Corea trae el primer filme ambicioso
La Berlinale ofrece una retrospectiva y un homenaje al actor franc¨¦s Alain Delon
Ning¨²n acontecimiento en el primer d¨ªa de la semana final de la Berlinale,con la salvedad -ciertamente cogida por los pelos- de una retrospectiva dedicada a la estrella por excelencia del cine franc¨¦s, el intratable Alain Delon, que ha prometido descender a la tierra y acercarse a clausurarla. En la competici¨®n destac¨® una ambiciosa pel¨ªcula coreana titulada Los montes de Taebaek, que se queda muy corta para sus enormes pretensiones. Las otras dos en concurso (la alemana Hades y la israel¨ª Sh'Churr, dirigidas por Herbert Achtembusch y Shmuel Hasfari) m¨¢s que una competici¨®n de filmes pod¨ªan haberse apuntado a un campeonato de jerogl¨ªficos.
Algunas de las pel¨ªculas de la retrospectiva de Alain Delon traer¨¢n buenos recuerdos a sus adictos, como es el caso de Flic story, El c¨ªrculo rojo, El clan de los sicilianos, El eclipse, El samurai,Tres hombres a abatir y La piscina, pero sorprendente mente no est¨¢n anunciadas sus dos c¨¦lebres colaboraciones con Luchino Visconti en El gatopardo y Rocco y sus hermanos, ni tampoco la magn¨ªfica A pleno sol, que ser¨ªa la m¨¢s oportuna; de todas, si se tiene en cuenta que podr¨ªa convertirse en otro homenaje de carambola a Patricia Highsmith, la gran novelista muerta y autora de esta primera incursi¨®n del personaje Ripley en la pantalla. Pero ya se sabe que, Dios pro pone y Delon dispone y que este gran padrino no es de los que comparte glorias.Vuelo bajo
El concurso sigue sin despegar. Sus calidades son subterr¨¢neas y todo lo m¨¢s asoman la nariz a ras de suelo, por lo que el bostezo comparte habitaci¨®n con el abucheo y el silencio en las estancias de lujo de la Berlinale. Y esto pese a que las tres pel¨ªculas de ayer ten¨ªan riesgos sobre el papel y esto anima el patio. Pero luego, vistas sobre la, pantalla, tales riesgos dejaron paso a adocenadas rutinas, y lo que se promet¨ªa una fiesta (bien de pateos o bien de aplausos, que para el caso es lo mismo) se qued¨® en una pompa de jab¨®n rellena de aire somn¨ªfero. Y al. aburrimiento acumulado se a?adi¨® otra sobredosis de tedio.
Hades el un intento de pel¨ªcula experimental del alem¨¢n Herbert Achternbusch. Y hay que subrayar lo de intento, porque de ah¨ª no pasa. Baste decir que la ¨²nica audacia de sus: im¨¢genes procede no de los autores del indescifrable jerogl¨ªfico, sino de las c¨¢maras de las SS hitlerianas, pues en medio del absurdo e indescifrable bodrio se incrusta una de las terribles secuencias del documento ordenado filmar por Joseph Goebbels en 1944 dentro de! infierno del gueto de Varsovia.
Y ah¨ª s¨ª hay im¨¢genes de horror absoluto, mientras en todo lo restante s¨®lo queda impotencia y ridiculez. Pel¨ªcula situada bajo m¨ªnimos profesionales, pese a que su director tiene a las espaldas 25 largometrajes y 30 a?os de oficio, lo que hace de ¨¦l un notable y recalcitrante incapaz, sin equivalente en el mundo.
El filme israel¨ª S'Churr puede quedar definido por lo que insin¨²a la sonoridad de su t¨ªtulo en este idioma, que otorga a la palabra churro una rica gama de significados, alguno de los cuales le vienen al pelo a este filme l¨²gubre, siniestro incluso, pero embarullado, insignificante y, m¨¢s que negro, oscuro. Atenci¨®n: posible premio.
Lo ¨²nico interesante del d¨ªa, con todas las reservas habidas y por haber en este caso, fueron las casi tres horas planas, sin el menor sentido del ritmo y hechas de espaldas al instinto del crecimiento dram¨¢tico, donde el veterano cineasta coreano Kwon Taek nos ofrece una detallada cr¨®nica de los a?os de revoluci¨®n y contrarrevoluci¨®n en su pa¨ªs, desde el triunfo de Mao Zedong en China en 1948 a la intervenci¨®n, en 1952, de Estados Unidos con objeto de yugular aquel turbulento proceso pol¨ªtico, que termin¨®. en una atroz guerra cuyas consecuencias a¨²n perduran en la vida de esa lejana pen¨ªnsula asi¨¢tica.
Todo es horizontal en la representaci¨®n de aquella l¨ªnea quebrada. Todo es llanura en este intento de reproducir un abrupto territorio hist¨®rico. Nada conmueve al autor de este filme Los montes de Taebaek, en cuyas colinas los muertos se apilan a millares sin que despierten en el espectador una sola emoci¨®n y menos a¨²n una conmoci¨®n. M¨¢s o menos lo mismo que le ocurre hasta ahora a esta insufrible Berlinale.
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