Soporta y renuncia.
En el ¨²ltimo festival de Sitges, en medio de una programaci¨®n bajo m¨ªnimos, brill¨® con luz propia una curiosa pel¨ªcula espa?ola que marca, en mi opinion, un camino a seguir en nuestra depauperada industria cinematogr¨¢fica. La pel¨ªcula se llama Justino, un asesino de la tercera edad y se llev¨® un par de merecid¨ªsimos premios que tal vez ayuden a sus responsables a encontrar un distribuidor, figura ausente hasta el momento en este proyecto que se ha llevado a cabo siguiendo a rajatabla el lema de los estoicos: soporta y renuncia. Soporta, seg¨²n comentaba el director de fotografia y co-productor Flavio Mart¨ªnez Labiano, que todo el mundo te diga que vas de cabeza al desastre, que ni se te ocurra rodar en blanco y negro, qu¨¦ est¨¢s zumbado empe?¨¢ndote hasta las cejas y debiendo dinero a los bancos; renuncia, seg¨²n tambi¨¦n afirmaba el bueno de Flavio, a cobrar por tu trabajo o a remunerar el de los dem¨¢s.De este modo, una pel¨ªcula se convierte en un acto de f¨¦. Si las cosas van bien, Saturnino Garc¨ªa , Carlos Lucas, los pr¨®tagonistas de este magn¨ªfico esperpento, podr¨¢n pagar lo que adeudan a la patrona de la pensi¨®n en que malviven porque el cine espa?ol se ha permitido el lujo de ignorarlos desde siempre. Si las cosas van bien, los directores Luis Guridi y Santiago Aguilar podr¨¢n rodar, tal vez, un segundo largometraje en mejores condiciones. Si las cosas van bien, el productor Jos¨¦ M? Lara podr¨¢ volver a entrar en las sucursales bancarias con la cabeza alta y remunerar a todos los que se apuntaron al proyecto dando muestras de un entusiasmo poco com¨²n en un pa¨ªs como el nuestro, donde a veces parece-que nadie mueve un dedo si no ha llegado la preceptiva subvenci¨®n del ministerio.
?Y si las cosas van mal?. Bueno, tampoco creo que nadie se suicide. Justino, un asesino de la tercera edad es el s¨¦ptimo guion que escriben Aguilar y Guridi y el primero que filman. La patrona de la pensi¨®n donde se marchitan Garc¨ªa y Lucas tampoco tendr¨¢ tan mal coraz¨®n c¨®mo para ponerles en la calle. Y Jos¨¦ M? Lara siempre puede invertir sus ¨²ltimos ahorros en una operaci¨®n de cirug¨ªa est¨¦tica que le permita entrar en los bancos sin ser reconocido. Pero ser¨¢ una l¨¢stima, porque Justino... no s¨®lo es una excelente pel¨ªcula, sino una muestra de valor que merece su recompensa. Es, tambi¨¦n, un ejemplo para cualquier cineasta espa?ol, pues demuestra que sin subvenci¨®n pero con entusiasmo se puede rodar buen cine con cuatro duros.
Camino a seguir
Dec¨ªa que esta pel¨ªcula marca un camino a seguir. Estoy convencido de ello, aunque no por eso pretenda insinuar que todo hay que rodarlo sin un c¨¦ntimo. Ojal¨¢ el cine espa?ol pudiera permitirse productos de 300 millones de pesetas, pero me temo que no es as¨ª. ?No cuesta Dios y ayuda convencer a los espa?oles para que vayan a ver las pel¨ªculas de sus compatriotas si ¨¦stos no se apellidan Almod¨®var, Trueba, Bigas o Aranda? ?No son legi¨®n los filmes que cuestan una pasta y que, por uno u otro motivo, nadie va a ver? ?No apesta ya cualquier asunto relacionado con las subvenciones gubernamentales? ?No habr¨¢ llegado el momento del h¨¢gaselo usted mismo y que sea lo que Dios quiera?
Aguilar y Guridi no eran los ¨²nicos outsiders que transitaban por Sitges. No se trata de inventarse un movimiento cinematogr¨¢fico que reivindique el arte pobre, sino de reconocer (y agradecer) la existencia de gente como Santiago Segura (presente en el festival con su cuarto cortometraje, Evilio vuelve, y dedicado al noble arte del sablazo: si le dabas 2.000 pesetas promet¨ªa enviarte alg¨²n d¨ªa una videocasete con todos sus cortos, varios making off de los mismos y lo que hiciera falta para que no te sintieras timado). O O de Antonio Blanco, responsable de ese delirio llamado La matanza can¨ªbal de los garrulos lis¨¦rgicos (presupuesto: 300.000 pesetas), que es como un remake de la pel¨ªcula de Tobe Hooper pero ambientado en la Galicia rural... En mi delirio, deseo ver proliferar como setas proyectos arriesgados, ingeniosos y baratos que se lleven a cabo por entusiasmo y sin esperar la respuesta de Cultura.
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