Estilo
En los sesenta, setenta y ochenta el pop y el rock fueron culto al estilo. En los noventa, la personalidad individual se eleva por encima del estilo que se est¨¢ interpretando. ?Mejor? ?Peor? Hombre, depende de lo que te interese la personalidad del que toca. Pocas veces mucho. La mayor parte de las ocasiones, tan poquito como para no soportar un concierto entero. No salen genios todas las ma?anas.Por lo menos, con la capacidad de Antonio Vega para leer y escribir la poes¨ªa escondida en las cosas cercanas. Respetada su obra por todos, el chico p¨¢lido deja caer peque?as joyas discogr¨¢ficas cada a?o. Otra cosa sean, tal vez, sus conciertos. Antonio no necesita darlos para saber que es querido. Quiz¨¢ con sus discos baste. No vaya a ser que ocurra algo terrible: que se le olvide o desprecie. Ser¨ªa injusto, pero de injusticias vive el fen¨®meno musical en Espa?a.
La Verg¨¹enza de Brooklyn es el en¨¦simo intento por tres estupendos y experimentados m¨²sicos de hacer frente a algunas de esas injusticias: la falta de posibilidades para grabar discos, para tocar en directo. Mientras todo el mundo menea la cabeza y repite en voz baja "la cosa est¨¢ cruda", Pedro, Elipe, Alberto Gambino y Budis destripan el swing & roll ac¨²stico y le ponen letra en castellano.
Yc¨®mo no citar el caliente directo de los Respect, si es que se habla de estilo. El suyo, siendo blancos y espa?oles, es el soul de alto octanaje y fuego inmediato. Suya es tambi¨¦n la reverencia a O. Redding, Aretha Franklin, los Blues Brothers o el mism¨ªsimo Tom Jones. Ahora que los m¨²sicos de color se alejan cada vez m¨¢s de las pistas de baile, en esta provincia del imperio todav¨ªa hay resistentes que ven en las producciones de Atlantic y Tamla Motown la panacea del arte musical de este siglo.
Un concierto de Respect es siempre una cosa viva, aunque no sean demasiado modernos. Pero, tal y como van las cosas, ?a qui¨¦n le apetece ser parte del siglo XXI?
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