"Estamos haciendo de cada domingo un acontecimiento"
Tres meses de campeonato han colocado a Jorge Valdano en una posici¨®n indiscutida. Desde su puesto de entrenador ha cambiado el rumbo del equipo y ha devuelto la excitaci¨®n a unos jugadores y a una hinchada que han vivido tiempos depresivos.
No se puede discutir que Jorge Valdano va camino de ser un t¨¦cnico de referencia. La coyuntura le es favorable estos d¨ªas: el Madrid es un l¨ªder convincente y en las librer¨ªas se vende Sue?os de f¨²tbol, un libro sobre Valdano.
Pregunta.?Qu¨¦ impresi¨®n ha sacado del libro?
Respuesta. El libro es uno de mis fetichismos preferidos. Este tiene la virtud de ordenar los primeros dos a?os de profesi¨®n. Mi experiencia en Tenerife es toma da como excusa para contar algo de mi vida y mis ideas. El libro me contiene. En ese sentido me produce la satisfacci¨®n de ver publicado algo digno que me ata?e.
P. ?Se siente bien reflejado?
R. Me parece un libro ameno, que puede ser le¨ªdo desde cualquier p¨¢gina. Por ah¨ª se parece al f¨²tbol que a m¨ª me gusta.
P. ?Por qu¨¦ Espa?a es un territorio tan est¨¦ril para las publicaciones sobre f¨²tbol?
R. Es verdad que no hay literatura futbol¨ªstica. Y la que hay, o es muy antigua,o repara exclusivamente en los aspectos t¨¦cnicos, sin entender el f¨²tbol como algo global.
P. ?No tendr¨¢ que ver con una tentaci¨®n por silenciar o desacreditar al mundo del f¨²tbol?
R. Es posible que el f¨²tbol espa?ol haya estado m¨¢s emparentado a la ¨¦pica que a la est¨¦tica, :una postura muy reduccionista. Ahora el f¨²tbol comienza a salvar sospechas y parece que se abre a la intelectualidad.
P. Da la impresi¨®n de que la brillantez est¨¦ bajo sospecha.
R. Dentro de una sociedad que entroniza al triunfo, cuaIquier discurso est¨¢ sometido al resultado del domingo, de manera que yo tengo raz¨®n s¨®lo. si gano. Es una esclavitud bastante absurda, que conviene no interiorizar. Insisto que cada vez resulta m¨¢s paranoico: lo que ocurri¨® el domingo clausura todo lo dem¨¢s.
P ?C¨®mo percibe su personaje dentro del Madrid?
R. No me s¨¦. mirar desde afuera. S¨¦ que estamos en la sociedad de la mirada, pero tambi¨¦n s¨¦ que tengo una tarea que hacer y que no admite distracciones. Estamos al comienzo del camino. La prueba m¨¢s importante por salvar es la de la continuidad.
P. Da la sensaci¨®n de que su aportaci¨®n m¨¢s importante ha sido dotar al equipo de convicciones, de un discurso.
R. Para ser esquem¨¢tico podemos poner dos puntas a esa apreciaci¨®n. Primero: se ha fortalecido el orgullo madridista. Los jugadores se han redescubierto como privilegiados por ponerse una camiseta gloriosa. En segundo lugar, creo que es muy importante que hayan renovado su capacidad para disfrutar del f¨²tbol.
P. Hay otra vertiente interesante. El Madrid hab¨ªa perdido la bandera del f¨²tbol frente al Bar?a y ahora est¨¢ dispuesto a retomarla.
R. El Barca le hab¨ªa quitado el bal¨®n al Madrid. Ahora el Madrid ha entrado en la discusi¨®n. Si preguntamos qui¨¦n la toca m¨¢s veces, qui¨¦n la tiene m¨¢s tiempo qui¨¦n mete m¨¢s goles, los datos nos empiezan a favorecer. En las ¨²ltimas temporadas, el Real Madrid se asum¨ªa claramente como inferior. En es tos momentos, estamos desean: do jugar contra el Barcelona. Pero insisto que eso s¨®lo es un indicio porque el Barcelona nos lleva cinco a?os de ventaja.
P. Eso lo percibe la gente. El Madrid, como el Bar?a, el Juventus o el M¨ªlan, tiene la obligaci¨®n de llevar la bandera de la grandeza en el f¨²tbol.
R. Yo estos convencido de que un equipo como el Real Madrid no admite la mediocridad. Eso va contra la naturaleza de un club anciano, gigantesco, que tiene una adhesi¨®n de millones de personas.
P. ?Qu¨¦ balance hace de sus primeros. 100 d¨ªas en el club?
R. El equipo parece que no ha alcanzado su techo. Su progreso ha sido constante. Hay una sensaci¨®n extendida de que cada actuaci¨®n resulta refrescante, como si el equipo hubiera rejuvenecido y siente la necesidad de estar a la altura de lo que significa el Madrid.
P. Hasta ahora, al Madrid le faltaba el grado de excitaci¨®n actual. Esa aton¨ªa era un problema muy grave.
R. No hay grandeza sin pasi¨®n. La resignaci¨®n, el convertir cada partido en algo rutinario, es una apuesta peligrosa. En ese sentido estarnos logrando hacer de cada domingo un acontecimiento. La expectativa se cuantifica en n¨²mero de espectadores. Tambi¨¦n es muy palpable en la calle. Eso resulta estimulante. El f¨²tbol, que est¨¢ en la esfera de lo no. serio, ayuda, sin embargo, a la felicidad., a que la gente viva o se sienta mejor. Nuestra obligaci¨®n es intentarlo.
P. Cuando lleg¨® al Madrid, se establecieron algunos prejuicios sobre el equipo. Por ejemplo, cierta tentaci¨®n por lo superficial.
R. Un equipo coreogr¨¢fico, insustancial. S¨ª, eso se dec¨ªa. Hay que decir que buena parte de la historia del f¨²tbol est¨¢ escrita con frases hechas que nadie ha metido en un, laboratorio para saber si son o no ciertas. De manera que, por poner un ejemplo, parezca obligatorio colocar en el centro del campo a un torpe que corra. Yo no encuentro esa necesidad. Creo que los buenos jugadores est¨¢n tan capacitados para sudar como los malos. El orden puede ser suficiente para provocar el error del adversario o para quitar el bal¨®n al adversario. Con una ventaja a?adida: que el torpe no interfiere cuando el bal¨®n lo tenemos nosotros. Un equipo que pretende mantener la iniciativa durante todo el partido, que pretende tener variedad atacante, que asume determinada cantidad de riesgos, s¨®lo puedo conseguirlo con talento. La apuesta se vio claramente desde que fuimos al mercado a buscar a Quique Flores, a Redondo, a Laudrup o Amavisca, a jugadores cuya sola menci¨®n reflejan un estilo y una manera de ver las cosas.
P. En este clima de prejuicios, la llegada de Redondo aliment¨® todav¨ªa m¨¢s esa visi¨®n.
R. Resulta hasta tentador establecer pol¨¦micas alrededor de los jugadores. Para analizar a un jugador hay que saber de qu¨¦ juega y para qu¨¦ sirve. Redondo es el medio centro y como tal tiene algunas obligaciones. Cuando saca el portero es el primero que sostiene la lucha a¨¦rea; cuando nos desbordan los adversarios por los lados, es el primero que se mete entre los centrales. Ese tipo de cosas, las cumple con un af¨¢n indiscutible. Cuando el equipo recupera la pelota, Redondo sugiere caminos. Cada vez que toca el bal¨®n es como si dijera a un compa?ero: 'Int¨¦ntalo y, si no puedes, vuelve que me encuentras'. Es una tarea de distribuci¨®n que le convierte en el eje del equipo. En ese sentido, resulta incomparable.
P. Algunos dir¨¢n que esas funciones tambi¨¦n las cumple Milla.
R. Y yo no lo discuto, porque tengo hacia Milla una gran admiraci¨®n. En cualquier caso, no comparo a jugadores de mi equipo.
P. A la vista de su larga identificaci¨®n con la quinta, debe resultar muy doloroso decidir prescindir de Butrague?o.
R. Lo llevo afectivamente mal, en el terreno personal y en el profesional. Tener autoridad sobre un amigo es desagradable. Y ejercerla en su detrimento es doloroso. Pero cuando uno ocupa un lugar de responsabilidad tiene derecho a sentir pero no a contar lo que siente. Si bien s¨¦ que el presente es una cosa y la trayectoria es otra, cada vez que hago la lista sufro y no poco por la situaci¨®n de Butrague?o.
P. Llega un periodo electoral. ?C¨®mo va a vivir este proceso?
R. Desde la neutralidad. Tratar¨¦ de que el equipo s¨®lo procese f¨²tbol. No ser¨¢ f¨¢cil, porque todo lo que ocurre en el Real Madrid acaba convirti¨¦ndose en un espect¨¢culo. Pero es parte de nuestra responsabilidad hacernos cargo de una situaci¨®n confusa. Siento que es el equipo el que se queda cuidando de la casa. A veces, el equipo tiene que tirar del club o tiene que ser empujado por el club. En situaciones de inestabilidad, un equipo tiene que tener la fortaleza suficiente como para tirar del club.
P. En los ¨²ltimos tiempos, se ha referido a algunos peligros en el entorno del Real Madrid. ?Considera sinceramente que hay una campa?a del periodista Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa contra la instituci¨®n?
R. Creo que hay un f¨²tbol jugado y un f¨²tbol hablado. Y pretendo advertir qui¨¦n es quien. Creo importante advertir que cuando un ¨¢rbitro hable con Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa, sepa que Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa est¨¢ enfrentado al presidente del Real Madrid, a los jugadores del Real Madrid, al entrenador del Real Madrid, a los compromisarios del Real Madrid. Por lo tanto, al Real Madrid. Ese tipo de presiones, que a veces son. condicionantes, provocan un determinado nivel de inquietud en el club. Yo lo que trato es de desactivar esto para que s¨®lo se trate de f¨²tbol jugado.
P. Puesto que el f¨²tbol es debatible, ?no podr¨ªa interpretarse su postura como intolerante hacia la cr¨ªtica?
R. No. Creo que se est¨¢ haciendo un periodismo en el que parecen imprescindibles los amigos y los enemigos. De manera que, uno encuentra amigos y los elogia, y uno encuentra enemigos y los denigra. Y con las dos cosas se hace un espect¨¢culo period¨ªstico. Todo eso me parece muy bien. Pero cuando los ataques son sistem¨¢ticos y las presiones institucionales, yo elijo la forma de defenderme. Como el campo de batalla parece estar en los medios de comunicaci¨®n, uso, con determinado sentido de la estrategia, mis ruedas de prensa para hacer mis alegaciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.