"Si nacionalistas y fascistas llegan al poder, habr¨¢ guerra civil y matanzas"
"El presidente, Bor¨ªs Yeltsin, es la ¨²nica fuerza estabilizadora de la sociedad rusa que impide el estallido de la guerra civil", afirm¨® ayer categ¨®ricamente el ministro de Defensa de Rusia, P¨¢vel Grachov, que se considera v¨ªctima de una campa?a para minar su buena relaci¨®n con el l¨ªder m¨¢ximo del pa¨ªs, en la que, seg¨²n dijo, colaboran pol¨ªticos reformistas del movimiento Rusia Democr¨¢tica. Grachov convers¨® ayer con periodistas de la emisora norteamericana Radio Liberty, del diario moscovita Segodnia (Hoy) y El PA?S. La entrevista, efectuada para el programa en lengua rusa Lits¨® k lits¨² (Cara a Cara), se emite hoy en la citada emisora.En pasillos y antesalas, los colaboradores del ministro, inquietos por la imagen p¨²blica de ¨¦ste, expresaban a la vez sensaci¨®n de asedio y decisi¨®n de pasar a la contraofensiva para demostrar que Grachov, un veterano de Afganist¨¢n de 46 a?os condecorado como h¨¦roe de la URSS, no es tan desalmado como le pintan en algunos medios de comunicaci¨®n rusos. Tras una agotadora semana cargada de visitas, viajes y desagradables cr¨ªticas, Grachov dedic¨® la ma?ana del s¨¢bado a darse a conocer mejor, e incluso retras¨® su partido de tenis para ello.
El despacho del ministro, presidido por un retrato de Yeltsin y decorado con las im¨¢genes de caudillos militares rusos y un globo terr¨¢queo, es el mismo lugar, donde en la noche del 3 al 4 de octubre de 1993 se tom¨® la decisi¨®n de ca?onear el Parlamento. En su libro Notas de un Presidente, Yeltsin afirma que Grachov vacil¨® antes de ordenar el ataque y exigi¨® una orden por escrito. El ministro afirma que "no fue exactamente as¨ª". "En la noche del 3 al 4 de octubre hab¨ªa que tomar una importante decisi¨®n estatal sobre la intervenci¨®n de las Fuerzas Armadas y su acci¨®n conjunta con las tropas del Ministerio del Interior y la polic¨ªa para impedir la guerra civil en Rusia".
"Los principales responsables de la toma de decisiones se reunieron aqu¨ª bajo la direcci¨®n de Yeltsin y cada uno de ellos dio su opini¨®n sobre el plazo de la intervenci¨®n, los efectivos y el comienzo de las acciones conjuntas para impedir que se desarrollara el conflicto", a?ade.
"Lo m¨¢s delicado era el comienzo de las acciones. Algunos eran partidarios de iniciarlas por la noche, y yo me manifest¨¦ en contra porque la colaboraci¨®n nocturna entre el Ej¨¦rcito y las tropas del Interior no estaba rodada, y la polic¨ªa pod¨ªa provocar v¨ªctimas innecesarias incluso entre quienes participaban en las acciones y por eso propuse actuar al amanecer. Los debates se centraron en esto y no hubo demora para emprender la operaci¨®n. Tras un serio debate de las propuestas, el presidente tom¨® la decisi¨®n de actuar desde la madrugada del 4 de octubre", se?ala Grachov, que califica el libro del presidente como un "producto art¨ªstico".
Nada hubiera tenido de particular que Grachov hubiera exigido al presidente una orden por escrito, dadas las ocasiones en que los dirigentes del Kremlin se lavaron las manos ante acciones militares que, por su posici¨®n, no pod¨ªan ignorar. Grachov aclara que est¨¢ obligado a cumplir una orden verbal, "pero la orden verbal, seg¨²n nuestras normas, debe confirmarse con una disposici¨®n por escrito". En octubre de 1993, el ministro de Defensa no exigi¨® ninguna orden, porque Bor¨ªs Yeltsin, seg¨²n dijo, tom¨® la iniciativa y se la mand¨® ¨¦l mismo. Hoy, informa, la orden est¨¢ guardada "en el Estado Mayor".
Tras el asesinato del periodista Dmitri J¨®lodov, que investigaba la corrupci¨®n en el Ej¨¦rcito, Gracho, ha sido objeto de duras cr¨ªticas, en parte propiciadas por desafortunadas declaraciones, cuando sugiri¨® que J¨®lodov fue v¨ªctima de un explosivo que ¨¦l mismo hab¨ªa tra¨ªdo del C¨¢ucaso. Grachov cree que existe "una campa?a antigubemamental, antipresidencial de descr¨¦dito para echaral Gobierno y, permitir la entrada de otras fuerzas".
El diario Moskovskaia Pravda publicaba ayer una entrevista con el general Matv¨¦i BurlakoV, el ex jefe del Grupo Occidental de Tropas (GOT), recientemente retirado de Alemania, que acaba de ser suspendido como viceministro de Defensa, mientras se le somete a una nueva investigaci¨®n. La entrevista, en la que Burlakov acusaba a algunos de los pol¨ªticos del entorno presidencial, iba firmada por periodistas del diario Izvestia, que, al parecer, no lograron, publicarla en su propio peri¨®dico. Grachov cree que Burlakov est¨¢ siendo "conscientemente hundido", ya que durante varios a?os, numerosas comisiones civiles militares visitaron el GOT, que no escondi¨® nada y que incluso contribuy¨® a revelar los abusos registrados, se?ala Grachov.
Yeltsin tiene a Grachov en alta estima, pero "existen fuerzas poderosas a las que no les gustan las relaciones del Ej¨¦rcito con el presidente tal como se dan ahora y Grachov es el obst¨¢culo con el que tropiezan y el que ha dicho que va a cumplir honradamente las: ¨®rdenes del comandante en jefe, Bor¨ªs Yeltsin. Esto no gusta a quien aspira al, poder de forma irreflexiva y ciega", afirma el ministro, quien no descarta que las "estructuras mafiosas", los "fascistas" y los "nacionalistas" puedan llegar al poder en Rusia. "Todo puede suceder, y si vienen ¨¦stos [nacionalistas y fascistas], ?qu¨¦ pasar¨¢? No s¨®lo habr¨¢ guerra civil, habr¨¢ matanzas". Instado a ser m¨¢s concreto, manifest¨® que "por desgracia los m¨¢s activos contra m¨ª son algunos representantes de Rusia Democr¨¢tica."
El ministro afirma que "el potencial democr¨¢tico de Bor¨ªs Yeltsin no est¨¢ agotado" y que los recortes de un tercio de la administraci¨®n presidencial son "pol¨ªticos". Grachov se declara "enemigo" de que un civil dirija las Fuerzas Armadas de Rusia hoy, porque ¨¦stas "no se someter¨ªan a un civil". Aparte de la cartera de Defensa, con la que no hab¨ªa so?ado nunca, Grachov no ve para s¨ª m¨¢s perspectiva que la jubilaci¨®n, ya que no aspira a concurrir a unas elecciones presidenciales.
En contra de lo que dicen las encuestas cree tener el apoyo de sus subordinados y explica el. comportamiento poco disciplinado del general Alexandr . L¨¦bed, su compa?ero de estudios y de Afganist¨¢n, que hoy dirige el 14 Ej¨¦rcito ruso, estacionado en Moldavia. L¨¦bed "se sinti¨® un h¨¦roe ( ... ) y a veces se comporta de forma incorrecta y hay que corregirlo. De todas maneras, me parece que hay qui¨¦n le insufla la idea de que tiene la posibilidad de hacer una gran carrera pol¨ªtica, y si continua as¨ª le propondremos que elija entre el Ej¨¦rcito y la pol¨ªtica". Si L¨¦bed llegara a ministro de Defensa, se?ala, "le har¨¢n caso durante dos meses y al tercero Comenzar¨¢n a acusarle de deshacer el Ej¨¦rcito, de que la reforma no funciona y de que no construye casas, y ni su valor ni su vozarr¨®n le servir¨¢n de nada". "Y adem¨¢s, necesita estudiar Tendr¨ªa que pasar por la Academia del Estado Mayor".
Al ministro se le ha reprochado la compra de dos veh¨ªculos Mercedes para su departamento. La utilizaci¨®n de veh¨ªculos extranjeros por los guardianes del patriotismo ruso puede resultar curiosa dada la profunda crisis de la industria automovil¨ªstica rusa. Grachov explica que est¨¢ en vigor una disposici¨®n emitida en 1989 por el Gobierno sovi¨¦tico, que prohib¨ªa a los altos cargos utilizar los coches de producci¨®n nacional, como los ZIL y los Chaika. Su objeto era "que los ciudadanos de a pie no se pusieran nerviosos viendo Como los dirigentes iban en esos coches tan largos". Los Mercedes, por lo visto, no provocan tal nerviosismo, porque en Mercedes van todos aqu¨ª hoy, desde los j¨®venes de 18 a?os hasta los ancianos". "Desde ese coche, adem¨¢s, puedo dirigir la utilizaci¨®n de armas nucleares, en caso de que sea necesario. Les revelo un peque?o secreto", sentencia.
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