, espectaculares y eficaces, su mejor escaparate en el mundo
Son pac¨ªficos, pero guerreros. Los guerreros del arco iris: as¨ª se les llama a los ecologistas de Greenpeace. Practican guerrillas no violentas, escaramuzas, acciones y operaciones multicolores y vistosas. Porque saben que, en la era de la imagen, montar campa?as-espect¨¢culo es ganarse minutos de pantalla en televisi¨®n y fotonoticias en prensa. Y eso se traduce en socios y capacidad de presi¨®n social contra quienes ellos consideran que machacan el medio ambiente. Han sabido combinar imagen e imaginaci¨®n desde que el Rainbow Warrior, su buque insignia, fue hundido en 1982 en el Pac¨ªfico por oponerse a las pruebas nucleares francesas, hasta la pancarta que consiguieron colgar esta semana encima de la cabeza de los Reyes de Espa?a en la inauguraci¨®n de la Asamblea del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Y el jueves, 11 miembros de Greenpeace -Cuatro espa?oles- fueron acusados en Marsella de robar en la empresa Elf 38 bombonas de gas HCFC, considerado por la organizaci¨®n como "destructor de la capa de ozono"; saltaron una verja ante c¨¢maras de televisi¨®n.Es en lugares con especial raigambre, como Estados Unidos, Alemania y Holanda, donde las acciones de Greenpeace son m¨¢s espectaculares. El mar -con sus seis barcos- y las escaladas a centrales t¨¦rmicas y nucleares, incineradoras y papeleras para desplegar enormes pancartas centran buena parte de las im¨¢genes m¨¢s llamativas.
Sus instalaciones en tres pisos de una c¨¦ntrica calle de Madrid rebosan de v¨ªdeos y fotograf¨ªas, con todas sus campa?as, bien archivadas seg¨²n los asuntos: energ¨ªa n¨²clear, bosques, lluvia ¨¢cida, residuos nucleares, industria del cloro, emisiones de CO2... Y ah¨ª est¨¢n ellos trepando por chimeneas, bloqueando barcos pesqueros o industriales, movilizando gr¨²as para colgar sus frases-protesta, disfraz¨¢ndose con escafandras y escalofriantes trajes para arremeter contra la radiactividad, el PVC, las dioxinas, los CFCs.
El esfuerzo ha tenido que ser impresionante en algunos casos como el seguimiento del buque japon¨¦s Akatsuki Maru que a finales de 1992 transport¨® plutonio desde Francia hasta Jap¨®n; o todas las escaramuzas del verano pasado contra los, pesqueros que usan redes de deriva en el Mediterr¨¢neo y el Cant¨¢brico. Juan L¨®pez de Uralde, jefe de campa?as en Greenpeace, destaca tambi¨¦n entre las ¨²ltimas acciones acometidas en Espa?a el bloqueo de dos barcos: uno en Carboneras (Almer¨ªa), para impedir una descarga de carb¨®n para la central t¨¦rmica que all¨ª tiene Endesa; otro en el puerto de Valencia contra un buque con un importante cargamento de maderas tropicales.
L¨®pez de Uralde reconoce que la organizaci¨®n internacional, con sede en Amsterdam, est¨¢ contenta con la delegaci¨®n espa?ola, con su repercusi¨®n en los medios de comunicaci¨®n. Espa?a es uno de los 11 pa¨ªses que tiene voto en las Asambleas anuales de Greenpeace. La de este a?o se celebrar¨¢ pronto en T¨²nez -¨²ltimo pa¨ªs en el que ha abierto casa-.
Hace m¨¢s o menos dos a?os, Greenpeace cay¨® en la cuenta de que la espectacularidad de sus campa?as y sus mensajes apocal¨ªpticos no pod¨ªan ser todo. Desde entonces han acentuado la investigaci¨®n. Incluso han desarrollado en Alemania una tecnolog¨ªa industrial -Greenfreeze- para fabricar aparatos de refrigeraci¨®n sin ninguna sustancia da?ina para la capa de ozono. Pero saben que lo que m¨¢s titulares da son sus zodiac y sus escaladas.
Los guerreros no suelen dar muchos datos de la cocina de sus acciones: saben que pueden necesitar de nuevo las recetas. Los escaladores de Madrid, John Mead y Peter Morris, no sonnovatos en acciones de Greenpeace, aunque intentan no mostrarse expl¨ªcitos: "Hemos realizado ya cinco o seis acciones". ?D¨®nde? Hacen un gesto elusivo: "En Italia, Francia, Australia ... ".
Todos los socios y simpatizantes de Greenpeace pueden ofrecerse, en la medida de sus capacidades, para acciones de este tipo. No somos supermanes", dice Pastor. "Basta con cierta agffidad". L¨®pez de Uralde lleva participando en acciones en mar o en tierra desde 1987: desde luchas en el Mar del Norte o el Cant¨¢brico contra el vertido de residuos a botar un globo en Madrid con motivo del D¨ªa de la Tierra. "Nunca respondemos a las agresiones, y tampoco colaboramos dej¨¢ndonos detener. Nuestra resistencia es activa. A veces necesitamos gente especializada, como escaladores o buceadores. Otras, cualquier miembro puede intervenir".
Manien Ill¨¢n, telefonista en Greenpeace, tambi¨¦n ha hecho de activista: "Estuve en las acciones contra las redes de deriva en el Mediterr¨¢neo en 1993. Hubo cierta tensi¨®n con los pescadores italianos, pero no se lleg¨® al enfrentamiento de este a?o en la guerra del bonito". Charo Lamas lleva ya varias campa?as: "En un encadenamiento en el puerto de C¨¦ se salt¨® una cadena y los cristales de las gafas casi se me clavan en los ojos
"Sus acciones", dice Cristina Narbona, directora general de Medio Ambiente, son positivas para el ciudadano medio, que en Espa?a sigue pensando que medioambiente es p¨¢jaros y flores", opina Cristina Narbona, directora general de Medi¨® Ambiente. "Greenpeace demuestra que el desarrollo tecnol¨®gico es b¨¢sico en lo medioambiental, y que los peligros son tambi¨¦n para la especie humana".
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