Recuerdos del har¨¦n
La escritora marroqu¨ª F¨¢tima Mernissi descubre los retos de la mujer ¨¢rabe
F¨¢tima Mernissi naci¨® en un har¨¦n de Fez en 1940, "cinco mil kiI¨®nietros al oeste de La Meca y mil kil¨®metros al sur de Madrid, una de las peligrosas capitales de los cristianos". Pertenec¨ªa a una familia acomodada, due?a de grandes extensiones de tierra y fiel a las tradiciones. La peque?a F¨¢tima creci¨® en un mundo de, ni?os y mujeres cuya frontera vigilaba celosamente el portero Ahmed. Medio siglo despu¨¦s, ha tejido sus recuerdos con el hilo de la fantas¨ªa para crear un bello relato digno de Scherezade: Sue?os en el umbral. Memorias de una ni?a del har¨¦n (Muchnik Editores).Doctora en Sociolog¨ªa e investigadora en el Institut Universitaire de Recherches Scientifiques de Rabat, Mernissi es autora de numerosos libros sobre el islam. Sue?os en el umbral es su primera novela. "Siempre he so?ado con escribir ficci¨®n. Las mujeres ¨¢rabes son excelentes narradoras". Como gu¨ªa ha tomado a Scherezade, "una mujer madura, intelectual y sexualmente atractiva. Es mi ideal de belleza. El uso sofisticado de las palabras es muy sexy para los ¨¢rabes , cuenta desde Berl¨ªn, donde se encuentra actualmente.
Scherezade utiliz¨® su imaginaci¨®n para seducir a un rey vengativo que, tratando de librarse del recuerdo de su esposa infiel, ejecut¨® a m¨¢s de mil j¨®venes tras desposarlas. Sus cuentos no eran inocentes. El libro de Mernissi, tampoco. "El har¨¦n es una met¨¢fora, un instrumento anal¨ªtico: designa cualquier frontera, visible o no, que trata de organizar una jerarqu¨ªa. En el har¨¦n cl¨¢sico, el juego estaba claro. Para la mujer moderna ya no lo es tanto, y no hago diferencias entre el Este y el Oeste. La frontera est¨¢ ah¨ª para destruir las capacidades de aquellos a quienes encierra y, sin embargo, tambi¨¦n est¨¢ ah¨ª para ser transgredida".
Un patio cuadrado
En el har¨¦n, la escritora aprendi¨® a convertir la imposibilidad en reto, la prohibici¨®n en transgresi¨®n, el defecto en virtud. Su relaci¨®n con las palabras es el mejor ejemplo. Hija y nieta de mujeres analfabetas, ella s¨®lo habl¨® ¨¢rabe hasta los 20 a?os. Decidida a traspasar la barrera del idioma, no s¨®lo aprendi¨® otras lenguas, sino que jam¨¢s ha escrito en la propia. Hasta la guerra del Golfo escribi¨® en franc¨¦s. Desde entonces, con un sentido pragm¨¢tico, lo hace en ingl¨¦s. Comprend¨ª que Estados Unidos es el pa¨ªs que domina nuestra cultura".
La infancia de Mernissi son recuerdos de un patio cuadrado rodeado de columnas de m¨¢rmol y azulejos y con una fuente en el centro. Cuatro enormes salones se abr¨ªan a este espacio: el de su familia;- el de la abuela paterna; el de sus t¨ªos y sus siete primos y, por ¨²ltimo, la sala donde los hombres com¨ªan, o¨ªan las noticias en la radio, cerraban negocios y jugaban a las cartas. En el piso superior habitaban las t¨ªas divorciadas y viudas con sus hijos. Todas las ventanas se abr¨ªan al patio. Ninguna daba a la calle.
En esta amplia vivienda cerrada al exterior no hab¨ªa eunucos ni esclavos ni bellas mujeres reclinadas voluptuosamente, atentas a los deseos de su se?or. El har¨¦n imperial otomano, que inspir¨® cuadros tan famosos como el Ba?o turco de Ingr¨¦s, desapareci¨® en 1909. Qued¨® en su lugar el har¨¦n dom¨¦stico, como el que se describe en Sue?os en el umbral. "Este concepto, m¨¢s burgu¨¦s que er¨®tico, designa al mismo tiempo una familia y el espacio en el que habita. Los padres y los hijos con sus esposas comparten la vivienda, unen sus recursos y las mujeres no deben salir", cuenta la escritora.
La peque?a F¨¢tima naci¨® en pleno caos: ni los cristianos ni las mujeres respetaban las fronteras establecidas por la tradici¨®n. En las medinas de Marruecos, dividido en dos por franceses y espa?oles, resonaban los ecos de la Il Guerra Mundial. En el har¨¦n, la situaci¨®n no era m¨¢s tranquila. Las mujeres se pasan el d¨ªa peleando con el portero y con sus maridos para poder salir, para quitarse el velo, para aprender a leer y a escribir... Los nacionalistas, que luchaban por la independencia del pa¨ªs, hab¨ªan prometido igualdad de derechos para los hombres y las mujeres. Mientras los nuevos tiempos llegaban, la vida en el har¨¦n continuaba su r¨ªgido curso.
Si en el patio imperaba el orden, en la ¨²ltima planta reinaba la imaginaci¨®n. En la terraza se contaban cuentos al anochecer, se representaban funciones de teatro y se realizaban todas las actividades ilegales de la casa: mascar chicle, pintarse las u?as con esmalte rojo, fumar cigarrillos americanos y hacer magia a la luz de la luna para conseguir, sobre todo, atractivo sexual.
Modernidad s¨®lida
Yasmina, una de las abuelas de F¨¢tima, le explica un d¨ªa qu¨¦ significa el har¨¦n: todo lugar donde rige un c¨®digo de comportamiento, o qa'ida. "Por desgracia, la qa'ida casi siempre est¨¢ en contra de las mujeres", le avisa. Los tiempos han cambiado, reivindica hoy Mernissi con orgullo. "La diferencia entre mi abuela y yo es que ella nunca dud¨® de que el Estado estaba en contra de ella, mientras que yo s¨¦ que tengo las leyes a mi favor".
Ni la censura ha conseguido hacer tambalear su s¨®lida fe en la Modernidad. Uno de sus libros, El velo y la ¨¦lite masculina, fue prohibido en 1987 en Marruecos y los pa¨ªses del Golfo. Si quer¨ªan arredrarla, le dieron m¨¢s fuerza. "Lo que ocurri¨® es un mero detalle: la excepci¨®n que confirma la regla".
La referencia a los fundamentalistas la hace reaccionar con viveza. "Hoy, un tercio de los m¨¦dicos, abogados y profesores universitarios de Marruecos son mujeres. El Estado moderno ¨¢rabe est¨¢ feminizado. Los occidentales se equivocan al pensar que el fundamentalismo es la realidad imperante. Es una mera reacci¨®n contra la modernidad que ha cambiado el sistema. Si quieren que las mujeres nos pongamos velo es precisamente porque no lo llevamos".
Los harenes desaparecieron en la d¨¦cada de los cincuenta, arrastrados por una importante revoluci¨®n demogr¨¢fica. "Hay muchos factores: la masiva incorporaci¨®n de las mujeres al trabajo en la ciudad, el fin de la familia tradicional y de la econom¨ªa basada en ella, la alta emigraci¨®n femenina...". Su desaparici¨®n no ha afectado, afortunadamente, a una de las instituciones ¨¢rabes m¨¢s hermosas: el hammam (ba?o), ¨²nico sustituto conocido del para¨ªso, al que el libro dedica p¨¢ginas llenas de belleza.
"El mensaje del libro es que las mujeres nunca son pasivas. Hace 50 a?os estaban encerradas entre cuatro muros y, no obstante, eran conscientes de que el sistema estaba equivocado. Al poder exterior, que estaba contra ellas, opon¨ªan su fuerza interna", declara. "Mi madre nunca admiti¨® la superioridad masculina por considerarla absurda y totalmente antimusulmana".
Traspasado el umbral, F¨¢tima Mernissi ha descubierto la piedra filosofal que permite convertir las palabras en poder. "Tener la capacidad de expresarme me proporciona una inmensa felicidad". Scherezade puede estar orgullosa.
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