Sonrisas y l¨¢grimas
Louganis cuenta a estudiantes de periodismo su calvario de siete a?os con el secreto del sida
"Me llamo Greg Louganis, soy homosexual y seropositivo". As¨ª se present¨® el cu¨¢druple campe¨®n ol¨ªmpico de saltos de trampol¨ªn y palanca el pasado lunes ante los estudiantes de periodismo de la Universidad de Columbia, en Nueva York, en su primera aparici¨®n p¨²blica tras el anuncio cuatro d¨ªas antes, por televisi¨®n y prensa, de que est¨¢ infectado del virus del sida. El ex saltador habl¨® sin mostrar el menor signo de fatiga durante hora y media, contestando preguntas entre sonrisas y l¨¢grimas, a 200 j¨®venes y un n¨²mero casi similar de fot¨®grafos y periodistas.Louganis cont¨® su dif¨ªcil calvario de siete a?os, desde 1988, poco antes de los Juegos Ol¨ªmpicos de Se¨²l, cuando conoci¨® su infecci¨®n. Bronceado, con el pelo casta?o algo canoso y brillantes en una oreja y en las manos, hizo su primer servicio p¨²blico en la lucha que se ha planteado contra la enfermedad al estilo de Magic Johnson. "El mensaje que quiero daros", dijo, "es que aun siendo seropositivo quedan muchas cosas por hacer en a vida. Se pueden cumplir todav¨ªa objetivos y no desmoralizarse". Los aplausos acompa?aron sus palabras.
Bajas defensas
Confes¨® que tiene sida, pero sin s¨ªntomas a¨²n de haber desarrollado la enfermedad. Precis¨®, sin embargo, que el n¨²mero de sus linfocitos T4, cuya cantidad es una de las medidas del nivel de defensas del organismo humano, es "muy peque?o", por lo que su riesgo actual es grande.
Louganis reconoci¨® que se encuentra mucho "m¨¢s aliviado" desde que ha confesado que tiene sida, porque durante todos estos a?os hab¨ªa tenido miedo de decirlo, pues pensaba que no iba a encontrar trabajo y que acabar¨ªa encerrado en su casa de Malib¨², en la costa californiana al norte de Los ?ngeles. "Pero ahora que lo he dicho nada de esto ha ocurrido. Al contrario. S¨®lo recibo muestras de apoyo".
Un buen ejemplo de ello ha sido que la marca de ba?adores Speedo, con la que tiene un importante contrato publicitario desde hace a?os, se lo acaba de renovar y s¨®lo le pregunt¨® si ten¨ªa un buen seguimiento m¨¦dico.
"No pod¨¦is ni imaginar el enorme peso que supone llevar un secreto as¨ª. Yo tem¨ªa hablar en p¨²blico y cuando no ten¨ªa m¨¢s remedio que hacerlo vigilaba cuidadosamente lo que dec¨ªa", a?adi¨®. "La verdad te libera", repiti¨® varias veces.
Respecto a su homosexualidad, Louganis, que lo confes¨® el a?o pasado durante los Juegos Gay de Nueva York, no se muestra dispuesto a convertirse en portavoz ni bandera de causa alguna relacionada con ello. Trabaja, eso s¨ª, en escuelas para j¨®venes homosexuales en Los ?ngeles y Nueva York, lo mismo que en una asociaci¨®n que ayuda a los enfermos de sida para que tengan con ellos a sus animales de compa?¨ªa.
"Pero ser¨ªa un error considerarme como un modelo", confes¨®. "Cada uno tiene sus propias batallas que ganar, aunque vivir con el virus del sida es un gran desaf¨ªo".
Preguntado por su porvenir, Louganis dijo que criar¨ªa perros y eventualmente volver¨ªa a hacer teatro. Precisamente termin¨® la reuni¨®n con una frase de Jeffrey, la obra en la que trabaj¨® en 1993: "Es el sida a quien hay que odiar, no a la vida".
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