El dilema de Pujol
NO SE han disuelto a¨²n los efectos del caso De la Rosa sobre la credibilidad del Gobierno catal¨¢n cuando las sospechas de tr¨¢fico de influencias que recaen sobre el consejero de Obras P¨²blicas, Josep Maria Cullell, han abierto otra v¨ªa de agua. Se trata de un dirigente muy significado de Converg¨¨ncia, que ya fue miembro del Gobierno de la Generalitat en 1983, e, incidentalmente, de alguien que trabaj¨® durante una temporada en el despacho profesional de De la Rosa.Unas escuchas telef¨®nicas ilegales, efectuadas en 1992, son las que han reactivado un peque?o esc¨¢ndalo inmobiliario municipal, en el que aparentemente estaba en juego una ganancia de 159 millones de pesetas, de la que se beneficiar¨ªa un cu?ado de Cullell. Es un asunto menor si se le compara con el caso De la Rosa, pero sus efectos pol¨ªticos son igualmente demoledores, por cuanto reactiva la crisis de credibilidad y de confianza que afecta al Ejecutivo catal¨¢n; y esa crisis repercute inevitablemente en el pacto de gobernabilidad entre Pujol y Gonz¨¢lez.
A diferencia de este ¨²ltimo, el presidente de la Generalitat sigue contando con mayor¨ªa absoluta en el Parlament, aunque su propio partido est¨¦ empezando a notar las fisuras en la opini¨®n p¨²blica y en la propia coalici¨®n con Uni¨® Democr¨¤tica, un partido virgen y al acecho. Pero tambi¨¦n a diferencia de los socialistas. Pujol no ha tomado ninguna iniciativa destinada a contener el incendio. El dilema de Pujol es el cl¨¢sico entre lo malo y lo peor: si destituye a Cullell, parece admitir una responsabilidad y una culpa a ra¨ªz de unas escuchas ilegales, y si no lo hace permite que siga extendi¨¦ndose la sospecha y en cierta forma paraliza la actividad del consejero, s¨®lo ocupado en defenderse.
Pujol desea que los consejeros afectados salgan al paso de, las acusaciones, concentren los focos de la opini¨®n y eviten as¨ª la extensi¨®n de las salpicaduras a todo el Gobierno. Para m¨¢s adelante -semanas o quiz¨¢ meses- hab¨ªa programado los relevos, pol¨ªticos y la remodelaci¨®n de un Gobierno bastante desgastado. Pero tanto Maci¨¤ Alavedra, afectado por el caso De la Rosa en cuanto consejero de Econom¨ªa y Finanzas, como Cullell han obtenido hasta ahora mediocres resultados en sus intentos por atajar de cuajo la ola de acusaciones que ha gravitado sobre ellos. Con el efecto de que han sido el propio Pujol y el secretario general de Converg¨¨ncia, Miquel Roca, quienes se han visto obligados a sostener casi en solitario el peso de la responsabilidad y de la respuesta.
Con el caso De la Rosa, el Gobierno de Pujol ha empezado a cumplir sus compromisos parlamentarios al entregar la documentaci¨®n sobre los tres aspectos en los que exist¨ªan dudas sobre su actuaci¨®n: la Fundaci¨®n Quail, presuntamente utilizada por De la Rosa para ocultar su patrimonio; la compra por la Generalitat de la sede del Consorcio Nacional del Leasing, y la concesi¨®n de la licenci a de edificaci¨®n de la cl¨ªnica Teknon al financiero. La pr¨®xima semana, el consejero Cullell comparecer¨¢ a su vez ante el Parlament para someterse al examen de los diputados. Un nuevo estilo parece empezar a instalarse as¨ª en el Gobierno catal¨¢n, nada habituado hasta ahora a las explicaciones y al examen parlamentario.
Es evidente que si los resultados no son buenos, es decir, si crecen en vez de disminuir las sospechas e incluso las evidencias sobre acciones incorrectas por parte de consejeros de Pujol, ¨¦ste no tendr¨¢ m¨¢s remedio que hacer saltar los fusibles y adelantar su prevista remodelaci¨®n, entre otras razones para que quede demostrada la voluntad de aplicaci¨®n de los mismos principios de transparencia y asunci¨®n de responsabilidades pol¨ªticas que fueron exigidos por el propio Pujol en el momento en que el Gobierno del PSOE se hallaba sacudido por Ios casos Rold¨¢n y Rubio.
Esta actuaci¨®n un tanto en¨¦rgica es m¨¢s necesaria todav¨ªa en un momento en el que ha vuelto a ser agitada la sospecha de que la alianza entre socialistas y convergentes se sostiene en la necesidad de tapar sus verg¨¹enzas respectivas. Las razones esgrimidas por Pujol para seguir sosteniendo al Gobierno seguir¨¢n teniendo fuerza y produciendo rentas de credibilidad mientras socialistas y convergentes demuestren un funcionamiento sim¨¦trico de su alianza, de forma que mantengan la iniciativa y traduzcan su voluntad de moralizaci¨®n de la vida pol¨ªtica en hechos con id¨¦ntica intensidad en todas las instituciones y partidos.
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