"No vamos a cambiar este peri¨®dico, sino a mejorarlo"
El primer ejemplar de Le Monde, uno de los t¨ªtulos m¨¢s prestigiosos de la prensa mundial, se public¨® en Par¨ªs el 18 de diciembre de 1944, hace hoy 50 a?os. El diario cuyos editoriales le¨ªa el presidente John Kennedy y cuyas p¨¢ginas fueron, durante la dictadura franquista, una preciada fuente de informaci¨®n dom¨¦stica para muchos espa?oles, padece la crisis general de toda la gran prensa francesa y se enfrenta a un cambio empresarial que, en enero, se complementar¨¢ con una remodelaci¨®n de la forma y los contenidos del peri¨®dico. Jean-Marie Colombani, corso, de 46 a?os, impulsa el cambio en Le Monde a los nueve meses de acceder a la direcci¨®n.Pregunta. Recientemente, en un debate organizado precisamente por ustedes, alguien se pregunt¨® si hoy ser¨ªa posible crear un diario como Le Monde. ?Ser¨ªa posible?
Respuesta. Si se creara, ahora un dario como Le Monde, deber¨ªa ser necesariament rentable, porque las condiciones en las que puede fundarse un peri¨®dico hoy no tienen nada que ver con las de hace 50 a?os [inmediatamente despu¨¦s de la liberaci¨®n de Francia por los aliados], bajo las cuales nos vemos a¨²n obligados a funcionar. Esas condiciones penalizan gravemente nuestra marcha como empresa.
P. Las condiciones que usted menciona son, probablemente, las econ¨®micas. Le Monde no est¨¢ respaldado por ning¨²n grupo empresarial y, precisamente esta semana, acomete una reforma de la sociedad. ?C¨®mo ser¨¢ la nueva empresa?
R. A la vez muy simple y muy complicada. A partir de ahora el diario pertenecer¨¢ a una sociedad an¨®nima, con un consejo de administraci¨®n y un consejo de vigilancia: una f¨®rmula jur¨ªdica simple. La complicaci¨®n es que se mantendr¨¢ la preeminencia de la sociedad de redactores, que dispondr¨¢ de un derecho de veto sobre las grandes cuestiones. Habr¨¢ una recapitalizaci¨®n importante, de unos 250 millones de francos [6.000 millones de pesetas], a trav¨¦s de un sistema por el que los accionistas anteriores (los redactores, los herederos del fundador -Hubert Betive M¨¦ry-, los cuadros directivos y los empleados) tendr¨¢n la mayor¨ªa del capital. El problema es que esos accionistas no tienen dinero; su legitimidad no es de orden financiero, sino de orden profesional y moral. Por tanto, ha hecho falta dise?ar un sistema jur¨ªdico muy complejo para que, aun siendo minoritarios, econ¨®micamente, los antiguos accionistas, mantengan la mayor¨ªa en el consejo y garanticen la independencia del diario.
P. Resulta curioso que, en un pa¨ªs rico y culto como Francia, casi toda la prensa diaria est¨¦ en mala situaci¨®n econ¨®mica.
R. Hay una raz¨®n: la prensa francesa es la m¨¢s cara de Europa. Y eso porque las condiciones de producci¨®n y distribuci¨®n est¨¢n muy desfasadas respecto a las tecnolog¨ªas actuales. La prensa brit¨¢nica realiz¨® hace diez a?os una reconversi¨®n industrial y tecnol¨®gica que permiti¨® mantener la competitividad. Pudo hacerlo porque los editores ten¨ªan dinero y estaban, unidos. Nosotros estamos muy desunidos y hemos optado por un "acompa?amiento social" del cambio, que yo suscribo, intelectualmente, pero que est¨¢ resultando demasiado lento y amenaza, la propia supervivencia de las empresas.
P. Tras el cambio empresarial habr¨¢, en enero, un cambio del producto. ?Qu¨¦ se va a cambiar y por qu¨¦?
R. No vamos a cambiar Le Monde, sino a mejorarlo. En lo que se refiere a los contenidos, creo que somos muy fuertes en informaci¨®n institucional (pol¨ªtica, macroeconom¨ªa) y tenemos grandes lagunas en lo m¨¢s pr¨®ximo a las personas. Por ejemplo, las empresas. Explicamos al mil¨ªmetro los presupuestos del Estado, pero fallamos en cosas que inciden cada vez m¨¢s directamente en el ciudadano, como la estrategia de los grandes grupos industriales. Eso es un ejemplo de lo que va a cambiar. En la forma, el peri¨®dico se parecer¨¢ al actual, pero menos denso, m¨¢s claro y ordenado, con las noticias mejor jerarquizadas. Desde luego, no renunciaremos a nuestro patrimonio. Estamos orgull¨®sos de lo que somos hoy, aunque, hay que admitirlo, nos hace falta un rejuvenecimiento para reconquistar lectores.
P. ?Qui¨¦nes son hoy los lectores de Le Monde?
R. Para empezar, son los m¨¢s numerosos. Cadad¨ªa somos le¨ªdos por m¨¢s de dos millones de personas, una cota a la que no se acerca ning¨²n otro diario nacional, salvo el deportivo L' Equipe -en prensa regional-, la difusi¨®n del diario Sud-Ouest es a¨²n mayor]. Nuestros lectores son m¨¢s j¨®venes de lo que se piensa, porque el 57% de ellos tienen menos de 50 a?os; son gente de nivel econ¨®mico acomodado y nivel cultural alto. Para resumir, nuestro lector es de edad mediana y con estudios universitarios. Somos el diario de la ¨¦lite francesa. Sin embargo, una parte de nuestro p¨²blico es voluble: gente a la que le gusta Le Monde, pero no lo lee todos los d¨ªas. Necesitamos convencer a ese lector para que nos sea fiel cotidianamente.
P. "M¨¢s vale tarde que inexacto" es un lema compartido por muchos grandes diarios. ?Lo hace usted suyo?
R. S¨ª, s¨ª, siempre, sin la menor duda. Los peri¨®dicos estamos amenazados por una especie de carrera un poco artificial y comercial en pos de la noticia que acaba perjudicando la credibilidad.
P. Al mismo tiempo, usted ha apostado claramente por el periodismo de investigaci¨®n desde su nombramiento.
R. Para m¨ª, el periodismo de investigaci¨®n es el periodismo de informaci¨®n. Es el ¨²nico bueno.
P. Pero implica riesgos.
R. Es verdad, es m¨¢s arriesgado ir a buscar la informaci¨®n que esperar a que te la sirvan, porque hay m¨¢s posibilidades de error. E, inevitablemente, se comete alg¨²n error. En ese caso hay que reconocerlo aunque nadie lo exija. Se dice bien claro: "Se?ores, en tal cosa nos hemos equivocado", y se piden disculpas.
P. La oleada de casos de corrupci¨®n pol¨ªtica parece tentar a los poderes p¨²blicos franceses con poner alg¨²n tipo de mordaza a la prensa.
R. Todas las leyes aprobadas al respecto durante los ¨²ltimos 15 o 20 a?os van en el mismo sentido: la restricci¨®n de libertades, y principalmente la de expresi¨®n. La evoluci¨®n legislativa en Francia es gravemente restrictiva. En cambio, los jueces, de alguna manera, est¨¢n protegiendo a la prensa frente a la propia ley. El Gobierno piensa ahora en alguna ley para proteger el secreto de instrucci¨®n de los sumarios frente a la prensa, y yo creo que lo que hay que cambiar es el mecanismo. de instrucci¨®n, porque se acomoda mal a la absolutamente inevitable mediatizaci¨®n de la sociedad. En mi opini¨®n, es mucho m¨¢s razonable el sistema anglosaj¨®n, de tipo acusatorio, que el franc¨¦s, de tipo inquisitorial.
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