Canal + emite un documental que critica el circo informativo en torno a O. J. Simpson
En 1935, el proceso por el secuestro y el asesinato del hijo del h¨¦roe de la aviaci¨®n Charles Lindbergh se transform¨® en un aut¨¦ntico circo que llev¨® a la prohibici¨®n de las c¨¢maras en los tribunales en los 40 a?os siguientes. Hoy, el proceso del ¨ªdolo ca¨ªdo O. J. Simpson es un entretenimiento dom¨¦stico. El marketing de un asesinato, que hoy emite Canal + a las 18.47) explica hasta qu¨¦ extremos ha llegado el fen¨®meno de mercadotecnia generado por el caso, el de mayor cobertura en la historia de los grandes medios de comunicaci¨®n.
El circo informativo montado en tomo al ex futbolista y actor americano, acusado de asesinar a su ex mujer y a un amigo de ella, est¨¢ confundiendo la l¨ªnea divisoria entre informaci¨®n y entretenimiento, entre periodismo serio y periodismo amarillo. El reportaje canadiense El marketing de un asesinato, grabado en California, Florida y Nueva York, critica ese circo.Hay una avidez alimentada por los medios de comunicaci¨®n, que nunca vivieron un fen¨®meno como el de los 100 millones de telespectadores que siguieron en directo la gran escapada de O. J. en su ranchera blanca. Simpson ya era famoso como ¨ªdolo del deporte, pero su cotizaci¨®n se dispar¨® con su detenci¨®n. Desde la guerra del Golfo, la CNN no hab¨ªa vuelto a saborear las mieles del triunfo hasta que decidi¨® convertirse a la simpsonman¨ªa. La sede de la cadena en Loss ?ngeles se dedica ¨ªntegramente al caso: 70 personas exprimiendo el asunto. Otras cadenas por cable, como la Court TV (la cadena de los tribunales) y E! Entertainment, comparten el pastel de la audiencia que le roban a los magazines sensacionalistas de la televisi¨®n convencional. Los informativos de las grandes cadenas contraatacan con revelaciones explosivas sobre el caso, aunque al d¨ªa siguiente haya que reconocer el error de la informaci¨®n.
El juez del proceso Simpson, Lance Ito, denunci¨® a los medios y su voracidad culpable. Amenaz¨® con prohibir las c¨¢maras cuando la KNBC difundi¨® una exclusiva sobre supuestas pruebas de ADN que culpabilizar¨ªan a Simpson. Las pruebas a¨²n no hab¨ªan sido realizadas.
Estamos en el planeta Simpson. S¨®lo en las cadenas de televisi¨®n se calculan unos 27.000 reportajes dedicados al caso, sin contar la cobertura de los informativos. Los Angeles Times ha puesto el nombre de Simpson a m¨¢s de 1.000 reportajes y, gracias al caso Simpson, tres millones de ejemplares tira National Enquirer, una revista carro?era que se embolsa un mill¨®n de d¨®lares por semana.
El propio O. J. Simpson ha montado su industria: un mill¨®n de d¨®lares por su libro I want to tell you, una respuesta a las 300.000 cartas que le llegaron a la c¨¢rcel. El v¨ªdeo de puesta en forma que grab¨® antes del suceso est¨¢ en millones de hogares.
?Y qu¨¦ hay de la justicia, cuando los abogados son comparsas de un drama televisivo nacional, cuando se sentencia por televisi¨®n antes que en la sala, cuando testigos esenciales adelantan a las cadenas revelaciones y juicios antes de sentarse en el banquillo?
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