"Cuando salmodiaron el Coran pense que me mataban", dice un reh¨¦n
O. M. Los secuestrados que fueron liberados de sus captores -cuatro terroristas del GIA- sufrieron a continuaci¨®n otro tipo de secuestro, m¨¢s suave, menos paranoico y sin peligro, pero igualmente riguroso, por parte de las fuerzas de seguridad francesas. Se trataba de interrogar a cada uno de los liberados para comprender mejor la situaci¨®n a bordo del Airbus, para adentrarse en la l¨®gica suicida de unos integristas isl¨¢micos. "Cuando los secuestradores empezaron a salmodiar el Cor¨¢n a modo de exorcismo protector, pens¨¦ que iban a matarme", coment¨® un pasajero.
"Eran rezos para p repararse para la muerte", dijo una profesora argelina que viajaba en el aparato de Air France secuestrado. "Dijeron que iban a mostrar a los franceses de lo que eran capaces cuando vieron a los primeros agentes del GIGN" agreg¨® la ense?ante, que se escondi¨® tras su asiento cuando empezaron a silbar las balas.Todos los datos, todas las declaraciones fueron analizados por los especialistas de las distintas polic¨ªas, por sus psic¨®logos o por potentes ordenadores, pero esos datos se manejaron en secreto. "?La peor Navidad de mi vida!", dijo uno. La constataci¨®n no es muy original, pero sin duda, es cierta.
El pasado 24 de diciembre, 227 personas se convirtieron en rehenes de cuatro miembros del GIA que exig¨ªan la liberaci¨®n de Abassi Madani y Al¨ª Belhadj, dos l¨ªderes hist¨®ricos del FIS. Quer¨ªan que el avi¨®n emprendiese el vuelo con rumbo desconocido y obligaron a las mujeres a cubrirse la cabeza con un pa?uelo. Uno de ellos lanzaba continuas invocaciones religiosas y oblig¨® a los pasajeros a rezar arrodillados en direcci¨®n a La Meca.
"Los secuestradores se parapetaron en la cabina y abr¨ªan de vez en cuando una de las portezuelas para tirarnos una granada, era como el infierno", aseguraba tras la liberaci¨®n Denis Favier, jefe del comando de ¨¦lite de la polic¨ªa francesa que dirigi¨® el asalto. Los agentes se vieron obligados a lanzar gases lacrim¨®genos en la cabina del pasaje para protegerse.
Dialogar con los islamistas
"Cuando el avi¨®n se elev¨® me sent¨ª un poco m¨¢s seguro", explic¨® Ferhat Mehenni, un cantante bereber que viajaba en el vuelo Air France 8969. "Ten¨ªa tanto miedo de los islamistas como de las autoridades argelinas. Los franceses estaban dispuestos a negociar, a intercambiar todos los pasajeros a cambio de combustible mientras que el Gobier no argelino no quer¨ªa ni o¨ªr hablar de negociaci¨®n". Una vez en Marsella, Ferhat se ve¨ªa como v¨ªctima propiciatoria, ya que es fundador del partido Agrupaci¨®n para la Cultura y la Democracia, que tiene entre sus principios no dialogar con los islamistas.
"Cuando el avi¨®n se acerc¨® a la torre de control y los islamistas, despu¨¦s de tender una manta en el suelo, empezaron a salmodiar el Cor¨¢n a modo de exorcismo protector, pens¨¦ que iban a matarme, ya que la manta serv¨ªa para echar los cuerpos de las v¨ªctimas al exterior. Adem¨¢s llevaban dinamita y quer¨ªan hacer saltar el avi¨®n por los aires. Los polic¨ªas franceses ?os han salvado la vida", coment¨®.
Los pasajeros que fueron desliz¨¢ndose por los toboganes del avi¨®n mientras los terroristas, encerrados en la cabina del avi¨®n, disparaban contra los agentes del GIGN, llegaban a suelo "traumatizados y temblorosos", seg¨²n descripci¨®n de uno de los m¨¦dicos que los acogieron en las 50 ambulancias desplegadas en el aeropuerto de Marsella. Muchos de ellos tuvieron que ser atendidos en los servicios de urgencias debido a la gran fatiga nerviosa que presentaban despu¨¦s de 54 horas de secuestro.
Los pasajeros llegaron finalmente a primera hora de la madrugada de hoy al aeropuerto parisino de Orly, su destino inicial. All¨ª les esperaban sus familiares.
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