Latinoam¨¦rica llama a la puerta del d¨®lar
?A qui¨¦n le importa el destino de Fidel Castro o del embargo econ¨®mico a Cuba? ?Qui¨¦n se acuerda de la unidad latinoamericana, del imperialismo yanqui, de la CIA, de Salvador Allende o de la United Fruit Company? Eso es el pasado. Hoy, las multinacionales son bienvenidas, los gobernantes del continente se pelean por ser los primeros en firmar un tratado comercial con Estados Unidos y la ¨²nica revoluci¨®n en marcha es la del libre mercado. Hoy las relaciones de Am¨¦rica Latina con Estados Unidos se resumen en tres palabras: negocio, negocio y negocio. Desde que M¨¦xico consigui¨® la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados, Unidos y Canad¨¢, todos los dem¨¢s pa¨ªses latinoam¨¦ricanos se enzarzaron en una batalla por ser los siguientes en el orden de prioridades norteamericanas. Es una batalla sin tregua. No hay c¨®ctel en esta ciudad en el que un embajador latinoamericano no especule sobre sus posibilidades de conseguir un tratado con Estados Unidos. "En dos a?os me voy de aqu¨ª con, un acuerdo en el bolsillo", dec¨ªa estos d¨ªas un diplom¨¢tico centroamericano.
Esa labor ha eclipsado cualquier otra actividad pol¨ªtica de las embajadas latinoamericanas o de los dirigentes de esos pa¨ªses que viajan a Washington. Todos ellos incluyen en sus agendas una visita a la oficina del poderoso representante de Comercio, Mickey Kantor, a quien todos cortejan como solteras impacientes.
En esa labor no se escatiman medios -lobbys, relaciones p¨²blicas, viajes- ni se respetan reglas diplom¨¢ticas. Los pa¨ªses latinoamericanos compiten entre ellos por ver qui¨¦n tiene m¨¢s que exhibir en Washington, qui¨¦n ha privatizado m¨¢s su econom¨ªa, qui¨¦n ha reducido m¨¢s la inflaci¨®n, qui¨¦n est¨¢ mejor preparado para la boda comercial.
Chile, el pa¨ªs que comenz¨® antes las reformas estructurales de su econom¨ªa, tiene la palabra del Gobierno norteamericano de que ¨¦l es el siguiente en la lista. Eso le ha hecho distanciarse de otros pa¨ªses que proponen un esfuerzo multilateral. Argentina pretendi¨®, primero, ir en el mismo paquete que Chile, pero, frustradas esas esperanzas, ha pedido que Estados Unidos no admita a ning¨²n otro socio por separado. Colombia dice que un acuerdo ayudar¨ªa en la guerra contra las drogas. Per¨², lo mismo. Panam¨¢ expone que necesita el acuerdo para garantizar la seguridad del Canal. Los pa¨ªses de Centroam¨¦rica, para compensar el retraso provocado por la guerra. Unos quieren sumarse al TLC; otros, proponen acuerdos por separado; otros acuerdos con juntos con el continente. Brasil, m¨¢s preocupado por la debilidad de su propio mercado que por abrir los ajenos, es el ¨²nico que no tiene gran inter¨¦s por ninguna de esas opciones.
La Administraci¨®n norteamericana, que ha prestado a Am¨¦rica Latina una atenci¨®n muy secundaria en estos dos ¨²ltimos anos, trata de responder a todas esas expectativas con largas, y buenas promesas. Chile, a quien Washington le prometi¨® un acuerdo inmediatamente despu¨¦s de la aprobaci¨®n del TLC, se ha pasado un a?o tocando en la puerta del Departamento de Estado sin obtener ning¨²n resultado concreto hasta el momento.
Los dem¨¢s pa¨ªses, confiaban en que la Cumbre Americana, que se celebrar¨¢ en Miami del 9 al 11 de diciembre, traer¨ªa importantes novedades al respecto. Con ese fin, los pa¨ªses latinoamericanos aceptaron todas las condiciones que Estados Unidos puso para esa cumbre, entre ellas, la de no tocar el problema de Cuba, que no ha sido invitada a la reuni¨®n.
"Cuba no es un asunto que interese a Am¨¦rica Lat¨ªn", afirm¨® la pasada semana el embajador de Argentina en Washington, Ra¨²l Granillo. El presidente electo de M¨¦xico, Ernesto Zedillo, declar¨® esta semana durante una visita a Washington: "Cuba no est¨¢ en la agenda de Miami". Pero ni por ¨¦sas. La Administraci¨®n no ha conseguido a¨²n respaldo del Congreso para iniciar negociaciones de libre comercio con Am¨¦rica Latina, y la cumbre tendr¨¢ que limitarse, de nuevo, a promesas de futuro.
Un d¨ªa antes de que se celebrara en el Departamento de Estado una reuni¨®n de embajadores latinoamericanos para elaborar el borrador de declaraci¨®n final de la cumbre, el representante argentino dijo que si no se fijaba una fecha precisa -el a?o 2010, propon¨ªa ¨¦l- para la creaci¨®n de una zona de libre mercado en Am¨¦rica, la cumbre ser¨ªa un fracaso. El borrador se redact¨® sin fijar fecha porque Estados Unidos se opuso, pero Ra¨²l Granillo sali¨® de la reuni¨®n diciendo que la cumbre ser¨¢ un ¨¦xito.
La cumbre de. Miami se limitar¨¢ a declarar que los pa¨ªses participantes se comprometen a la cuesti¨®n en el futuro de una gran ¨¢rea de libre comercio en el continente americano, pero no habr¨¢ anuncios precisos.
Chile todav¨ªa conf¨ªa en que, en el ¨²ltimo minuto, Washington puede hacer p¨²blico el inicio de negociaciones con ellos. Pero el pesimismo ha crecido en ese pa¨ªs hasta el punto de que ha comenzado a establecer negociaciones con otras zonas comerciales del mundo. El mes pasado Chile se incorpor¨® a la Asociaci¨®n de Pa¨ªses de Asia y el Pac¨ªfico.
Ning¨²n dirigente latinoamericano reconoce en p¨²blico la frustraci¨®n por la insensibilidad de Estados Unidos a sus insistentes demandas, pero, en privado, muchos funcionarios admiten que el espect¨¢culo est¨¢ comenzando a ser penoso. La insensibilidad norteamericana queda perfectamente representada en el hecho de que todav¨ªa no existe en el programa de viajes de Clinton de 1995 ninguna visita a Am¨¦rica Latina, aunque el presidente ha viajado ya dos veces a Asia, y varias m¨¢s a Europa.
La cumbre de Miami, probablemente, tratar¨¢ de obviar todos estos problemas y abrir nuevas perspectivas de colaboraci¨®n para los a?os pr¨®ximos.
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