Un acuerdo necesario
La Granada progresista, dig¨¢moslo as¨ª, y la memoria de Federico Garc¨ªa Lorca est¨¢n obligadas a llevarse bien. Que la maldici¨®n de la que habl¨® Machado ("el crimen fue en Granada, en su Granada") caiga. s¨®lo sobre quienes mataron al poeta Por todo lo que representaba.Federico Garc¨ªa Lorca fue asesinado por esa Granada, que luego se ha enmascarado, que luego se ha disfrazado, incluso l¨ªricamente, pero esta es otra historia, cuyos t¨¦rminos precisos quiz¨¢ se aclaren alg¨²n d¨ªa, acaso m¨¢s pronto de lo que pueda pensarse.
En su momento, el Ayuntamiento de Granada hizo lo que crey¨® su deber hacer pero lo hizo mal, salvando la Huerta de San Vicente, s¨ª, mas construyendo en su entorno un parque imposible. El acuerdo firmado ahora parece que va a poner las cosas en su sitio.
Un sitio que debe marcarse con piedra blanca porque entre esos muros escribi¨® Lorca algunas de sus obras m¨¢s memorables: casi todo el Romancero gitano, As¨ª que pasen cinco a?os, Bodas de sangre y tambi¨¦n muchos de los poemas del Div¨¢n del Tamarit.
. Que el cemento se llevara todo eso por delante era inaceptable; que se articularan soluciones populistas y de mal gusto, tambi¨¦n lo era. La casa debe ser devuelta en la medida de lo posible a su estado original y reproducir algo o mucho de su esp¨ªritu original. Dif¨ªcil era conseguirlo en la casa de Lope de Vega en la calle Cervantes, de Madrid, y se consigui¨® en su momento.
Uno puede visitar la casa del F¨¦nix y encontrarse con algo de ¨¦l cuatro siglos despu¨¦s. No intentarlo con un contempor¨¢neo es inadmisible. Con menos elementos se ha conseguido rendir un v¨ªvido homenaje a la memoria de Federico en Fuente Vaqueros, su pueblo natal. La Huerta puede ser el gran lugar de encuentro de la poes¨ªa espa?ola, m¨¢s all¨¢ de otras resonancias, que tienen ya su espacio propio: el parque de V¨ªznar.Recuerdo
Hace unos meses la memoria de Lorca me sorprendi¨® entre las paredes decadentes del viejo hotel Carrasco, de Montevideo. All¨ª el Ayuntamiento hab¨ªa rendido tributo a su vida y a su obra con , una peque?a placa. No es el ¨²nico lugar de Am¨¦rica donde pueden encontrarse estas huellas del recuerdo lorquiano, que alcanzan incluso a Nueva York.
Por eso es una buena noticia que los disentimientos entre el Ayuntamiento de Granada y la familia del poeta hayan tocado a su fin. La ciudad por cuyo aire s¨®lo reman los suspiros debe estar a la cabeza en el homenaje a la memoria del m¨¢s c¨¦lebre y puro de sus hijos.
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