Desafecci¨®n pol¨ªtica
LA MAYOR?A de los ciudadanos espa?oles piensa que la corrupci¨®n no ha tocado fondo y es tan profunda como en Italia. Adem¨¢s, se muestran esc¨¦pticos respecto a la eficacia de la justicia para castigar a los corruptos y se manifiestan contra Cualquier actitud de borr¨®n y cuenta nueva hacia ellos. Ese clima de desafecci¨®n pol¨ªtica se traduce en que ning¨²n l¨ªder alcance ni siquiera el aprobado m¨ªnimo en la valoraci¨®n del cuerpo electoral. Las preferencias de los electores siguen situando al Partido Popular en primer lugar, con una sensible distancia respecto ¨¢ los socialistas, pero es Izquierda Unida la ¨²nica fuerza que ve mejorar sus expectativas en relaci¨®n a las europeas de junio. En cualquier caso, una amplia mayor¨ªa se pronuncia en favor de que Felipe Gonz¨¢lez agote la legislatura, sin convocar elecciones anticipadas. Ese es el panorama que se deduce de la encuesta de Demoscopia que hoy publica EL PA?S.Los ciudadanos siguen mostrando una profunda desconfianza respecto a la recuperaci¨®n efectiva de la econom¨ªa, aunque mejora el cuadro general respecto a hace un a?o. Entonces, tres de cada cuatro espa?oles consideraban que la situaci¨®n era mala o muy mala; ahora la relaci¨®n es de seis sobre diez. En materia de econom¨ªa dom¨¦stica el balance sigue siendo negativo, lo que se traduce en una actitud conservadora respecto al consumo, de cuyo dinamismo depende, sin embargo, la recuperaci¨®n esperada para 1995. Ello puede ser consecuencia del endeudamiento de las familias en los a?os m¨¢s duros de la crisis. Pero tambi¨¦n puede ser un reflejo de la inseguridad psicol¨®gica derivada de la creciente precarizaci¨®n del mercado laboral.
Esa ligera mejor¨ªa de las expectativas econ¨®micas no se traslada a la valoraci¨®n de la situaci¨®n pol¨ªtica general, que sigue mereciendo un juicio negativo para seis de cada diez ciudadanos. A su vez, ello es probablemente un reflejo de la incidencia de los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n, cuya memoria se mantiene viva. Y aunque la mayor¨ªa piensa que en todos los partidos ha existido corrupci¨®n pol¨ªtica, hay aproximadamente un tercio de la poblaci¨®n que sostiene que afecta sobre todo al partido del Gobierno. Ello influye sin duda en el estancamiento de los socialistas, pese a las esperanzas puestas por ellos en los efectos de la mejor¨ªa econ¨®mica.
La inexistencia de unas elecciones generales en el horizonte inmediato obliga a relativizarlos pron¨®sticos electorales y as¨ª lo se?ala Demoscopia: los ciudadanos no se pronuncian de la misma manera cuando saben que pronto van a votar que cuando ¨²nicamente expresan preferencias pol¨ªticas. Pero, con esa cautela, la tendencia general s¨ª parece mucho m¨¢s pr¨®xima a la definida en las europeas de junio que en las generales de 1993. La distancia entre el PP y el PSOE se reduce en dos puntos en relaci¨®n a las europeas, en las que se dieron las condiciones ¨®ptimas para el voto de castigo contra el partido del Gobierno; pero tambi¨¦n se reduce, y en la misma proporci¨®n, la existente entre los socialistas e Izquierda Unida.
De los datos de la encuesta se deduce que el PSOE perder¨ªa, aproximadamente el 25% de los votos de 1993. De ellos, m¨¢s de la mitad engrosar¨ªa actualmente la bolsa de potenciales abstencionistas, reflejados en ese 39% de indecisos del sondeo. El resto se distribuir¨ªan a partes iguales entre el PP e Izquierda Unida: 5% a cada fuerza. No parece confirmarse, as¨ª pues, la impresi¨®n, bastante generalizada, de que es sobre todo por su izquierda por donde sangra el PSOE. Las malas expectativas de este partido se ven ligeramente matizadas por el hecho de que una amplia mayor¨ªa se muestre contraria a la disoluci¨®n anticipada de las Cortes pretendida por el PP, as¨ª como por la impresi¨®n bastante generalizada de que este partido carece de un programa alternativo y realiza una oposici¨®n puramente destructiva. Pero ahora hay una mayor¨ªa que considera probable el triunfo del PP, algo que no ocurr¨ªa hasta fecha reciente.
En fin, el pesimismo coyuntural reflejado en muchas respuestas, y la conciencia de que el momento actual se caracteriza por un exceso de crispaci¨®n y por cierta desorientaci¨®n, no es incompatible con una mayoritaria actitud de confianza hacia el futuro del pa¨ªs.
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