Bajo la dictadura de Pinochet
El ¨¦xito internacional de las novelas de la chilena Isabel Allende y de la coproducci¨®n europea La casa de los esp¨ªritus (1993), del dan¨¦s Bille August, est¨¢ dando lugar a un buen n¨²mero de adaptaciones cinematogr¨¢ficas de sus narraciones. De amor y de sombra es una coproducci¨®n entre Argentina y Espa?a, rodada con amplio presupuesto, dirigida por la debutante Betty Kaplan, norteamericana educada en Venezuela.Basada en hechos reales, narra c¨®mo una joven y bella periodista de buena familia se une a las fuerzas chilenas que trabajan en la clandestinidad para sacar a la luz una serie de cr¨ªmenes pol¨ªticos cometidos por el ej¨¦rcito. Al mismo tiempo que la muchacha toma conciencia, pasa de los brazos de un reaccionario capit¨¢n, que no resulta ser tan malo como en un principio parece, a los de un fot¨®grafo liberal, hijo de exiliados espa?oles.
De amor y de sombra
Directora: Betty Kaplan. Guionista: Donald Freed. Fotograf¨ªa: Felix Monti. M¨²sica: Jos¨¦ Nieto. Argentina, Espa?a, 1994. Int¨¦rpretes: Jennifer Connelly, Antonio Banderas, Camilo Gallardo, Diego Wallraff, Patricio Contreras, Stefania Sandrelli. Estreno en Madrid: Coliseum, Palafox, Juan de Austria, Novedades, Florida, Aluche.
Contada alternando los diferentes puntos de vista de los principales protagonistas, pero subrayando los hechos con una voz de fondo de la joven, el gran fallo de De amor y de sombra es la falta de s¨ªntesis demostrada por el guionista Donald Freed. Ocurren demasiadas cosas, a excesiva velocidad, y dando la misma importancia a las que la tienen y no la tienen, en un respeto total por la novela. Adem¨¢s, la directora, Betty Kaplan, que al menos tiene la virtud de narrar las peripecias de tantos personajes y dejar muy de lado el caracter¨ªstico "realismo m¨¢gico", no sabe transmitir ni la fuerza ni la emoci¨®n de la melodram¨¢tica historia que tiene entre manos. Parece demasiado distanciada de ella, como si las cosas que ocurren muy poco o nada le importasen, perdida en seguir la mec¨¢nica narrativa.
Y de nuevo, por problemas de censura, la pel¨ªcula no se ha rodado en Chile, sino en Argentina, con lo que el resultado tiene todav¨ªa mayor frialdad. S¨®lo en algunos momentos Jennifer Connelly logra infundir cierto calor a su personaje protagonista, mientras Antonio Banderas, a pesar de doblarse a s¨ª mismo, se limita a repetir su versi¨®n de latin lover revolucionario.
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