Indignante contubernio
Huerta / Capetillo, Mej¨ªa, S¨¢nchez
Toros (61, impresentable, devuelto) de Reyes Huerta, terciados, descompuestos. Guillermo Capetillo: media baja (abucheos); estocada baja (abucheos). Manolo Mej¨ªa: estocada ca¨ªda (aplausos); estocada desprendida (ovaci¨®n y salida al tercio). Manolo S¨¢nchez: media desprendida y dos descabellos (pitos); pinchazo, otro hondo y descabello (aplausos). Monumental Plaza M¨¦xico, 22 de enero. Lleno.
El indignante contubernio entre el juez de plaza, el ganadero y el empresario al permitir que salieran al ruedo dos ratas provoc¨® una gran bronca en los tendidos y el ruedo fue tapizado de cojines. Esto sucedi¨® al aparecer el sexto ejemplar, que fue devuelto por impresentable y durante la lidia del sobrero que lo sustituy¨® pues result¨® m¨¢s chico.Manolo S¨¢nchez tuvo los animales de la bronca. Al dif¨ªcil tercero trat¨® de fijarlo en la capichuela pero lo capote¨® con demasiada rapidez. Como el morlaco desarroll¨® sentido, el vallisoletano se desconcert¨®. Aunque el oponente era prob¨®n y peligroso, ten¨ªa una lidia, situaci¨®n que olvid¨® el espada.
Al aparecer el sexto, con tipo de un bisonte, inmediatamente la muchedumbre reaccion¨® y comenzaron las protestas. Se orden¨® la devoluci¨®n del adefesio pero el sobrero result¨® ser un novillo. La reacci¨®n de los 42.000 espectadores no se hizo esperar, y la gresca estall¨® llen¨¢ndose el ruedo de almohadillas. Aunque el hispano trat¨® de hacerle el buen toreo al ¨¢spero adversario, su esfuerzo no fue tomado en serio.
Guillermo Capetillo se vio desconfiado ante el pagajoso astado que abri¨® plaza, realiz¨® su trabajo zapatilleando y siempre a merced del adversario. Tuvo detalles con ¨¦l percal y la pa?osa sin llegar a ligar, ante el top¨®n e incierto cuarto. Su labor fue sin plan, ni recursos.
Al codicioso segundo, Manolo Mej¨ªa lo recibi¨® de hinojos con una larga cambiada y luego carg¨® la suerte en bellas ver¨®nicas. A base de cruzarse, y reponi¨¦ndose despu¨¦s de cada pase para darle la distancia id¨®nea, lo domin¨® con la muleta y le enhebr¨® series de limpios y acoplados naturales. Por el derecho corri¨® la mano con tersura haciendo gala de seguridad y sapiencia.
Al quinto, el diestro de Tacuba lo ance¨® con armon¨ªa. En su quehacer con la franela sac¨® sus conocimientos y logr¨® sujetar la acometividad del burel en los vuelos del enga?o. Tras eslabonar tandas de templados y largos derechazos y de se?oriales naturales, concluy¨® su magn¨ªfico trasteo ejecutando con entrega la suerte suprema.
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