Una f¨¢brica de de exterminio
M¨¢s de un mill¨®n de personas fueron asesinadas en s¨®lo cinco a?os
"Cuando en el verano de 1941 recib¨ª la orden de organizar en Auschwitz un lugar de exterminio masivo no pod¨ªa imaginar ni mucho menos sus dimensiones y consecuencias", escribi¨® pocos d¨ªas antes de su muerte en la horca, en 1947, el primer comandante del campo de concentraci¨®n nazi de Auschwitz-Birkenau, Rudolf Hess [nada que ver con el lugarteniente de Hitler]. Hoy, a los 50 a?os de la liberaci¨®n de Auschwitz, a alguien que entra en el recinto del campo pasando por debajo de la temible inscripci¨®n "Arbeit macht frei" ("El trabajo hace libre") le resulta dif¨ªcil imaginarse que en ese antiguo cuartel comenz¨® la construcci¨®n de una f¨¢brica de matar en la que fueron asesinadas m¨¢s de un mill¨®n de personas, principalmente jud¨ªos de toda Europa.La tarea de la organizaci¨®n del campo fue asignada el 27 de abril de 1940 a Rudolf Hess por el mismo jefe de las SS, cuerpo de ¨¦lite nazi, Heinrich Himmler. La raz¨®n directa de la decisi¨®n de organizar el campo fue la falta de espacio en las c¨¢rceles y en otros campos en Silesia (sur de Polonia). En el campo deb¨ªan colocarse los presos de guerra, los presos pol¨ªticos y, principalmente, los representantes de las naciones condenadas a la desapar¨ªci¨®n: los jud¨ªos y los gitanos. Deb¨ªan trabajar en la industria militar de la zona y como esclavos en las granjas agr¨ªcolas. El primer transporte lleg¨® a Auschwitz el 14 de junio de 1940. Eran 728 presos pol¨ªticos polacos de la ciudad de Tarnow (sur de Polonia).
Ya a finales de 1940, sin embargo, se tom¨® la decisi¨®n de ampliar el campo -hasta entonces calificado de ligero- para proceder all¨ª al exterminio masivo de los presos. A tres kil¨®metros de Auschwitz, un campo modesto, con apenas 20 edificios en los que se hacinaban unos 10.000 presos, se construy¨® -a costa de la muerte de m¨¢s de 20.000 personas- el gigantesco campo de Birkenau, conocido tambi¨¦n como Auschwitz II. Los primeros presos (999 alemanas evacuadas del campo de concentraci¨®n de Ravensbrueck y 999 jud¨ªas de la localidad eslovaca de Poprad) llegaron a Birkenau en marzo de 1942. As¨ª se inaugur¨® el aut¨¦ntico campo de exterminio que ocupaba 175 hect¨¢reas. Lo compon¨ªan tres v¨ªas muertas de tren, 300 barracones y cuatro enormes crematorios integrados con las c¨¢maras de gas.
En septiembre de 1941, en Auschwitz se us¨®, por vez primera, el gas Cicl¨®n B. 900 presos de guerra sovi¨¦ticos estuvieron entre los primeros exterminados con ¨¦l. "Les hicimos entrar en un dep¨®sito de cad¨¢veres, previamente vaciado. En su techo se hab¨ªan perforado unos orificios por los que se introdujo el gas. Primero se oy¨® un susurro. Luego el clamor de varias personas: 'Gas'. Empezaron a empujar la puerta. Pero aguant¨®. Estaba bien atornillada". La aplicaci¨®n del gas, utilizado antes en el carn po como insecticida (una varie dad del ¨¢cido pr¨²sico), fue un aut¨¦ntico alivio para el comandante Hess, quien antes no sab¨ªa c¨®mo cumplir con eficacia la orden de exterminio masivo. "Descubrimos, por fin, qu¨¦ gas era necesario aplicar y c¨®mo hab¨ªa que hacerlo", record¨® en sus memorias Hess. "Siempre he sentido un aut¨¦ntico horror pensando en los fusilamientos masivos. Ahora estaba tranquilo porque no habr¨ªa carnicer¨ªas y porque a las v¨ªctimas se les ahorrar¨ªa el sufrimiento. Recordaba bien lo que me hab¨ªan contado sobre los fusilamientos y las terribles escenas cuando los heridos trataban de huir y hab¨ªa que rematar a mujeres y ni?os".
No todos los que llegaban a Auschwitz-Birkenau eran asesinados en el acto, aunque algunos transportes eran mandados ¨ªntegros a los crematarios de Birkenau. Los que quedaban con vida eran destinados a los trabajos forzosos. Czeslaw Marcinko, uno delos primeros que llegaron al campo en 1940, junto con otros 40 alumnos polacos del colegio de Radymno (sur de Polonia), ten¨ªa 17 a?os cuando atraves¨® las puertas de Auschwitz. Pesaba 73 kilos. Me dio a?o despu¨¦s, su peso baj¨® a los 40 kilos. Sobrevivi¨®. Pero la mayor¨ªa de los que no estaban condenados a morir sino a trabajar tambi¨¦n perec¨ªa a causa de la extenuaci¨®n, enfermedades, desnutrici¨®n o del fr¨ªo. S¨®lo desde marzo de 1941 hasta enero del a?o siguiente murieron por estas causas 18.000 presos.
Pero aquellas muertes no eran todav¨ªa el exterminio masivo decidido por las m¨¢ximas autoridades nazis en la conferencia de Waansee, en enero de 1942. La soluci¨®n final deb¨ªa afectar a los 11 millones de jud¨ªos que viv¨ªan en esa ¨¦poca en Europa.
"Despu¨¦s de desnudarse, los jud¨ªos iban a la c¨¢mara de gas, que estaban dotadas de duchas y tuber¨ªas y as¨ª daban la sensaci¨®n de que se trataba de un ba?o. Primero se dejaba entrar a las madres con ni?os, luego a los hombres. La operaci¨®n se desarrollaba casi siempre con tranquilidad porque los presos del Sondercommando (grupo de reclusos obligados a trabajar en los crematorios como ayudantes) lograban convencerles de que se trataba de practicar una desinfecci¨®n". "Los que estaban cerca de los orificios por los que se introduc¨ªa el gas mor¨ªan en el acto. Eran casi un tercio. Los dem¨¢s empezaban a gritar, se amontonaban, jadeaban. Sin embargo, el grito pronto se convert¨ªa en gemido. A los 20 minutos como mucho ya no se mov¨ªa nadie", recordaba Rudolf Hess.
Pocas horas despu¨¦s entraba en acci¨®n el Sondercommando. A las mujeres se les cortaba el pelo, que era utilizado luego con fines industriales. A todos se les extra¨ªan los dientes de oro para fundirlos en lingotes. Los cad¨¢veres eran quemados en uno de los cuatro crematorios de Birkenau (en el propio Auschwitz existi¨® una sola c¨¢mara de gas y un crematorio). Las cenizas se vert¨ªan al r¨ªo V¨ªstula.
Otros presos se ocupaban de seleccionar los enseres dejados por los gaseados. Durante las acciones de exterminio se llenaban a diario 20 vagones de carga, mientras los seleccionadores trabajaban d¨ªa y noche.
Todav¨ªa hoy, en el museo de Auschwitz, en uno de los edifi
cios de ladrillo rojo, hay salas enteras repletas de zapatos. En otra, tras una vitrina, se eleva un mont¨ªculo de gafas. Las maletas se apilan hasta el techo de la sala, de 15 metros de largo. Sus propietarios nunca lograron abrirlas en Auschwitz.La exposici¨®n del museo es sobria. Las cifras de muertos son inimaginables. Sobre todo en el propio Auschwitz, un campo peque?o. S¨®lo en Birkenau (Auschwitz II), en el que se erige un bosque de chimeneas que se?alan el lugar donde hab¨ªan estado los cientos de barracones y en el que las ruinas de los crematorios apenas se divisan sobre el fondo de un campo cubierto de nieve uno se da cuenta de las dimensiones de la obra de Rudolf Hess. Pocos d¨ªas antes del cincuenta aniversario de la liberaci¨®n del campo por las unidades del Ej¨¦rcito sovi¨¦tico el 27 de enero de 1945, en Auschwitz y Birkenau apenas hay visitantes.
"Cuando llegu¨¦ otra vez a la ciudad de Auschwitz, aqu¨ª en las inmediaciones del campo pis¨¢bamos literalmente sobre los cuerpos humanos", recuerda Krystyna Kram. En febrero de 1945, la se?ora Kramm ten¨ªa 14 a?os. Hab¨ªa nacido en Auschwitz (nombre polaco, Oswiecim) y sigue viviendo al lado del antiguo campo. Junto con su hermano menor, de 11 a?os, y muchos otros ni?os ayud¨® a enterrar "decenas de huesitos". As¨ª llama hasta el d¨ªa de hoy a los l¨¢nguidos cad¨¢veres de los presos de Auschwitz.
7.000 supervivientes
Cuando a las 15.00 horas del 27 de enero de 1945 entraban en Auschwtiz las unidades del 60 Ej¨¦rcito del I Frente Ucranio del Ej¨¦rcito Rojo en el campo quedaban con vida apenas 7.000 personas. Pocos meses antes, en los dos campos (Auschwitz y Birkenau) hab¨ªa registradas cerca de 100.000 personas.
Todav¨ªa hoy hay pol¨¦mica en torno al n¨²mero de presos y de muertos. Una de las gu¨ªas del museo ironiza con amargura: "Cuando empec¨¦ a trabajar aqu¨ª hace 20 a?os se dec¨ªa que hab¨ªan perecido seis millones de personas. Pocos a?os despu¨¦s esta cifra baj¨® a cuatro millones y medio. Ahora dicen que fueron poco m¨¢s de un mill¨®n y medio. Pronto nos vamos a enterar que el campo fue construido por los rusos y no por los alemanes".
La terrible pol¨¦mica empez¨® tras la publicaci¨®n del informe del general sovi¨¦tico Dimitri Kudriawcew, seg¨²n el cual en Auschwitz encontraron la muerte cuatro millones de personas. Mientras tanto, el ex comandante del campo, Rudolf Hess, ejecutado en 1947 al lado de uno de los crematorios, afirm¨® durante la investigaci¨®n que la cifra total de presos no hab¨ªa rebasado los dos millones y medio.
Seg¨²n las ¨²ltimas investigaciones realizadas por el cient¨ªfico polaco Franciszek Piper, el n¨²mero de los presos registrados oficialmente en el campo fue de 1400.000. No obstante, la mayor¨ªa de los jud¨ªos llevados a Auschwitz para ser gaseados inmediatamente no se registr¨® nunca. Su cifra se eval¨²a en 900.000. Seg¨²n Piper, el n¨²mero total de presos que "pasaron por Auschwitz" se eleva a 1,3 millones. De ellos, 1,1 millones murieron o fueron asesinados. "Las dos cifras deben considerarse como m¨ªnimas", afirma Piper, "pero el n¨²mero de v¨ªctimas no puede rebasar 1,5 millones de personas".
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