Fantas¨ªas caribe?as

Fidel Castro, claramente excluido de la reuni¨®n en Miami la pasada semana de dirigentes americanos, se sent¨® despu¨¦s con reporteros de The New York Times. Su humor era expansivo, y mientras reconoc¨ªa que no ten¨ªa deseos de importar la democracia al estilo occidental reconoc¨ªa que el mundo hab¨ªa cambiado. Sin embargo, Castro parec¨ªa tan suspicaz como siempre sobre las ventajas del capitalismo para su propio pa¨ªs, sin exceptuar su propio intento de experimento con los mercados libres. ( ... ) Cuando habla de las relaciones de EE UU con Cuba, una extra?a sensaci¨®n de irrealidad impregna a ambos lados. Castro ( ... ) cree que su peque?o pa¨ªs ( ... ) puede seguir siendo una resistencia contra la marea capitalista. (...) Del lado de EE UU, parece que legisladores. y pol¨ªticos creen que la estrategia que funciona con el resto del mundo comunista ( ... ) es de alguna manera inapropiada para esta peque?a isla. A Cuba se le niega el acceso a las inversiones americanas, a sus mercados y sus d¨®lares del turismo. Esto es dif¨ªcil de entender, ya que la pol¨ªtica de aislar a La Habana, que perdura de una forma u otra durante tres d¨¦cadas, no ha tenido ¨¦xito. (...) En ambos lados las fantas¨ªas persisten. Los exiliados en Miami planean su venganza. Castro cree que ¨¦l solo, con la fuerza de supura virtud leninista, puede resistir lo que hizo caer a sus antiguos benefactores. Y la pol¨ªtica de EE UU, presionando y aislando a Cuba, alienta las fantas¨ªas de ambos. 15 de diciembre