Delincuencias
Lleg¨® lo que me tem¨ªa. Se puso tan alto el list¨®n de la corrupci¨®n y tan mareada qued¨® la capacidad receptiva de la ciudadan¨ªa que el nuevo curso iba a mostrar peligrosos cansancios. M¨¢s all¨¢ del dinero perdido por Mario Conde o De la Rosa, ?hay algo, como no sea el infinito sin estrellas formulado en la canci¨®n Piel canela? ?Qu¨¦ emociones pueden experimentarse despu¨¦s de haber seguido las aventuras, inventos y mixtificaciones de Luis Rold¨¢n? De hecho, estamos viviendo de la resaca de esas excitaciones, sin que el nuevo curso haya conseguido sorprendernos con nuevas fechor¨ªas. Ni siquiera se le ha encontrado una hija natural a ninguno de nuestros m¨¢s altos mandatarios, mientras que Mitterrand, sacrific¨¢ndose por el tono de la rentr¨¦e, ha ofrecido a su pueblo la doble noticia de haber sido colaboracionista con Petain y de tener una hija natural de 20 a?os de edad.Aqu¨ª le seguimos sacando el jugo a De la Rosa y va a durarnos 15 d¨ªas, mientras se le cuentan 300 millones de piastras de m¨¢s al cu?ado del jefe de Gobierno, que eso es dinero de bolsillo y para vicios confesables si recordamos todo lo que ha circulado por las cloacas de los fondos reservados y las de los fondos inconfesados. Y tan mal estamos de conciencia ¨¦tica que algunos aplauden el que por fin se prefigure una ley de fondos reservados, que consagrar¨¢ el derecho del Estado delincuente a autofinanciarse como chorizo y como asesino, siempre y cuando lo haga en las cloacas de la historia, lejos de la vista de una ciudadan¨ªa de copla de la Piquer: "Que no me quiero enterar, / no me lo cuentes, vecina, / prefiero vivir so?ando / a conocer la verdad...". Si al Estado se le da dinero secreto para que pueda hacer ruindades, ?a qu¨¦ santo ser tan mojigato con la delincuencia privada si asumimos la p¨²blica?
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