El 091 salv¨® a Patricia en alta mar
Un polic¨ªa removi¨® Madrid, Dubl¨ªn y Londres para evitar el suicidio de una joven
Andr¨¦s Hurtado es inspector jefe del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, donde ha pasado 25 de sus 48 a?os. Pero, si quisiera, tambi¨¦n podr¨ªa estar al frente del tel¨¦fono de la esperanza. Como responsable de la sala del 091 de Madrid recibe cientos de llamadas de matrimonios en plena trifulca, de ancianas solitarias que precisan ayuda m¨¦dica, de mujeres violadas, de tenderos atracados... y hasta de suicidas que se confiesan con ¨¦l antes de tirarse por el balc¨®n.El ¨²ltimo caso de este polic¨ªa, padre de un chico y dos chicas -una de ellas, estudiante de periodismo-, fue el salvamento a distancia de Patricia R., de 22 a?os, que el lunes llam¨® a su padre desde Dubl¨ªn (Irlanda) para anunciarle que iba a arrojarse al mar desde el barco en que viajaba a un puerto ingl¨¦s.
Al padre de la muchacha, presa de una crisis amorosa, no se le ocurri¨® nada mejor que llamar al 091. Y all¨ª estaba Hurtado, que tuvo que empezar por calmar al atribulado ciudadano y rogarle que hiciese callar a su esposa porque no pod¨ªa entenderle con sus lloros.
Tras convencerse de que hab¨ªa serio riesgo de que Patricia cumpliera su prop¨®sito, el inspector jefe removi¨® Roma con Santiago -o mejor, Londres y Dubl¨ªn- para evitarlo. Contact¨® con el jefe de guardia del Ministerio de Asuntos Exteriores, Jorge Orueta, reclam¨® la colaboraci¨®n de Interpol-Londres, pidi¨® "un milagro" a una operadora de Telef¨®nica para que localizara el n¨²mero particular de un colega espa?ol destinado en la embajada en la capital brit¨¢nica...
Tras mil peripecias, Hurtado y sus colaboradores determinaron que Patricia pod¨ªa viajar en un barco que a esa hora se dirig¨ªa a Liverpool o en otro que iba rumbo a Hollyhead. El polic¨ªa transmiti¨® una perfecta descripci¨®n f¨ªsica de la joven y rog¨® su b¨²squeda en ambos nav¨ªos, advirtiendo que le gustaba usar el nombre de Patricia Higgins.
Con estas pistas, la muchacha fue localizada en el barco que navegaba hacia Hollyhead y qued¨® bajo custodia de una polic¨ªa inglesa de la que Hurtado s¨®lo recuerda que se llama Karen.
Mientras, un psiquiatra fue movilizado para que esperase a la muchacha en el puerto. El jefe del 091 hab¨ªa pasado dos o tres horas de trabajo, pero hab¨ªa merecido la pena. El est¨¢ seguro de que evit¨® la muerte de Patricia, aunque cree que no hizo m¨¢s que cumplir su deber.
"He salvado a bastantes", dice Hurtado sin darse importancia. Y a?ade: "No me gustan las estad¨ªsticas". Su jefe, el comisario Juan Luis M¨¦ndez, es m¨¢s expl¨ªcito: "Tambi¨¦n salv¨® a un hombre, que se hab¨ªa cortado las venas, despu¨¦s de que nos alertara otro amigo desde Londres. Es un gran polic¨ªa".
Desde su silla del 091, este inspector jefe diplomado en criminolog¨ªa toma el pulso a las miserias de Madrid. "Recibimos unas 2.000 llamadas diarias. Los suicidas llaman a partir de las 11 y media de la noche de los viernes. Los lunes por la ma?ana lo m¨¢s frecuente son las ri?as matrimoniales", asegura.
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