Derecho y pretexto

En su art¨ªculo El derecho como pretexto, del pasado d¨ªa 2 de enero, Francisco Rubio Llorente expone con su habitual brillante claridad las perversidades del uso de derechos como pretexto elusivo del cumplimiento de deberes que pueden venir impuestos ¨¦ticamente.Si el Estado de derecho se erigi¨®, entre otras cosas, como conquista en la interdicci¨®n de la arbitrariedad de los poderes p¨²blicos y el control del ejercicio del poder por parte de ¨¦stos, no es menos cierto que se trata de una cuesti¨®n de l¨ªmites, s¨®lo utilizable como mecanismo de garant¨ªa y nunca como pretexto de un comportamiento. A este respecto, hist¨®ricamente fue necesario superar el Estado de derecho por el Estado democr¨¢tico de derecho para lograr la integraci¨®n del individuo en el ejercicio del poder. ?ste es el punto de mira que no debe perderse.

Y, efectivamente, el derecho a convocar elecciones por parte del presidente del Gobierno es por su naturaleza, como todo derecho, susceptible de ser ejercido facultativamente, pero no es excusable su no ejercicio con el argumento de que no es obligatorio (en este momento), so pena de incurrir en una elemental tautolog¨ªa. Porque, de otro modo, ?era obligatorio adelantar las elecciones generales a junio de 1993?-