La causa del castigo

El cambio de Butrague?o por Michel no hab¨ªa surtido efecto. El Madrid no lograba agujerear la f¨¦rrea defensa del Compostela y s¨®lo le quedaban diez minutos para dar con el remedio. Jorge Valdano mir¨® a la derecha, hacia la zona por donde se ejercitaban Milla, Alkorta y Dubovsky, e invent¨® una soluci¨®n: dar entrada al m¨¢s ofensivo de sus suplentes (el eslovaco) y sentar a un defensa (Luis Enrique). La tensi¨®n del momento le alej¨® de un detalle clave: sobre el c¨¦sped ya estaban Zamorano, Laudrup y Redondo. El Madrid alcanz¨® la cifra prohibida de cuatro extranjeros.Pocos cayeron en el error. Para el ¨¢rbitro, Gonz¨¢lez D¨ªez, todo discurri¨® dentro de la normalidad ("no sab¨ªa que el n¨²mero 16 era extranjero", se justific¨®). Los futbolistas del Compostela, a 10 minutos de la gloria, bastante tuvieron con conservar la concentraci¨®n. La grada tampoco se percat¨® (el cambio no despert¨® murmullos). S¨®lo se atisbaron gestos de sorpresa entre los jugadores del Madrid ("cuando v¨ª que sal¨ªa Peter", confes¨® Amavisca, "me di cuenta del error"). Un minuto despu¨¦s, Valdano hizo cuentas y salt¨®del banquillo como un resorte para resolver el error, pero ya era tarde. Llam¨® a Dubovsky para enviarle a los vestuarios y relat¨® al ¨¢rbitro lo sucedido.