Investigaci¨®n p¨²blica + investigaci¨®n privada
La colaboraci¨®n entre el sector p¨²blico y el privado para desarrollar proyectos de I+D es, segun el autor del art¨ªculo, una f¨®rmula novedosa l¨®gica y prometedora para Espa?a.
El IV Programa Marco del I+D de la Uni¨®n Europea, dotado con 1,9 billones de pesetas para el periodo 1994-1998, pone especial ¨¦nfasis en la participaci¨®n de las industrias en los diferentes programas espec¨ªficos y actividades que lo componen. Uno de los objetivos esperados de la participaci¨®n de las empresas es contribuir al aumento de la competitividad, crecimiento econ¨®mico y creaci¨®n de empleo en el conjunto de la Uni¨®n Europea. Al mismo tiempo, los Estados miembros de la UE y otros pa¨ªses, desarrollados, notablemente Jap¨®n y EE UU, han establecido pol¨ªticas cient¨ªficas nacionales, que incluyen igualmente una serie de medidas que estimulan la innovaci¨®n en las empresas a trav¨¦s de la investigaci¨®n y el desarrollo tecnologico, y facilitan la transmisi¨®n de conocimientos y tecnolog¨ªa desde los centros financiados con fondos p¨²blicos a las empresas. Queda, pues, patente que la participaci¨®n empresarial en I+D y la cooperaci¨®n entre el sector p¨²blico y el privado es una ambici¨®n de todos los pa¨ªses desarrollados.El est¨ªmulo directo a la innovaci¨®n en las empresas, a trav¨¦s de las pol¨ªticas cient¨ªfico-tecnol¨®gicas nacionales, se suele concretar en subvenciones para la realizaci¨®n de proyectos y desgravaciones fiscales por actividades de I+D. Aunque es dif¨ªcil alcanzar la unanimidad entre todas las partes interesadas para priorizar determinados sectores o empresas, las pol¨ªticas tecnol¨®gicas de est¨ªmulo son aplicadas, sin excepci¨®n, por todos los Gobiernos de los pa¨ªses desarrollados.
En todos los pa¨ªses, un porcentaje importante de la I+D se realiza en centros p¨²blicos. En Espa?a, seg¨²n datos de la OCDE, los centros p¨²blicos de investigaci¨®n realizan el 46% de la I+D. Asimismo, el porcentaje de inversi¨®n en I+D del sector privado en Espa?a, que representa el 48% del total del Estado, se acerca a la media de la Uni¨®n Europea (52%) y supera o iguala a pa¨ªses como Portugal, Grecia, Francia e Italia. Con esta divisi¨®n porcentual entre el sector p¨²blico y el privado es l¨®gico que los responsables de pol¨ªtica cient¨ªfica de todos los pa¨ªses desarrollados se hayan preocupado de establecer medidas que permitan una mayor colaboraci¨®n entre la I+D que se realiza en el sector p¨²blico y la del sector privado. Existe una larga lista de acciones emprendida, diferentes pa¨ªses, incluida Espa?a, como la creaci¨®n de centros de interfaces entre el sector p¨²blico y el privado, el est¨ªmulo al intercambio de personal, la disponibilidad de bases de datos de conocimiento y tecnolog¨ªa disponibles, etc¨¦tera. Son las acciones que podr¨ªamos calificar como de transferencia de tecnolog¨ªa de forma directa o indirecta.
Resultar¨ªa relativamente f¨¢cil llegar a un consenso sobre la libertad del sector privado en determinar d¨®nde y c¨®mo. realiza sus inversiones en I+D. La cuesti¨®n resulta mucho m¨¢s debatible si nos referimos al sector p¨²blico. Sin embargo, y sin ignorar el amplio espectro de opiniones que genera esta cuesti¨®n, la opci¨®n de los responsables de la pol¨ªtica cient¨ªfica en los pa¨ªses desarrollados ha sido clara: el sector p¨²blico debe dedicar una parte importante de su actividad a realizar, con fondos p¨²blicos y tambi¨¦n por contrataci¨®n con el sector privado, I+D que resulte de inter¨¦s para el sector productivo, como medio de generar riqueza que finalmente redunde en bienestar para los ciudadanos. Un buen ejemplo de ello es la orientaci¨®n que se ha dado al IV Programa Marco del I+D de 1a Uni¨®n Europea, tal como hemos comentado m¨¢s arriba.
Puestas as¨ª las cosas surge una serie de preguntas clave, entre las que quiero destacar solamente una de ellas: ?qu¨¦ acciones deben emprenderse para que la transferencia de conocimiento y tecnolog¨ªa desde el sector p¨²blico al privado sea m¨¢s satisfactoria de lo que ha sido hasta hoy? Aunque esta pregunta se ha formulado una y otra vez, sin que hasta el momento se haya obtenido una respuesta generalizable y enteramente satisfactoria, nunca se ha puesto en duda que este tipo de acciones deb¨ªan llevarse a cabo.
Las f¨®rmulas ensayadas hasta el momento, para expresarlo en forma gr¨¢fica, han consistido en la construcci¨®n de puentes de diversa naturaleza entre el sector p¨²blico y el privado, la mayor¨ªa de los cuales han demostrado una enorme fragilidad. Siguiendo la misma imagen, debemos acercar las estructuras para que los puentes sean de m¨¢s f¨¢cil construcci¨®n, y, a¨²n m¨¢s, ser¨ªa conveniente incluso evitar, en la medida de lo posible, la construcci¨®n misma de puentes. En otras palabras, es imprescindible realizar investigaci¨®n conjunta para que la transmisi¨®n sea directa y, en consecuencia, sencilla y poco costosa.
La realizaci¨®n de I+D conjunta entre el sector p¨²blico y el privado se ha venido estimulando ya en nuestro pa¨ªs a trav¨¦s de diversas acciones (proyectos PETRI, proyectos concertados). Tambi¨¦n, en esta l¨ªnea, se han ensayado f¨®rmulas que fa vorecen la cesi¨®n temporal de investigadores p¨²blicos a la empresa y viceversa. Estas f¨®rmulas, aunque de alcance modesto, no deben ser abandonadas. Globalmente, el resultado ha sido positivo, pero, probable mente, no ha sido determinante. Por ello, el Plan Nacional de I+D est¨¢ considerando una revisi¨®n cr¨ªtica de est¨¢s acciones, con el exclusivo objetivo de me jorarlas.
Un medio para poner en pr¨¢ctica la I+D conjunta es el establecimiento de redes, con la ayuda de las autopistas de la informaci¨®n, como instrumento que recibir¨¢ cada vez mayor atenci¨®n. Sin embargo, la expresi¨®n m¨¢s cabal de la realizaci¨®n conjunta de proyectos de I+D entre el sector p¨²blico y el privado, con los objetivos repetidamente mencionados, es que la I+D se lleve a cabo bajo el mismo techo. ?sta es una f¨®rmula mixta poco ensayada y que sin duda resulta prometedora, aunque no exenta de problemas.
La f¨®rmula mixta supone reunir los equipos de investigaci¨®n y desarrollo tecnol¨®gico, aunar esfuerzos econ¨®micos, utilizar la misma infraestructura, la misma biblioteca y compartir el progreso. Esta f¨®rmula est¨¢ basada conceptualmente en una l¨®gica impecable. Por esta raz¨®n es una f¨®rmula que tiene que ser apoyada; que, sin duda, puede calificarse de novedosa. ?ste es el caso de acciones iniciadas recientemente en Espa?a, entre las que podemos citar: el establecimiento de un grupo de inter¨¦s econ¨®mico entre el Centro Nacional de Microelectr¨®nica (CSIC) y diversas empresas, el acuerdo entre el Centro Nacional de Biotecnolog¨ªa (CSIC) y Pharmacia, el desarrollo de Centros T¨¦cnicos Nacionales de Conservas Vegetales (Navarra) y de Productos de la Pesca (Galicia).
No cabe duda, sin embargo, de que la cautela en la elaboraci¨®n del consiguiente acuerdo de colaboraci¨®n es absolutamente necesaria. Efectivamente, estamos tratando con dinero p¨²blico, procedente, por tanto, de los impuestos de los ciudadanos. La precauci¨®n debe basarse en un an¨¢lisis ponderado que determine el eventual beneficio mutuo y, en el caso del esfuerzo p¨²blico, en el valor a?adido que supone su contribuci¨®n a la competitividad de las empresas, en general.
Finalmente, es l¨®gico pensar que el personal de I+D altamente cualificado que ha sido formado con cargo a fondos p¨²blicos necesita una salida no s¨®lo en la Administraci¨®n, sino tambi¨¦n en el sector productivo. Ello necesita est¨ªmulos y, ciertamente, uno de ellos ser¨¢ la realizaci¨®n de I+D conjunta, con la f¨®rmula mixta, que permita a los empresarios seleccionar a licenciados y doctores que se adapten sin dificultad al ambiente empresarial.
Enric Banda es secretario general del Plan Nacional de I+D.
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